Domingo, 10 de febrero de 2013 | Hoy
SALí
Por Virginia Ostinelli
Dos hermanas coreanas y un sueño cumplido
Cuando Catalina Choe empezó –hace ya varios años– a estudiar pastelería en la escuela del Gato Dumas, nunca imaginó llegar a ser, junto a su hermana Victoria, las actuales dueñas de Moremore, un pastry shop que destaca dentro del ámbito pastelero porteño. El local funciona en una casa restaurada por estas dos hermanas nacidas en Corea, que desde chicas soñaban con tener una pastelería. Luego de varias refacciones, decidieron dejar algunos detalles necesarios para conservar la calidez hogareña típica de las casas antiguas. El patio quedó intacto y en el piso de la entrada se aprecian los mosaicos calcáreos originales. El salón principal es muy luminoso, minimalista pero con toques art déco. En todos los rincones se percibe un sutil contraste entre lo antiguo y lo moderno. Colores cálidos y fríos completan la armonía de lo asimétrico. “Nuestra pastelería es artesanal, no utilizamos premezclas, aditivos o preparaciones hechas. En cambio, apostamos al amor y a la dedicación”, dice Catalina. Para los fanáticos de lo dulce, Moremore incluye en su carta opciones para todos los gustos. Pero, entre tanta oferta, brilla la cheesecake, con una gran variedad de sabores. Son siete en total, entre arándanos, coco y banana al caramelo, chocolate con ganache de chocolate, chocolate blanco con coulis de frambuesa, sólo Oreo, café con base de Oreo y, por último, el de naranja con ganache de chocolate. Una importante porción sale $27, la torta entera $165 y la mini $42. La cheesecake fue, en un principio de su historia, un postre a base de queso crema de origen inglés que, con el transcurso del tiempo, se fortaleció mundialmente incorporando todo tipo de fusiones urbanas. Y Moremore ejemplifica al máximo esta tendencia, que modificó esta torta desde sus inicios hasta el día de hoy. Otra especialidad de la casa es el brownie de chocolate, un placer que sale a $12 el cuadradito, y que de diminutivo sólo tiene su nombre: es, en realidad, un cuadrado generoso con abundantes nueces y calorías. La atención es amigable sin abrumar, correcta y poco pretenciosa. “Dentro del staff de Moremore hay un ambiente familiar. El cliente queda conforme y vuelve. Ese es el motor que nos impulsa a seguir creciendo”, explica Catalina. Queda a elección del cliente goloso sentarse dentro del local, en el patio o en las mesitas que están sobre la calle El Salvador. Con la seguridad de que, en uno u otro lugar, la satisfacción estará garantizada.
Moremore queda en El Salvador 5721. Teléfono: 4772-0182. Horario de atención: lunes a sábados de 8.30 a 20.
Mini pancakes y otras delicias
El 2 de febrero de 2010 la Apasionada abrió sus puertas en el tranquilo barrio de Florida, en Vicente López. El local está rodeado por árboles y de preciosas calles adoquinadas. Anteriormente, funcionaba allí un negocio de reparación de televisores que, con su partida, había dejado el espacio derruido. Sin embargo, Flor Aprile, dueña de La Apasionada, afirma que cuando vio el lugar, se enamoró inmediatamente y, con la pasión que la caracteriza –y bautiza su emprendimiento–, desde ese momento no hubo manera de convencerla de buscar otras opciones. “Mis amigos creían que estaba loca, me decían que el lugar era imposible de recuperar, que estaba todo destrozado... Pero yo sabía que este local era mi futuro restaurante, lo sentí... no había vuelta atrás.”
Luego de cuatro meses de restauraciones y reformas, La Apasionada quedó como todos la conocen hoy: prolija, colorida y con agregados vintage puestos con buen gusto. Se logró mantener la altura original de los techos, la fachada de viejo almacén y los grandes ventanales vidriados. La decoración es muy hogareña: una mesa enorme que era de la antigua casa de los Aprile, sillones de hierro, plantas. La vajilla en un principio –no bien abrieron– era inglesa, hasta que hace muy poco se optó por hacer una gran mezcla de diseños y orígenes, colores y tamaños, en una postal ecléctica y romántica, que gana aún más intimidad en el patio, donde de tarde reina el silencio barrial. Toda la pastelería es artesanal y se exhibe en un viejo mostrador de mercería. A la clásica y conocida cheesecake le agregaron manzana (la porción cuesta $26), y queda muy bien acompañada con alguna limonada o té frío, como buenas combinaciones para el verano.
Pero, entre muchas opciones seductoras, la más especial –que no es tan frecuente de encontrar en otras casas similares– son los mini pancakes: panqueques chiquititos, en criollo. Vienen acompañados con salsa de chocolate o de dulce de leche con banana, también se los puede combinar con fruta y miel o helado y salen $24. Y también es muy pedida la Key lime pie, otro ejemplo de pastelería sajona, una tarta rellena con crema de limón y merengue, que a $25 la porción satisface la necesidad de dulce con un sabor delicado y muy suave textura. La pasión, se sabe, no admite excusas: cualquier momento del día es ideal para darse un gusto, pasar por La Apasionada y disfrutar de los mejores mini pancakes de Zona Norte.
La Apasionada queda en Ayacucho 1383, Florida (Vicente López). Teléfono: 4791-1801. Horario de atención: martes a sábados de 9.30 a 23.30.
Carrot Cake en el corazón de la ciudad
Alejado del ruido pero en pleno corazón porteño, aprovechando las bondades de una de las calles más lindas de la zona céntrica, Bonjour se ofrece como un bar natural que abrió sus puertas hace apenas unos meses y ya está dejando una marca en la gastronomía local. La idea de este restaurante surgió en una reunión de dos amigas que, sin saber mucho sobre el rubro gastronómico, se animaron a incursionar en la materia y lograron muy buenos resultados. Victoria Bronstein, una de las dueñas, se enfocó en la cocina caliente, mientras que su socia, Karina Gao, hizo lo propio con la pastelería.
“Somos muy complementarias, por lo tanto la repartición de tareas fue muy simple. Además, ambas teníamos bien en claro que lo más importante, lo que nunca debía fallar, era y siempre será preparar cosas ricas”, dice Karina. Como buen microemprendimiento con aires familiares, el presupuesto con el que contaban era bastante acotado, por lo que fue necesario invertir los recursos de manera inteligente para lograr un espacio agradable y atractivo. Y estas dos amigas encontraron la manera, convirtiendo el restaurante en un jardín pacífico en medio del Microcentro. Las paredes son de color verde y marrón, hay plantas repartidas por todo el espacio y detalles decorativos hechos con pasto sintético. Reducir un lugar a un solo plato es injusto, y todo lo que elaboran en Bonjour es recomendable. Pero aun así destaca la pastelería sajona, en especial la Carrot Cake, una torta a base de zanahorias que le dan al producto final una textura húmeda y granulada (la porción, $26). Además, hay cookies de puro chocolate o de vainilla con pepitas de chocolate a $9, ambas muy crocantes y tentadoras. Y se ofrecen muffins para todos los gustos, como los de banana, de frutos rojos, de chocolate y de vainilla, entre varios otros. Deliciosos, salen $9 la unidad. Los muffins surgieron en Inglaterra a mediados de 1703 como una suerte de pan suave; de allí llegaron a los Estados Unidos, donde le agregaron rellenos dulces y, desde hace ya cinco años, inunda Buenos Aires para ser parte de infinidad de meriendas y desayunos. Pero no en todos lados lo hacen tan rico como en Bonjour.
“Controlamos el proceso de elaboración de los postres para asegurarnos que el sabor sea siempre el mismo”, explica Karina. Sea de mañana o de tarde, todo momento es bueno para pasar por la calle Tres Sargentos y escapar del transitado Microcentro porteño en este jardín dedicado a la buena cocina y pastelería.
Bonjour Natural Bar queda en Tres Sargentos 443. Teléfono: 4311-0698. Horario de atención: lunes a viernes de 9 a 17.
Fotos: Pablo Mehanna
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