Lun 08.09.2003
libero

AUTOMOVILISMO Y MOTORES

Montoya

No fueron pocos los que llegaron a pensar que aquella maniobra de Brasil 2001, cuando Juan Pablo Montoya prepeó a Schumacher como ningún otro competidor se habría animado para arrebatarle la punta de la carrera, había sido un espejismo. El colombiano sensación produjo después poco más, casi ningún resultado concreto, y hasta fue criticado por su patrón Frank Williams como más afecto a las hamburguesas de McDonald’s que al entrenamiento.
Algo ha cambiado. No sólo porque Montoya ha respondido, años más tarde, con una carga irresistible contra el título que había prometido conquistar, sino porque aquella fidelidad al hombre que le dio la oportunidad de llegar a la F-1 fue trocada por un contrato con una escuadra rival: es muy probable que el piloto de Bogotá maneje un McLaren en la próxima temporada. Y lo peor que podría pasarle a Williams –por aquellas críticas y por otras que continúan escuchándose– es que Montoya se lleve el 1 a otro equipo...
Nada puede ser tan perfecto para el equipo de Grove en estos días. Las gomas Michelin han dado un enorme salto de calidad en el 2003; el motor BMW que equipa a los autos es el más potente del mercado, arañando los 900 HP a casi 18.000 rpm; el Fw25 no es una variante del coche de la temporada pasada sino uno completamente nuevo, diseñado para ser el más corto entre ejes de toda la F-1, lo que mejora su comportamiento en curvas lentas, lo hace más predecible y, especialmente, acabó con los problemas de tenida del tren trasero, tan inestable en el modelo anterior que había que utilizar carga de alerón en exceso para curarlo, pero perdiendo así velocidad en las rectas y desperdiciando la potencia del motor.
A este conjunto ideal, el equipo inglés le extrajo todo su poderío de mitad de torneo en adelante, cuando descubrió la puesta a punto más adecuada. Por eso, después de que explotara su motor en Austria, durante mayo, Montoya no se bajó nunca más del podio: lleva siete consecutivos.
El colombiano es, hoy, la apuesta más clara para ganar el título. Pero su camino no está despejado. La ventaja que sacó Michelin en el terreno de los neumáticos corre riesgo de extraviarse. Y la enésima crítica que le ha formulado Patrick Head, el director técnico de Williams, a JPM, como llaman a Montoya en la escudería, pudo haberlo exasperado una vez más, pero no deja de ser lógica.
“Para salir campeón del mundo –le recriminó– no hay que andar haciendo trompos.” El inglés trajo a colación no sólo el dibujo del colombiano en Hungría, en el que no llegó a perder el tercer puesto, sino también los de Melbourne y Montreal, que lo privaron ciertamente de ganar. Se acepta que a nivel de agresividad, Montoya es tan áspero como Schumacher, pero su propensión a equivocarse también es, por el momento, mayor. Y esa tendencia estará a prueba en condiciones de altísima presión. Si no llega a Suzuka con ventaja, difícilmente sea el monarca.

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