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Lunes, 29 de abril de 2002

HABER SIDO FUNCIONARIO DEPORTIVO EN LOS ULTIMOS 30 AÑOS TIENE SUS PRIVILEGIOS

$e jubilaron por deporte

Pasaron en algún momento por la función pública, en la que invirtieron no demasiados años, pero los suficientes como para retirarse de la actividad con una pensión más que interesante y bastante menos edad que la requerida. Personalidades como Santiago Leyden, Rodolfo O’Reilly, el polémico José Sanfilippo o el pintoresco Livio Forneris forman parte de una lista de privilegiados que le cuesta 30 millones de pesos mensuales a la sociedad argentina.

 Por Gustavo Veiga

En un fárrago de nombres, números y fechas que contienen la historia de uno, entre tantos privilegios que aún se toleran en la Argentina, están ellos. No son ex ministros de la última dictadura que le escaldarían la piel al ciudadano común, como José Alfredo Martínez de Hoz o Roberto Alemann; tampoco son políticos que estarían a resguardo si tuvieran la peregrina idea de caminar por la calle, como Alvaro Alsogaray y Herminio Iglesias; ni siquiera son marginales de la política como Norberto Imbelloni o Juan Carlos Suardi, que acaso zafarían del escarnio porque sus rostros ya no resultan familiares. Ellos sólo tienen en común con estos personajes una jubilación de privilegio otorgada en las tres últimas décadas. A este grupo de veteranos prematuros lanzados a la búsqueda de una vejez desahogada lo integran ex funcionarios que ejercieron la conducción del deporte durante distintos gobiernos y que en la actualidad perciben jubilaciones pagadas por el Estado que casi no bajan de los 3500 pesos. Santiago Leyden, Livio Forneris y hasta José Sanfilippo, el ex goleador de Boca y San Lorenzo, ahora devenido columnista deportivo, integran la nómina junto a otros hombres no tan conocidos, pero que se entreveraron con atletas a menudo amateurs y que hoy no reciben semejantes prebendas.
Líbero accedió al padrón actualizado de beneficiarios hasta el 26 de abril, en una unidad de atención integrada de la Anses en el que figuran casi una decena de ex secretarios, subsecretarios y directores del deporte nacional, que cobran su jubilación mediante alguna ley especial que les permitió retirarse antes de cumplir la edad requerida. Allí hay de todo. Desde hombres que prestaron sus servicios durante la última dictadura militar, como Julio Fernández Mendy, hasta el ex secretario de Turismo y Deporte en el peronismo de los años 70, Pedro Eladio Vázquez.
La ley 21.121 que se mantuvo vigente entre el 15 de octubre de 1975 y el 31 de diciembre de 1991 fue la pionera, que indicó el camino a otras normativas que permitieron alcanzar la cifra de casi 16 mil jubilaciones de privilegio vigentes en la actualidad. Siempre en el área deportiva, el periodista Alejandro Yebra se convirtió en uno de los primeros funcionarios que tramitó su retiro, en abril de 1977, por el que hasta ahora cobró 4250 pesos mensuales. Había sido el segundo de Adolfo Philippeaux, un militar justicialista que se salvó de ser fusilado por la autodenominada Revolución Libertadora, quien condujo brevemente la Secretaría de Deporte en la década del 70.
Pedro Eladio Vázquez terminó en la cárcel tras el golpe de Estado de 1976. Su gestión había tenido un perfil más alto que otras, quizá como resultado de su subordinación a José López Rega, el ministro de Bienestar Social de quien fue su asesor primero y secretario de Deportes después. Vázquez recién tramitó su retiro en noviembre de 1984, con el gobierno de Raúl Alfonsín en plena primavera democrática. Hoy cobra 3640 pesos.
El primer civil que encabezó el área deportiva durante la última dictadura fue Santiago Leyden. Jorge Rafael Videla le había traspasado el mando a Roberto Viola y ya no estaban los generales Domingo Trimarco y Arturo Barbieri, antecesores en el cargo del actual presidente de Ferro. En agosto de 1982, con la Guerra de Malvinas recién terminada, Leyden obtuvo su jubilación de privilegio a los 48 años cuando la edad requerida era de 60. Hasta hoy percibe 3500 pesos.
Julio Fernández Mendy y Aldo Monti timonearon la Secretaría de Deporte durante el último tramo del régimen militar. Gobernaba el general Reynaldo Bignone y ambos se sucedieron en el cargo entre julio de 1982 y diciembre de 1983. Fernández Mendy se anticipó en el trámite jubilatorio. Desde marzo de 1982 recibe una paga del Estado que asciende a 4498,90 pesos, mientras que Monti cobra 4250 pesos desde mayo del ‘88. El padrón de laAnses refleja de modo irrefutable que ambos se jubilaron a los 54 y 50 años, respectivamente.
El caso de Rodolfo Felipe O’Reilly, un hombre del rugby ligado al CASI que acompañó al ex presidente Alfonsín desde el máximo cargo en el ámbito deportivo, es diferente de los anteriores. Las planillas de la Anses demuestran que se acogió a su jubilación especial en julio de 1988 cuando apenas tenía 48 años. Quien fuera también entrenador de Los Pumas percibió 3458 pesos hasta junio de 2000, cuando suspendió de manera voluntaria el beneficio que recibió durante 12 años.
La gestión deportiva de Carlos Menem ha dejado como carga para el deteriorado sistema previsional a un par de sus exponentes. El más notorio es Livio Forneris, el profesor y masajista del ex presidente que condujo la secretaría que hoy ocupa Daniel Scioli, entre noviembre de 1992 y junio de 1996. Durante su gestión se organizaron los Juegos Panamericanos de Mar del Plata, pero él se jubiló el mismo año de su partida con un haber de 3624 pesos que cobra a través de la Caja de La Rioja.
Horacio Guardado, uno de los ex funcionarios que trabajó durante la gestión de Forneris, ha sido el más precoz entre los jubilados de privilegio. Su alta en la Anses data de setiembre de 1991, cuando apenas tenía 42 años y aún no se había sumado a la Secretaría de Deporte, donde ocupó el cargo de subsecretario. Hoy percibe gracias a una ley especial 4250 pesos que paga la sociedad.
Una curiosidad que arroja la base de datos es la inclusión de José Sanfilippo, el ex futbolista y ocasional crítico que hasta hace poco aparecía en programas de TV flacos de rating gracias a sus bravatas. El Nene, que a diferencia de los anteriores funcionarios no se desempeñó en el ámbito nacional y sí en la ciudad de Buenos Aires con el cargo más alto en el área deportiva, se convirtió en pasivo a los 55 años con un haber de 3353 pesos. Su caso podría encuadrarse junto al de otros jubilados notorios (ver aparte), pero, a diferencia de aquéllos, Sanfilippo pasó por la función pública como director de Deportes capitalino durante la administración de Carlos Grosso.
La lista que se enuncia aquí seguramente es parcial debido a que no abarca a todas las cajas previsionales y, en particular, la que reúne a los militares, conchabados en cantidad nada despreciable durante la última dictadura y no por amor al deporte. Incluso, hay ex funcionarios cuyos datos no están actualizados en nóminas divulgadas a través de Internet u otras fuentes que se utilizaron para esta investigación. Alberto Dallo, un profesor que se desempeñó en Deportes a fines de la década del 60, figura como beneficiario de una jubilación de 4250 pesos, cuando en rigor, hoy cobra 855,89 pesos.
Se estima que el Estado gasta unos 30 millones de pesos por mes en el selecto grupo de personas que cumple con uno o más de estos tres requisitos: haberes superiores a los 2500 pesos, menor edad a la requerida por el régimen general al momento de acogerse al beneficio y leyes hechas a medida para gozar de una vejez placentera.
Haber sido funcionario deportivo también tiene sus privilegios.

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