“Bianchi dijo que se encontraba con fuerzas, pero para nosotros era un ciclo que ya había terminado.” Con esas palabras, Daniel Angelici anunció la destitución del entrenador más exitoso de la historia de Boca. Tres derrotas (Newell’s, Rafaela y Estudiantes) y una victoria agónica (Belgrano) fueron suficientes para desencadenar el desenlace en la cuarta fecha del certamen. La relación venía desgastada: resultados no muy positivos, numerosas lesiones en el plantel, refuerzos que no rindieron –algunos acercados por el hijo del DT–, internas del grupo que salían a la luz y hasta la publicación del contrato de Bianchi en los medios se conjugaron para la desconfianza mutua. Y aquel 1-3 en La Plata desencadenó que el 28 de agosto concluyera el tercer ciclo de Carlos Bianchi como entrenador de Boca.