Lindley Warren es una fotógrafa de 25 años que reside en Iowa, Estados Unidos, y que gusta de pergeñar proyectos colaborativos. Así lo hizo seis años atrás cuando, con apenas 19 pirulos, comenzó a contactar a ignotos colegas para que participaran del sitio The Ones We Love, donde la condición era una y una sola: retratar a sus seres queridos. Así lo hace ahora con el menos solemne, más lúdico The Photographic Dictionary que, según el cliché “una imagen vale más que mil palabras”, se propone como un diccionario que defina palabras a través de fotografías. Aunque, hete aquí la peculiaridad, las interpretaciones no siempre son lineales. Sí, un perro es un perro; pero “tejer” puede ser un par de piernas entrelazadas, y “absurdo”, un hombre con nueve salchichas colgando de su boca. “Pienso que, en ocasiones, es interesante que la conexión entre la palabra y la imagen sea el secreto del fotógrafo”, opina Warren sobre las interconexiones que la web propone.

Por lo demás, cualquiera puede enviar sus fotografías y, de resultar de interés para la veinteañera, quedar en una selección que, de momento, ya define términos como jeans, gelatina, espera, ventana, borroso, moretón, hermano, entre tantísimos otros. Siempre a través de acercamientos literales, figurativos o con significado personal; es decir, sin muchas limitaciones. “Me parece fantástico que no sólo demande una buena fotografía sino además una buena palabra”, opina Josh Anderson, uno de los artistas que han contribuido (en varias ocasiones) con la propuesta. En fin, un matrimonio soñado, con anillos de todos los colores.