Domingo, 31 de diciembre de 2006 | Hoy
VALE DECIR
Incluso varios acérrimos defensores de la publicidad están dispuestos a admitir que se trata de un mal, pero ¿era necesario tanto mal? Un concurso lanzado por el sitio Worth1000.com, que suele proponer este tipo de iniciativas, ha demostrado que en nombre del arte pop se pueden engendrar cosas verdaderamente horribles. En este caso se trata de intervenciones contemporáneas sobre obras famosas, adaptadas como avisos comerciales de productos de consumo masivo. El concurso tuvo una exitosa acogida, con decenas y decenas de participaciones. Como muestra, el David de Miguel Angel maquillado de pies a cabeza como Ronald McDonald. Un Picasso como argumento de venta de una marca de crayones. Y siguen las firmas adulteradas. Lo peor de todo es que no es difícil imaginarse a verdaderos cráneos de las agencias publicitarias generando campañas muy parecidas a éstas, pero de verdad.
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