Para la judoca Paula Pareto 2015 fue el mejor año de su carrera. Esta deportista de excelencia, que se recibió de médica en 2014, pudo dar el zarpazo y llegar a lo más alto del mundo en uno de los estilos de lucha deportiva. Su temporada había arrancado de gran forma: se colgó el oro en el Open Panamericano de Santiago de Chile y Buenos Aires, además del Gran Prix de Samsun (los tres en marzo) y de Budapest (en junio).

A su vez, la bonaerense de 29 años, oriunda de San Fernando, fue escolta en el Panamericano Senior en Edmonton, Canadá, y en el World Master de Rabat, ambos en mayo. En los Juegos Panamericanos de Toronto, en la categoría 48 kilos, le tocó caer en la final ante la cubana Dayaris Mestre. Aún acostumbrada a los éxitos permanentes, como el que había logrado cuatro años atrás en esta misma competencia celebrada en Guadalajara y ante la misma oponente, la Peque levantó a su rival para homenajearla por su triunfo. Porque en su carrera el reconocimiento hacia el otro siempre fue una premisa, tal como incorporó de la cultura japonesa. De la mano de su entrenadora Laura Martinel, esta deportista becada por la Secretaría de Deporte y el Ente Nacional de Alto Rendimiento (Enard) siempre se ocupó de analizar a sus rivales para definir la mejor estrategia. A eso le adosó muchísimo entrenamiento, concentración y una planificación que le permitió, entre otras cosas, terminar una de las carreras más complejas de la Universidad de Buenos Aires.

Luego del segundo puesto en la cita panamericana, la judoca se tomó revancha rápidamente y de la mejor forma. Porque todavía daba vueltas por su cabeza esa posibilidad y porque a ésta se sumaba el subcampeonato del mundo que había alcanzado en Chelyabinsk, Rusia, el año pasado. Con lo cual, fiel a su estilo, no perdió tiempo y acudió al Mundial de Astana, Kazajistán, con ganas de dar el gran golpe de su carrera. Y lo logró. Superó a la vietnamita Ngoc Tu Van, a la belga Charline Van Snick y luego a la húngara Eva Csernoviczki. Así se metió en semifinales, donde hizo lo propio ante la coreana Bo Kyeong. Finalmente se impuso ante la ex campeona del mundo en Tokio 2010 y París 2011, la japonesa Haruna Asami, por 2-1 en penalizaciones. “Estoy feliz, la verdad que es una de las medallas más importantes de mi carrera”, dijo Pareto, con una sonrisa que parecía quedarle chica a su poderoso cuerpo de 1,50. El título mundial fue el segundo que sumó una deportista argentina luego de la consagración de Daniela Krukower, en 2003, con la misma entrenadora.

El broche de oro, por si hacía falta, fue el Olimpia de Oro que la convirtió en la mejor deportista del año que acaba de finalizar.