JAMAICA LLEGA A OBRAS
De pronto, Los Cafres descubrieron que habían crecido. “Me fui a la costa a vacacionar y descubrí que era famoso”, se sorprende el vocalista Guillermo Bonetto, con veinte años de trayectoria. Reggae arrabalero, melancólico y romántico, pero rescatando el purismo jamaiquino. Y bueno.
› Por Yumber Vera Rojas
En síncopa salsera y aludiendo a la magistral dupla de Héctor Lavoe y Willie Colón, a Los Cafres les llegó su día de suerte. Y es que, hurtando y hurgando en el himno del género afrocaribeño, seguro que su suerte iba a cambiar. Son, incluyendo su etapa prehistórica, casi 20 años del reggae más arrabalero, melancólico y romántico. Pese al tesón y a su sólida discografía, fue con su flamante producción, ¿Quién da más?, con la que recibieron finalmente el premio a su legado. Guillermo Bonetto, vocalista del grupo, reseña: “Este fue uno de los pocos eneros que me fui a la costa a vacacionar, y descubrí que era famoso. Era rarísimo. Me pedían autógrafos chicos y señoras. Por lo general, el reconocimiento dentro de la sociedad es lo peor que te puede pasar porque implica que entraste en el sistema. Eso da terror. Paradójicamente es lo que siempre quisimos. Dentro de nuestro rasgo mundano habita ese sentimiento. Este disco no es mejor que el anterior. Quizá se puede infiltrar más en la radio. El hecho de que te descubran ahora no deja de tener una crueldad y una falta de respeto hacia todo lo demás. Pero también lo recibimos bien porque es lo que buscamos de cierta forma”.
Si bien su séptimo disco deja sobre el tapete sus aproximaciones hacia el dancehall, el ragamuffin e incluso al speech del hip hop, el roots es la vara que lo atraviesa de inicio a fin. Es la vuelta a la esencia, al primario Frecuencia Cafre, con melodías narcóticas que no precisan del cannabis para abrirse al estímulo y una base rítmica realmente potente. “Lo que apuntamos como meta en este disco era hacer lo que se nos cante el orto. Cero presión de nada. Es un disco contundente porque los temas tienen mucha personalidad. Cuando lo escucho, siento una energía muy especial.” Trascendiendo el roots, la seducción implícita en sus canciones le dio un rasgo característico a su propuesta que los exaltó como pioneros del lover rock –el palo baladístico del reggae– en la Argentina.
Su participación en el concierto de Gregory Isaacs en noviembre pasado dejó sellado ese emblema. “Dentro de Los Cafres no tenemos prejuicios. Recién muchas bandas de acá y de algunos países latinoamericanos se animaron a hacerlo. Uno de los primeros fue Quique Neira –otrora vocalista de los chilenos Gondwana–. El reggae tiene eso en su abanico, y lo usaron desde Marley hasta Gregory.”
A final de cuentas, el roots en la Argentina suena distinto a Jamaica. Tiene un sabor y una idiosincrasia que lo lleva a la vera del mismo Río de la Plata. “Eso se tradujo en la necesidad de una comunicación. El placer más grande para nosotros es cuando alguien te da un ejemplo concreto de lo que te hace sentir nuestra música. Conocí a dos parejas que me dijeron que se casaron con Tus ojos. Eso pega.” No obstante, su propuesta se contrapone a la del reggae chabón, legada por Sumo. “Hay grupos de ‘riggi’ y otros de ‘reggae’. Bromeamos sobre eso porque ellos mismos lo pronuncian así. Algunas bandas no saben ni cómo se dice reggae. Usamos ese código para diferenciar a una buena banda del resto. Si no encuentran la diferencia en el nombre, puede que tampoco sepan diferenciar los sonidos.” Mientras el rock latino pretende acercar al Sur del continente con el Caribe, Los Cafres asumieron una postura fundamentalista frente al reggae. “El tema africano está fuerte acá, a pesar de que no hay muchos negros. Siempre gustó lo brasileño o la mano uruguaya. Nosotros estamos fuera de todo eso. Somos muy elitistas con lo que nos gusta. El reggae es reggae, no tiene congas.”
Tras la visita de The Wailers, en marzo del 2004, el reggae despertó en el país. El escepticismo estuvo a flor de piel y no estaba del todo claro si se trataba de un fenómeno o en realidad podía tener una continuidad por cuenta propia. Sin embargo, la apología a la figura de Marley fue el lugar común entre uno y otro. “Desde el comienzo nos molestó. No entré en el reggae por él, lo hice gracias a Culture y Matumbi. No nos gusta hablar alpedo pues hay mucha confusión con el reggae y rasta. ¿Qué es lo que se debe hacer para tener un grupo de reggae? No hay que hacer nada. Si te gusta la música, tocala. Si tenés algo que decir, decilo. No es necesario que tengas que agarrarte de Selassie para hacer reggae.” Fidel Nadal representa la otra cara de la moneda. Su música se convirtió en un altavoz evangelizador. “Le tengo mucho cariño a Fidel porque lo conozco desde hace mucho, pero no creo que esté explotando todo su potencial. La energía que tiene nunca se la vas a sacar. Vos lo ves en vivo y si se corta el micrófono está todo bien porque su empuje es increíble. Espero que haga un clic y que vuelva a ser el Fidel que llamó a Manu Chao.”
Los Cafres son hoy la punta de lanza del reggae no sólo en la Argentina sino en el resto de América latina. “Eso se debe a una cuestión de espacio y tiempo. Pericos demostró qué es una buena banda argentina que hace un reggae muy personal que casi entra en el pop. Abrió fronteras, y creo que ése es su mérito. Planteamos el reggae de otra forma. Todas las bandas que encaran el roots lo hacen por la melodía o el sonido. Tenemos un peso muy importante porque somos originales, componemos buenos temas y evitamos los prejuicios. A mí me encantan muchas bandas, pero no veo ninguna que nos supere. Me quedo tranquilo, no soy el único que compone dentro del grupo.”
Por eso, este Obras del próximo sábado 23 de abril será importante no sólo para el grupo sino para el reggae nacional. Medirá su convocatoria. “Me tomo todo con pinzas. Pasó tanta agua bajo el puente que adquirimos cierta madurez. Asimismo, se conjuga el hecho de que la gente está preparada para escuchar reggae, por eso pudo ver a los Wailers y los productores se apiolaron y se dieron cuenta de que el reggae también puede ser comercial. Este Obras, como símbolo, es importantísimo. Es la primera vez que una banda de reggae argentina lo hace. A Los Cafres les dije hace cinco años que cuando nosotros peguemos, las demás bandas también van a pegar. Nadie se quiere quedar fuera. Si sale bien, el reggae se convertirá en un proyecto artístico viable en la Argentina.”
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