(Gustavo Nielsen, Hugo Burel, Mariano Valerio)

“Soy lector de policiales, aunque no escritor –arrancó Gustavo Nielsen–, pero me interesa mucho el modo en el que los policiales aportan a tramas que no lo son.” Tras señalar a Patricia Highsmith como su favorita en el género y destacar de ella el modo en el que consigue narrar cómo cualquier persona, por común que sea, en circunstancias particulares puede convertirse en un asesino, Nielsen detalló que en sus propios libros hay dos víctimas, nomás, pero qué manera de ensañarse con sus cuerpos: el tipo que espicha a manos de su hermano en El corazón de Doli, por ejemplo, es cortado, molido, picado y licuado. “El cadáver, que es la molestia del asesinato, ¿qué se hace con eso? –inquirió–. Esa pregunta, que está muy presente en Highsmith, cómo se esconde, cómo se lo reduce, me interesa mucho.”

“No hay duda de que Gustavo se ensaña con las víctimas –apreció Hugo Burel–. Creo que la víctima, parte del triángulo que se forma junto al investigador y el asesino, es la menos profesional, es amateur. Tengo simpatía por la víctima, que es el elemento que justifica todo lo que pasa: sin ella no hay nada. Alguien tiene que perder.” Burel, que también admira a Highsmith, dijo que el género goza de muy buena salud: “Tenemos detectives de Suecia, de Finlandia; ahora estoy leyendo El caso Mao, donde el detective inspector es chino. Decir novela, hoy, es decir novela negra y criminal, al punto de analizar el estado del mundo”. “Si la realidad es negra, nada mejor que la novela negra para interpretarla, y hace rato que venimos con años de realidad negra”, coincidió Mariano Valerio, que luego refirió a su trabajo como editor con autores como Ernesto Mallo y a la dupla Hamilton-Marinelli, que vienen desarrollando sagas protagonizadas por investigadores, e inscribió también allí al último libro de Gabriel Rolón, “que va para el lado de Stieg Larsson”. “En realidad, muchas veces, al sentarme a trabajar, veo al detective como víctima –explicó–. Suele ser un desclasado, un paria, que la pasa mal, que tuvo una pena de amor, que le fue mal en la vida. La víctima ya se murió, ya está; el que peor la lleva, me da la sensación, es el detective.”