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Domingo, 6 de julio de 2003

Viajando por Italia con Cesare Marchi

FUGA A SORRENTO
Cesare De Marchi

Feltrinelli
Milán, 2003
154 págs.

Presa del furor poético y de la melancolía, Torquato Tasso, ya consagrado como autor del más grande poema épico del Renacimiento tardío (la Gerusalemme liberata, 1575) y encerrado en un convento de Ferrara (con la dinastía de los Este, una de los centros de la cultura renacentista) después de haber acuchillado a un sirviente, escapa, vestido de pastor, hacia Sorrento, su ciudad natal, en el Golfo de Nápoles, donde vive su hermana Cornelia en un régimen de semiclausura. La poesía de Tasso está atravesada por encantamientos, viajes, travestidos y reconocimientos. En el relato que da nombre al libro de De Marchi, el poeta, en ropas de pastor, atraviesa la península tartamudeando y diciéndose peregrino y comerciante. Cuando llega por mar a la casa de Cornelia, se hace pasar por un mensajero que anuncia la muerte del hermano poeta en el lejano Norte y luego, como en una novela bizantina, se da a conocer a la joven cuando ésta está a punto de perder el conocimiento.
El relato que abre Fuga a Sorrento se propone, en cambio, rearmar, a través de las fatigas de un mediocre italianista de Florencia, la vida y, sobre todo, la poesía de un rimador menor del trecento: Lapo Pegolotti. De Marchi reconstruye, a través de la paciente labor del filólogo y del desciframiento de las pocas cartas que quedan de la correspondencia del poeta, algunos aspectos de la vida de Lapo, autor de un poema titulado Umana comedia, que demostraría la existencia de una línea poética alternativa al petrarquismo, dominante durante siglos en la poesía italiana. Sin embargo, la única copia del poema escrito por Lapo durante sus viajes comerciales, como una fuga dentro de la fuga, se pierde para siempre, presa de la furia del Arno, durante la famosa inundación del 66 que destruye, entre otros tesoros de la tradición occidental, gran parte de la Biblioteca Nacional italiana, ante los ojos impotentes del malogrado filólogo.
En el último relato se narra otro retorno: el de un ya consagrado Hegel (profesor oficial de la monarquía prusiana en Berlín) a las montañas suizas, las mismas que recorría, en sus horas libres, durante su período como preceptor privado en Berna. El viaje, ahora, se hace en compañía de dos jóvenes asistentes de su cátedra berlinesa. De alguna manera, es una tríada que reescribe, en clave irónica, la famosa amistad con Hölderlin y Schelling en el seminario de Tubinga.
Si en los dos relatos anteriores la huida era la condición de posibilidad de la escritura (Lapo) o una tendencia irrefrenable a devenir otro (Tasso), en el último las fugas se instalan, de alguna manera, fuera del universo narrativo: la fuga de Hölderlin hacia Francia y desde Francia a la tierra natal; la fuga, al final del relato, de Hasenhertz, que decide separarse para siempre de la rígida compañía hegeliana, que prefiere no hacerlo. En todo caso, en sus corsi e ricorsi, los relatos de De Marchi postulan la fuga como opción política irreductible a las bondades superadoras de la dialéctica.

Diego Bentivegna

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