PIRULO DE TAPA

QUINCE

Cuando Página/12 salió a la calle, aún resonaba en las esquinas el “La casa está en orden” de Raúl Alfonsín. Sus primeros pasos los dio de la mano de una sociedad todavía preocupada por el nombre de los generales y pendiente de sus estornudos. Una frase alumbró entonces en estas páginas y, de tanto repetirla, provocó durante años la risa en nuestra redacción: “Este diario solo es posible en democracia”. Pasó el golpe de Rico, pasó el golpe de Seineldín y así, casi sin darse cuenta, también pasaron los golpes. Sin ruido de sables, el ronroneo de la economía fue ganando espacio. En medio de fantasías primermundistas, la cada vez más insultante concentración de la riqueza se reflejaba en la cada vez más angustiante marginación de la pobreza. Finalmente, el caótico devenir de esa economía, asediada por la corrupción y la injusticia, arrasó con cuatro presidentes en menos de un mes. Sólo el ruido de las cacerolas y la masiva decisión de cerrar el paso a los intentos represivos mantienen abierta la esperanza de una salida que no recurra al autoritarismo para imponer el mismo programa que arrastró al país a la indigencia. Ese ruido y esa esperanza son las que, quince años después, mantienen vivo a este diario.