Domingo, 1 de abril de 2007 | Hoy
FAN › UN ACTOR ELIGE SU PELíCULA FAVORITA: PATRICIO CONTRERAS Y CAPOTE (2005), DE BENNETT MILLER
Por Patricio Contreras
Hace poco vi Capote. No había podido verla en el cine y la alquilé para verla en mi casa. Me pareció magistral. No sólo por la interpretación de Philip Seymour Hoffman, tanto en su caracterización exterior como en la hondura interna que muestra el personaje. También porque Capote fue para mí el cierre de una experiencia que había comenzado mucho antes.
Debía tener 16 o 17 años cuando leí por primera vez A sangre fría. Fue una novela muy publicitada y creo que por eso la leí; yo a esa edad estaba mucho más preocupado por perseguir chicas y estar con mis amigos que por leer. A esa edad en que uno es particularmente sensible, recuerdo que la novela me impresionó mucho: el crimen espantoso de esa familia y la tensión que se mantenía durante todo el relato. Cuando vi la versión cinematográfica de A sangre fría me pareció que debía ser una de las experiencias más felices de una novela trasladada al cine. Entre otros logros, me llamó la atención que los actores elegidos fueran tan parecidos a los protagonistas reales. En definitiva, me impresionó ver cómo esa novela tan ardua había sido trasladada tan fidedignamente al cine. Ahora, cuando vi Capote sentí que el círculo se había cerrado. Capote te cuenta la historia desde otro lado: el conflicto personal del escritor, sus dudas éticas y morales e incluso la mirada que tienen los demás sobre él. Capote plantea hasta qué punto el escritor especula, violando, robándoles el alma a los asesinos por escribir una gran novela, su gran obra, o si se trata de una genuina curiosidad por comprender el lado oscuro de los hombres que los lleva a comportarse como bestias. Ese debate no estaba ni en la novela A sangre fría, ni en la película y en cambio sí aparece en Capote.
Cuando hace pocos años mi hija me regaló Operación Masacre, un libro que por alguna razón yo nunca había leído, quedé muy impactado y no pude dejar de vincularlo con A sangre fría. Me acuerdo que pensé: “Caramba, Rodolfo Walsh antes que Truman Capote hizo esto que los norteamericanos llamaron después non fiction”. A sangre fría es del ’66 y Operación Masacre es del ’57: la única novela de no-ficción en castellano o al menos la de mayor vigencia y repercusión. La verdad es que me sorprendió mucho. Pero Walsh, que no buscaba un éxito literario, involuntariamente, con su pericia y su prosa fulminante, abre un género dictado por la necesidad de denunciar una atrocidad, en una búsqueda fruto de una urgencia, de denunciar algo que fue descubriendo en el transcurso de su investigación sobre las muertes en el basural de José León Suárez. Es escalofriante la pulsión que hay en ese relato: su narración en tiempo presente, un relato que se lee al mismo tiempo que está ocurriendo. Operación Masacre es un libro tremendo y anticipatorio de todo lo que vendría. No vi la versión fílmica pero al ver Capote el otro día no pude dejar de recordar a Walsh y admirarlo nuevamente por su proeza, por su originalidad tremenda guiada por un imperativo ético, político y ciudadano.
Patricio Contreras actuó en el film Asesinato a distancia, de Santiago Carlos Oves, basado en el cuento de Rodolfo Walsh y también en La granada, una de las dos obras teatrales escritas por Walsh.
Ahora se puede ver su debut como director treatral en El manjar, de Susana Torres Molina (viernes a las 21 en el Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543). Este año también dirigirá a Martín Henderson en Haiku, basado en un texto de César Aira.
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