Domingo, 4 de noviembre de 2012 | Hoy
SALí
Por Cecilia Boullosa
Los Cocos: pizzería off
De encontrarse unas cuadras más hacia el sur y otras tantas más hacia el este, esta pizzería setentista seguramente integraría la ruta tradicional de la pizza porteña, de molde y por porción. Sus muy buenas versiones de la muzzarella, la Mardel con morrones y sardinas o la de verdura con salsa blanca lo merecen. En cambio, ocupa una esquina del límite entre Barrio Norte y el Abasto, un páramo gastronómico en el cual Los Cocos destaca a la fuerza, frente a la ausencia de competencia, pero también por mérito propio.
Muy frecuentada por estudiantes de teatro (hay varias escuelas en la zona), fue objeto en los últimos tiempos de algunas pequeñas reformas que modernizaron el ambiente. La más notoria: se volaron los tubos blancos en favor de unas luces más cálidas y amigables. Los potus en cascada y los anaranjados y hermosos azulejos son parte de su esencia y siguen allí, cubriendo toda la pared interna del local (la que da a la calle está llena de ventanales). El staff de mozos de oficio, conocedores de la carta y de las reglas del buen servir, completan la arquetípica postal.
Más allá de las dignísimas pizzas –hay 24 variedades– Los Cocos esconde otras sorpresas: sirve el mejor café con leche de la zona en tazón grande (con tres medialunas de grasa, $ 18), tiene en carta todos los obligados de la culinaria nacional (revuelto gramajo, $ 30; costillas de cerdo a la riojana con papas rejilla, $ 55; supremas a la suiza, $ 50; Copa flan y Banana split, ambos $ 33) y su docena de empanadas ($ 78), en lugar de doce, trae catorce unidades. Todo rico y abundante. Al mediodía suele haber un plato de día en promoción y por la tarde-noche es la hora del aperitivo con ingredientes ($ 33), una buena provisión de jamón y queso, aceitunas, empanadas de copetín y fainá.
Ruidosa, auténtica, una pizzería-café de barrio y para todos los días, con clientela fiel de hace décadas, con historia, pero no quedada en la historia. A las 10 o 12 mesas del interior del local se suma un par más en la vereda, no muy recomendables por la cantidad de colectivos que pasan por la esquina y el bullicio general de la zona. Aunque esos colectivos y ese bullicio también son parte de la identidad de Los Cocos.
Los Cocos queda en Av. Córdoba 3303, Barrio Norte. Teléfono: 4963-0457. Horario de atención: todos los días de 12 a 15 y de 20 al cierre.
Nac & Pop y el “somos de acá”
En pocos meses sus estridentes carteles y apelativas leyendas (“comé queso posta, no plástico fundido”) se reprodujeron por todo el microcentro porteño y algunos barrios más periféricos, como Boedo y Villa Crespo. El primer local de esta cadena “argenta” de comida rápida que chicanea abiertamente a los gigantes internacionales (“es Nac y no Mc”) fue inaugurado en 2011 en la transitada esquina de Corrientes y Montevideo. La premisa: buena calidad y precios bajos, casi el 50 por ciento menos que sus competidores del payaso y la coronita.
Lo bueno: por el momento, hay que admitir que cumple. “Acá no hay máquinas, hay manos que le ponen amor y garra”, declaran en el “Quiénes somos” de su página web. O bien “Sabemos lo que te gusta, somos de acá”. En las paredes de los locales también se multiplican los mensajes, yuxtapuestos con fragmentos de canciones de los Redondos, caricaturas de grandes figuras de la música y la picaresca nacional –desde Andrés Calamaro y Federico Moura hasta Spinetta, ¡Adrián Dargelos!, Olmedo, Gardel, Dolina y, por supuesto, D10S–. El conjunto es bastante molesto pero nadie va a los locales de Nac & Pop por su decoración. La idea es comer al paso en alguna de sus angostas barras y seguir viaje.
El menú es amplio y todo se cocina en el momento, a la plancha: hamburguesas, lomitos, pechugas de pollo, bondiolitas, salchichas. Buen pan, de figazza, y correcto tamaño de las porciones: ni míseras ni bestiales, un término medio. Entre las hamburguesas reina “Un zarpadito” con morrón, huevo, choclo, muzzarella y picante ($ 20) y, para las noches largas, “La bajonera”, con mayonesa, lechuga, queso y tomate ($ 17). Pero si hay un ítem que ya se está volviendo famoso es La Coca Sarli ($ 8), el pancho –ciento por ciento carne y con piel– que también puede –o debe– pedirse envuelto en panceta y muzzarella por unos pesos más. Hay opciones de combo, con papas fritas de paquete (Pehuamar) y para los que se enojan si les ofrecen Pepsi cuando piden Coca, acá no van a tener posibilidad de chillar: no hay ni una ni otra –por ser bebidas del Imperio–, sólo la nativa marca Cunnington, tercera en ventas en bebidas cola.
Abierto las 24 horas, tiene promociones para otros momentos del día como el mate cocido con minialfajor por 5 pesos o el tostado de jamón y queso con jugo o café por 12. El ambiente suele ser tranquilo. No hay rejas, puertas ni empleados apurando para hacer lugar. Y, como para terminar el concepto, dentro sólo suena el rock nacional.
Nac&Pop queda en Corrientes y Montevideo. Más sucursales en www.nacandpop.com.ar. Horario de atención: todos los días, las 24 horas.
Lo de Charly y sus amigos
1991 fue un año de River campeón, vestidos bobos, bandas de Golden Rocket, olor a espíritu adolescente y lluvias de noviembre. Fue también el año en que en una esquina de Villa Urquiza se inauguró una humilde posta de tacheros que con el tiempo devino fenómeno barrial, como una de las parrillas más elegidas por carnívoros en busca de buen precio y porciones abundantes. En especial los fines de semana al mediodía, cuando Lo de Charly copa de mesas toda la vereda y, aun así, es difícil encontrar lugar. También es una parada obligada de las madrugadas, ya que sus choripanes, bondiolitas y bifes de costilla siguen saliendo las 24 horas del día non-stop.
Para su vigésimo aniversario, sus dueños –los herederos del Charly del nombre– publicaron un libro en el que instruyen sobre los diferentes cortes de carne, revelan algunas recetas de su contundente carta de 20 páginas o aconsejan con qué vinos maridarlos (“Un producto excesivamente económico arruinará la ocasión. Por el contrario uno muy muy costoso se diluirá en una comida tan sencilla”, dicen).
Colmado de familias, grupos de amigos post-fútbol cinco y algunos solitarios con la mirada perdida en los dos televisores siempre prendidos y sintonizados en canales diferentes, Lo de Charly es también uno de los bastiones que quedan de la parrilla libre. Por 80 pesos se puede acceder a un extenso listado de 27 ítem que incluye desde pamplonas hasta brochettes, morrones asados, milanesitas de muzza y achuras de todos los colores (¡menos mollejas!). El menú no se puede compartir, tampoco se puede pedir lo que sobra para llevarse a casa con la excusa de alimentar al perro. Para los que prefieren comer a la carta hay buenos mix (de tres cortes de cerdo por $ 65 o de carne por $ 63) o parrillada de vegetales por $ 43. En materia de postres, si bien imperan los clásicos porteños, hay algunas concesiones a las cocinas de otros lares como, por ejemplo, el “brawnie” (sic) a $ 19. Los que llegan de a muchos pueden compartir una novedad: el postre Charly familiar para seis personas, básicamente una degustación de todo lo dulce que hay en carta. Al mediodía hay cárnicos menúes ejecutivos por alrededor de $ 45.
Como es ley, en este tipo de lugares no falta la pared con fotos de la farándula que alguna vez se comió un chori de la casa: una galería ecléctica en la que se descubre a un Calamaro muy joven, un Osvaldo Laport en musculosa o a los hermanos Lopilato. Muy cerca hay un calendario clavado en 2011 y una contundente declaración de principios: Sushi go home.
Lo de Charly queda en Av. Alvarez Thomas 2101. Teléfono: 4553-0882. Horario de atención: todos los días, las 24 horas.
Fotos: Pablo Mehanna
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