En Gran Bretaña, la comidilla de la prensa del corazón es, desde los pasados días, la otrora enfant terrible Tracey Emin que, conforme a su inclinación rompedora, ha anunciado que se ha casado… con una roca francesa (hasta las antiquísimas sustancias minerales del país del romance son irresistibles…). En diálogo con el sitio The Art Newspaper a razón de su flamante exhibición en Hong Kong (I Cried Because I Love You, hasta el 21 de mayo), preguntó una periodista brit: “El pasado verano, se unió en matrimonio con una piedra que yace fuera de su estudio en el sur de Francia, ¿qué significa para usted esa unión?”. La respuesta de Tracey: “Que en este momento no estoy sola, que en una colina frente al mar, hay una hermosa roca antigua esperándome; no irá a ninguna parte”. Evidentemente. “Estaba buscando un alma gemela y fue lo mejor que encontré”, agregó la artista de 52 años –a quien, por cierto, su marido le multiplica varias veces la edad–, que celebrara las simbólicas nupcias en solitario, sin cura, pastor o guía espiritual presente, vistiendo -colmo de las peculiaridades- la mortaja blanca del funeral de su padre. “Aunque un enorme tsunami sacuda el mundo, la piedra probablemente seguirá allí, en mi jardín”, profirió la flechada en otra interviú, y luego: “Puede que no sea una persona, pero es un ancla para mí, algo con lo que puedo identificarme. No importa cuán loca sea mi vida, lo que suceda mañana, la piedra siempre me dará estabilidad, confort, consuelo”. Por cierto: sobre cómo sellaron su amor, nada ha proferido Emin; aunque sí dijese que su idea de amor actual es “elevada y espiritual”, en contraposición a su yo de 18, “más preocupada por la lujuria y la conquista física”. Por lo demás, si todo el asunto es mera provocación, performance o genuino caso de objetofilia –parafilia que lleva a sentir atracción emocional y sentimental hacia una cosa, como por ejemplo lo que sucedió a la mujer sueca que se “casó” con el Muro de Berlín, o aquella que contrajo nupcias con la torre Eiffel–, difícil saberlo. Lo cierto es que, como apuntan ciertos medios anglo, al menos el divorcio no será engorroso. Ojalá no llegue a esas instancias…