MURIO UN PILOTO EN LA CARRERA DE FORMULA RENAULT, EN RIO CUARTO
Una tragedia fierrera
Matías Rico, de 19 años, perdió la vida cuando perdió el control del coche que conducía y fue embestido por otro competidor a más de 150 km/h. El piloto de Necochea sufrió varios paros cardíacos y falleció en el hospital. La carrera de TC 2000 no se suspendió pese a la tragedia, y Norberto Fontana la ganó de punta a punta.
Matías Rico, de tan sólo 19 años, soñaba con ser como Michael Schumacher. Estudiaba Ingeniería Aeronáutica en La Plata y corría para el equipo de Eduardo Bouvier en la Fórmula Renault, la escuelita del automovilismo argentino. El viernes, su papá Juan Carlos salió de Necochea, de donde es la familia, pasó a buscar a su hijo por la capital bonaerense y pusieron proa a Río Cuarto. Aquellos sueños se aceleraron sobre el asfalto curtido del autódromo del sur cordobés, pero una voltereta, un trompo repentino, un choque absurdo, liquidaron sus ilusiones y se llevaron su vida. Rico falleció a consecuencia de las heridas recibidas en un accidente ocurrido durante la disputa de una carrera de la Fórmula Renault, que acompañaba al Turismo Competición 2000 en el circuito del sur cordobés.
Rico, de 19 años, murió en el policlínico San Lucas de Río Cuarto, a donde había sido trasladado después del accidente, poco después de las 10.30. En el momento de producirse el deceso, el piloto de Necochea estaba acompañado por su padre, quien lo había acompañado a Río Cuarto para verlo correr.
El accidente se produjo en la segunda vuelta de la final, cuando el Crespi-Renault que conducía Rico transitaba la recta principal junto a un apretado pelotón. El coche mordió el pasto de la banquina izquierda y salió de la pista; el chico de Necochea quiso regresar rápidamente al circuito y al hacerlo el coche se cruzó, frente al pelotón que avanzaba. Así, fue violentamente impactado en el lateral derecho por una unidad similar conducida por Matías Milla, un chico de su misma edad, campeón de karting, que debutaba ayer en la F-Renault.
El impacto fue brutal. Las imágenes mostraron la carlinga de plástico desprendiéndose del coche, el cuerpo de Rico sacudiéndose, la cabeza casi inerte. El servicio médico del TC 2000, encabezado por el doctor Pedro Bressi, corrió en su socorro. Rico sufría pérdida de conocimiento y graves heridas, por lo que se decidió su traslado al policlínico San Lucas de la ciudad cordobesa; en el trayecto sufrió un paro cardíaco, y una vez internado en la Sala de Terapia Intensiva del policlínico experimentó dos nuevos paros. El chico falleció minutos después de la llegada al hospital de su padre.
Milla, por su parte, también fue trasladado al mismo centro asistencial, donde fue atendido de su lesión en la pierna izquierda y en principio sólo sufrió un fuerte traumatismo en el tobillo y la rodilla izquierda.
La empresa Renault, que patrocina a la categoría, decidió retirar de la programación a las carrera de la F-Renault, que había sido detenida, y la de Fórmula Súper Renault, que iba a correrse después.
Rico debutó en la Fórmula Renault en el año 2000, aunque no era un asiduo participante de la categoría. En el año 2001 corrió siete pruebas, terminando el torneo en el 17º lugar, y este año pretendía competir todo el campeonato: en la primera carrera, disputada en General Roca dos semanas atrás, había finalizado en la séptima posición. El último accidente fatal en la Fórmula Renault databa de 1984, cuando Oscar Franciscángelo perdió la vida en el autódromo de Buenos Aires.
La muerte de Rico abrió el espacio de la polémica: ¿debía competir el Turismo Competición 2000, de acuerdo al programa, o era lógico suspender la carrera? Pero el titular del TC 2000, Pablo Peón, convocó a una conferencia de prensa, donde tras expresar su dolor por la muerte de Rico confirmó la competencia final de la categoría, al considerar que estaban dadas todas las condiciones de seguridad en pista y debían cumplir los compromisos asumidos e incluso “respetar al público”.
Gabriel Furlan, otro dirigente del TC 2000 y piloto, se mostró partidario de correr, dado que el accidente de Rico no debía atribuirse a ninguna falla en el aspecto de la seguridad. Algunos pilotos expresaron en voz baja su voluntad de no competir, aunque luego todos lo hicieron finalmente. La actitud que más extrañó fue la de Juan María Traverso, quién expresó públicamente esa voluntad, pero luego siguió las instrucciones de su equipo y tomó parte de la carrera. “Lo más coherente, después de lo que pasó, es irse de aquí –dijo Traverso en principio–. Es lamentable que alguien te diga que es más importante la carrera de porquería ésta, ante lo que pasó. Parece que en el país nos estamos acostumbrando a que haya muertes todos los días y que todo siga igual. Pienso que el automovilismo tendría que dar un ejemplo y no seguir el espectáculo después de lo ocurrido.”
Cuando muchos comenzaban a felicitar a Traverso e incluso consideraban que la carrera no debía correrse, el polémico piloto de Ramallo sorprendió a todos los presentes cuando fue con su auto a la largada.
La carrera se terminó muy pronto, apenas Norberto Fontana le quitó, en la largada, la primera posición a Furlan, y dominó la punta de la manera en que quiso. “Cuando Furlán puso segunda su auto se quedó. Lo pasé y tomé la punta en la primera curva. Al final tenía miedo de no llegar porque al comienzo le dimos a los neumáticos, y después regulé progresivamente para asegurarme el triunfo”, señaló Fontana.
Furlan se quedó sin la sexta marcha, y se retrasó. Estaban Tuero lo superó y quiso descontar la ventaja que le llevaba el arrecifeño. “Lo fui a buscar, pero no me dio...”, reconoció el ex Minardi en el final. Los dos Focus de Ford terminaron cuarto y quinto con Walter Hernández y el campeón Gabriel Ponce de León.
No hubo celebración en el podio. No debía haberla. Acaso ni siquiera debió haberse corrido.