“Esta borrala”, le ordena Juan Ravioli a la fotógrafa; y puede sonar arrogante, pero es más bien obsesivo y muy cuidadoso en lo que a su música (y todo lo que la rodea) respecta. “Esta me gusta”, dice y la fotógrafa le propone hacer algunas series más, pero él se queda conforme con ésa. Y no es que sufra mientras posa para las fotos, como tantos otros, sino que quiere asegurarse de que hayan salido bien. “Yo me tomo esto muy en serio”, dirá después fuera de micrófono. Un reflejo de esta manía puntillosa es su segundo disco, Album para la juventud, Volumen 2, que encierra doce canciones con un concepto de orden entre las canciones, pensado desde la concepción. El álbum empieza con Comenzar, una especie de marcha folk de 49 segundos optimista y clara que parece que le estuviera dando la bienvenida a quien va a escuchar, y termina con Despedida, de seis minutos, con matices en el piano que él mismo toca, un solo de guitarra acústica de Ariel Minimal, y cantado dulcemente.

En el medio se sucede una serie de leyendas que contienen letras más logradas que el anterior, Album para la juventud, Volumen 1, con relatos de animales, descripciones, realismo y amor, pero cantados desde otro lugar que no es necesariamente la primera persona. “Quiero pensar que son más maduras a diferencia de Volumen 1, en cuanto a que me permito otras cosas. No te digo fábulas, como Benteveo, Perro de casa o Siete vidas, pero fijate que hay temas que hablan de uno mismo y el existencialismo, pero que proyectan en otro lado”, dice. Las canciones siguen la línea del primer disco, que envuelven el ambiente con los arreglos en la voz y el sonido de las teclas y los vientos.

En diciembre de 2007, Ravioli grabó en vivo la banda en ION –el mejor estudio, según él– en tres días de sesiones. Después se grabaron los vientos, las voces, y en el transcurso del año pasado, los invitados, Fernando Kabusacki, Mariano “Manza” Esaín, Ariel Minimal, Carlos Cutaia y Los Saxópatas, un ensamble de saxos. “Yo tenía pensado sacarlo en mayo, más o menos, del año pasado. Pero también pasaron cuestiones personales de mi vida y Mauro (Taranto, productor) venía con mucho trabajo, tenía discos de Pez, el disco de Franco (Salvador), y como veníamos con la política de hacer las cosas bien y tomarnos el tiempo, no queríamos andar a las apuradas. Una vez que masticamos la ansiedad de los primeros meses de tener la cosa grabada, quedaba la idea de entender que salvo nosotros, que lo re conocemos al disco, para la gente iba a ser nuevo.” Este disco, al igual que el anterior, salió por Azione Artigianale, el sello que maneja la gente de Pez.

Entonces compara el hecho de que el disco pudiera haber salido el año pasado o éste por una cuestión de que las canciones no siguen ninguna moda, ni representan ningún momento histórico. “Es lo mismo que salga ahora o dentro de veinte años; por ahí no es lo mismo tecnológicamente, pero las canciones son ésas”, expone.

Entre el Volumen 1 y el 2 pasaron años y experiencias que hicieron que Juan no sea la misma persona, pero sí que sostenga un sonido reconocible con el paso del tiempo. En el Volumen 2 se palpa una influencia de Pez, en el sonido del órgano o en algunos riffs bluseros de las guitarras. Juan lo reconoce: “En realidad lo que más escucho de Pez es la influencia de lo que quiero hacer con la banda, más después del concierto del año pasado en el que me invitaron a tocar unos temas, y estar relacionado con ellos circunstancialmente”, señala y se ríe con cierta timidez al decir que no sabe si encontró su sonido propio, pero sí que se topó con una estabilidad que le da tener un grupo de trabajo sólido y gente en la cual confiar y relegar cuestiones musicales.

* Juan Ravioli presenta oficialmente Album para la juventud, Volumen 2 los viernes 5 y 12 de junio en el Centro Cultural para la Cooperación, Avenida Corrientes 1543. A las 23.30.