FúTBOL › OPINION
Que hagan una “baquita”
Por Diego Bonadeo
Como el infrascripto –ridículo barroquismo utilizado de vez en cuando por quienes presumen que lo que van a decir o escribir es de supina trascendencia–, sea quien esto escribe, no conoce los “códigos” de quienes entornaron el superclásico de pacotilla que ayer juntó de todo menos fútbol en la cancha de River, no sabe a ciencia cierta –otra vez, quien esto escribe– si se escribe “vaquita” o “baquita”, como sinónimo lunfa de “colectita”, el título de esta entrega va ad referendum de si es con b larga o con v corta. A riesgo de error, por ahora titularemos con b larga.
Pero si la falacia archidifundida alrededor de la sustancial importancia de los directores técnicos, que incluso llegó a considerarlos más importantes que los jugadores, hizo confundir incluso a quienes presumen estar más cerca del buen paladar (quizá porque se reúnen regularmente a degustar jugosas carnes y generosas libaciones allí cerquita de Libertador y Ocampo) que de la casetera y el tacticismo, al punto de circunscribir la previa de River-Boca a un enfrentamiento Merlo-Basile, quizá podrían en nocturna tertulia juntar algún dinerillo para devolver a ilusos e ilusionados que en las tribunas o frente a los televisores –pagando entradas generales, plateas y codificados– perdimos casi dos horas de la tarde del domingo.
Que River fue menos malo que Boca ya es casi una anécdota, y para el juego no es bueno que lo que pasa los domingos en las canchas solamente sirva para joder los lunes. Y esta vez ni siquiera eso.