Domingo, 10 de julio de 2016 | Hoy
VALE DECIR
“Cuando uno empieza a soñar con tocar la batería, rápidamente comprende que sus opciones son limitadas. Por un lado, el instrumento tradicional; por el otro, opciones vinculadas al mundillo gamer. En el medio, nada que atraiga a profesiones y amateurs de igual modo. Además, harto conocido, la versión convencional es cara, suena fuerte, es complicada de ensamblar y aún más difícil de trasladar. Para resolver estos inconvenientes, creamos esta versión ética”, avisa en su acta de intenciones la flamante firma franco-española Obilab al presentar en sociedad su primer, y sumamente monono, producto: una batería de cartón, ideal para músicos viajeros. Que, insospechadamente, suena. Con un peso aproximado de 2 kilos y un tiempo de ensamblaje estipulado de 2 minutos, el kit ecofriendly está compuesto por varias partes compuestas del susodicho material, revestido de fibra de vidrio: un taburete que hace las veces de cajón; una caja; un bombo; un pedal; un hi hat; un tom de piso… Los palillos, por cierto, se salen menos de la vaina innovadora, fabricados —como han sido— del noble, resistente y sustentable bambú.
Por lo demás, cada porción de The Cardboard DrumKit (de momento, tal es su poco imaginativo nombre) cuenta con parches que son MIDI pads electrónicos, capaces de producir el sonido deseado, “acústico” (a decir de la empresa), de volumen regulable, sencillo calibrado. Capaz además de conectarse a toda índole de adminículos 2.0 a través de su conexión USB. “Cada parte del instrumento permite lograr diferentes profundidades, y tiene buen rebote. Pero no se sienten esperando que reproduzca los sonidos tradicionales. Mi conjetura es que no se ha buscado la réplica; diferentes tipos de batería deben sonar de diferente forma”, opina el sitio especializado Tom Tom Magazine, adjetivando la iniciativa como “una genialidad”. Aprobando además determinada característica adicional: cual Transformer, las partes devienen ligera y práctica mochilita portable, una vez desmontadas. Cantando loas, eso también hay que decirlo, al costo final del juguetito de cartón: apenas 99 euros vía campaña Kickstarter (buscan recaudar 50 mil para producir masivamente). Sobre cuán resistente es a lluvias, vientos y rayos, nada explicitan los profesionales.
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