Domingo, 17 de agosto de 2014 | Hoy
Por años, Felipe Nieto investigó la vida de Jorge Semprún en relación con sus etapas en el Partido Comunista, trabajo que concluyó en un libro que el año pasado recibió el Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias, La aventura comunista de Jorge Semprún. Una historia personal del escritor español pero también ineludible indagación de un período histórico que abarcó los avatares de varios países y etapas del pensamiento y la praxis de la izquierda.
Por Fernando Bogado
Afirmar que la vida de Jorge Semprún (Madrid, 1923 - París, 2011) resume perfectamente los avatares históricos y políticos de la Europa del siglo XX es casi un lugar común, algo que ha sido repetido innumerable cantidad de veces tanto por la prensa como por los comentarios académicos especializados. Pese a este diagnóstico, no sorprende encontrar todavía publicaciones que indaguen en una figura que parece haberlo vivido todo y que ha sobrevivido para contarlo. La aventura comunista de Jorge Semprún, de Felipe Nieto es, sin lugar a dudas, un original acercamiento a la vida de un hombre que, con el paso de los años, parece erigirse como un símbolo que no sólo funciona dando testimonio de una época sino que, como todo símbolo, como todo “lugar común”, todavía es parte de numerosas polémicas.
El recorte de este arduo trabajo de investigación es claro: esta “aventura” comunista comienza desde la afiliación al partido entre 1942-1943 y finaliza con su expulsión en 1964. Ese acercamiento al comunismo ya está sumergido en la médula misma del siglo XX, anticipada por los hechos españoles de la década del ’30: hijo del intelectual republicano José María Semprún Gurrea, el joven Jorge Semprún y su familia se vieron forzados a abandonar España en 1936 luego de los acontecimientos que derivarían en la Guerra Civil. Ya en París, y con la carrera de filosofía comenzada, decide ingresar, una vez iniciada la Segunda Guerra Mundial, al Partido Comunista Español en el exilio y de ahí, directamente, a la guerrilla antifascista organizada por el PC Francés, los “maquis”. Jorge Semprún, ahora Gérard Sorel, tenía 19 años.
Sin embargo, el momento más significativo y trágico de la vida de Semprún estaba todavía por venir. Capturado el 7 de septiembre de 1943, el joven español es enviado al campo de concentración de Buchenwald el 4 de enero de 1944, un campo de grado II, según la tipificación burocrática nazi, llamado en la jerga Konzentrationslager. Será en ese lugar en donde el biografiado obtendrá un número (el 44.904) y un título del cual se sentirá orgulloso, fruto de la obsesiva clasificación de los encerrados en el infierno: desde ese momento y hasta su muerte, Semprún será un Rotspanier, un rojo español.
Felipe Nieto logra en este libro condensar los principales hechos de la vida de Jorge Semprún en un registro que excede lo biográfico y trasciende la recolección de anécdotas para colocarlas en una serie crítica que pasa de lo más personal a lo general, como si el verdadero objetivo no fuese tanto recuperar la vida del escritor como relatar las “aventuras” del Partido Comunista Español, desde el exilio de sus miembros luego de la derrota en la Guerra Civil hasta su reorganización y lucha contra el franquismo en la clandestinidad. Así, la reconstrucción del contexto histórico y político en el que se desarrollarán los eventos que tienen a Semprún como protagonista son notables análisis de la coyuntura histórica que el partido debe interpelar e interpretar para poder generar una estrategia acorde a la situación y cumplir con su objetivo: instalar la sociedad por venir.
El libro, claro, no está desprovisto de polémicas. Dos son las más destacables y en donde el propio Nieto busca generar una intervención. La primera está relacionada con la estancia de Semprún en Buchenwald: Carlos Semprún Maura, hermano de Jorge, denunciaría en su segundo libro de memorias, A orillas del Sena, un español..., aparecido a finales de los ’90, la vinculación de Jorge con los grupos de resistencia comunistas y españoles en el interior del campo que pasaban listas de prisioneros que deberían ser enviados a la cámara de gas, protegiendo así a los miembros de la organización. Carlos Semprún, indirectamente mencionado en este trabajo, llegó hasta el punto de llamar en sus memorias a su hermano “el único kapo conocido, o sea con éxito de ventas, que ha escrito sus memorias de deportado”. Nieto es muy cuidadoso al insertarse en este complejo episodio, señalando la “ignorancia” y la “mala fe” de estas declaraciones.
El otro gran asunto es su clara adscripción al stalinismo durante los años de trabajo clandestino en España, ya liberado del campo y luego de algunos años perdido entre los círculos de intelectuales franceses de la posguerra. De los varios episodios en donde Semprún demuestra una fe ciega en el partido, quizá los más relevantes sean su polémica con Marguerite Duras –que lo consideraba un “soplón” que la había denunciado a las altas cúpulas del PC Francés– y su falta de testimonio frente al falso proceso y posterior ejecución del checo Josef Frank en 1952, acusado de haber sido cómplice de la Gestapo, cosa imposible considerando que fue compañero de Semprún durante su encierro en el campo de concentración. Aun así, Nieto recalca que es desde su fuerte compromiso con el partido y la causa comunista de donde emerge este comportamiento, transformándose luego en una suerte de glaciación intelectual que también puede servir para entender el largo silencio que lo separa de la publicación de su primer libro, El largo viaje (1963), aparecido cuando comenzaban las acusaciones y los enjuiciamientos que terminarían en la expulsión de Semprún del PC, por esos años, escondido tras el alias de Federico Sánchez y responsable de un lento y notable trabajo de infiltración y reorganización de la lucha antifascista en España.
El incipiente escritor que debe enfrentar en 1963-1964 las acusaciones hechas por los principales dirigentes del PCE, el secretario general Santiago Carrillo y la líder Dolores Ibárruri, conocida con el nombre de “Pasionaria”, demuestra una maduración que lo aleja de esa ciega fe a los dictados de la URSS y lo vuelcan cada vez más al rol crítico de un escritor, aunque “espiritualmente” comunista, no alineado. En su defensa, Jorge Semprún/Federico Sánchez dejó bien en claro qué era lo que le criticaba a la gestión de ese momento: su fuerte “subjetivismo”, que olvidaba las condiciones objetivas necesarias para la revolución y que enviaba a muchos miembros a una muerte inútil; su apego al “personalismo”, que todavía producía las mismas condiciones que habían llevado a un dictador como Stalin al poder; y su errónea interpretación de la coyuntura histórica, que no podía ver que el fin del franquismo no era el fin de la sociedad capitalista en España.
Este largo trabajo de investigación iniciado en 2007 con motivo de la tesis doctoral de Felipe Nieto y finalizado en este libro, galardonado en septiembre del año pasado con el XXVI Premio Comillas de Historia, Biografía y Memoria, recorta el denominado “período comunista” de Jorge Semprún y ahonda no sólo en las luchas del hombre sino en los conflictos del PCE luego de la etapa heroica de su actividad en la Guerra Civil. El autor de La escritura o la vida (1994) o Autobiografía de Federico Sánchez (1977), entre muchos otros trabajos, muestra en su propia vida las complejidades, las contradicciones y las luchas de un tiempo que, bien mirado, sigue siendo el nuestro. El ejercicio de Nieto, en este sentido, es clave: no nos queda más que volver a esta época para repensarla.
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