Domingo, 26 de mayo de 2002 | Hoy
VALE DECIR
Comfer
se te ve la tanga
Por
hacer alusión directa y explícita a hechos de violencia, que en
algunos casos se refieren a menoscabar o enfrentar a autoridad policial, y hacer
mención al consumo excesivo de bebidas alcohólicas o de sustancias
tóxicas, asociándolo con un supuesto estado de bienestar.
Estas consideraciones son las esgrimidas por el Comfer para ordenar a canales
de televisión y emisoras radiales que no difundan los temas del género
cumbia villera. Además del obvio repudio a cualquier forma de censura,
la medida no deja de despertar curiosidad a la alusión y el implícito
rechazo del comité de radiodifusión al estado de bienestar.
¿Qué tiene de malo el Estado de Bienestar, por más supuesto
que sea? ¿No debería ser la aspiración de cualquier gobierno
peronista, por más que sea de transición o emergencia, o supuesto?
A ver si se ponen aunque sea una media pila pila.
Algo
verde entre las piernas
La campaña
de la prepaga Comi ha entregado a sus desprevenidos destinatarios grandes momentos
de la medicina contemporánea. Con el aparente fin de proveer una muestra
de la excelencia de su plantel de 500 médicos, convoca a algunos de ellos
para que aporten lo suyo a una suerte de anecdotario de ridiculeces clínicas.
El firmado por el doctor Enrique Salama se llama La menstruación verde
y dice así: La paciente con un marcado acento español me
espetó: La menstruación me viene verde, doctor. ¿Cómo?,
interrogué sobresaltado. Tengo 25 años de ginecólogo. Creía
saberlo todo. Salí tropezando del consultorio y me abalancé sobre
la computadora. Green menstruation, escribí en el buscador médico
más completo y rápido del mundo. Nada. Llamé a dos colegas.
Sólo se rieron. Volví y le dije: Señora, la menstruación
tiene colores, sí, pero no el verde. Se rió espléndida
y me dijo: No, hombre, verde en el sentido de que se me adelanta, me viene antes,
como las cosechas... mira que los argentinos sois pocos poéticos, eh.
¿Qué tiene que ver esto con las virtudes de la prepaga? Quién
sabe. Y qué importa. Lo único cierto es que los publicistas se
fueron a la concha de la lora.
Grande esa boca
El productor hollywoodense Steve Bing
se enfrenta a uno de los leones de la industria: el de la Metro Goldwyn Mayer,
Kirk Kerkorian, viejo carcamán embrollado en un largo juicio de paternidad
con su ex Lisa Bonder Kerkorian, quien hasta ahora reclamaba unos 320.000 dólares
mensuales para mantener al nene y asegurarse de que no le falte nada (y lo de
nada parece que va en sentido enfáticamente literal). Kerkorian acusa
a Bing de ser el padre, y éste, por su parte, acaba de iniciar su propia
demanda contra el viejo, acusándolo de haberle robado sus hilos dentales
usados de un tacho de basura para usarlos como prueba en el juicio. Kerkorian
ya había recurrido a un argumento más sencillo pero, claro está,
no tan sofisticado como el afano de elementos de higiene dental: su comprobable
esterilidad. Bing, a su vez, mantiene otra batalla legal simultánea,
también por paternidad, pero con la modelo y actriz Liz Hurley. Por ahora,
todo indica que es poco probable que alguien se atreva a revisar las fauces
de Kerkorian. Y en lo que respecta a Bing, él ya no tendrá su
hilo dental, pero le están dando una buena cepillada.
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