Domingo, 1 de noviembre de 2009 | Hoy
VALE DECIR
La consigna del sitio web de la revista Wired fue sencilla: fotos de gente durmiendo. Llegaron las fotos de todo el mundo: un niño que se escapa de la cama para jugar y luego volver a caerse dormido; hombres durmiendo sobre motos, en sillones en la calle, balanceándose en cadenas, ¡con globos!; parejas durmiendo con animalitos; una chica que cierra los ojos rodeada de libros; un animalito que hace la siesta a pierna suelta. Lástima que en la foto no se pueda apreciar con qué sueñan los que duermen tan tranquilamente.
McChau
¿Cuál es la mejor manera de sacarse de encima a una de las corporaciones más polémicas del mundo? Pues destrozando la economía local.
Es el caso de Islandia, cuya moneda sufrió un duro revés en la última crisis mundial. En octubre de 2008, la krona se desplomó y la nación de los hielos entró en una dura recesión de la que todavía no se recupera. Por eso McDonald’s decidió irse de Islandia. “Tendríamos que aumentar los precios un 20 por ciento para obtener el margen que necesitamos”, declaró a bloomberg.com Magnus Ogmundsson, CEO de la franquicia local. “Nuestros competidores utilizan carne local, lechuga local; nosotros tenemos que traer todo por avión y resulta carísimo.”
Ahora, los islandeses tienen que ir con la carretilla al banco y su país depende de un préstamo gigante del FMI para mantenerse a flote, pero pueden caminar por la calle tranquilos sin ver un solo arco dorado.
Somos los piratas
Mucho se habla en los diarios internacionales acerca de los piratas de Somalia, de sus secuestros de barcos y de los rescates. En 2008, las Naciones Unidas dictaron una resolución llamando a todas las naves de la zona a aplicar fuerza militar contra ellos.
Sin embargo, este movimiento no empezó porque hayan leído una novela de Salgari de más. Somalia es un país pobre, sin guardacostas, y entonces otros países empezaron a aprovecharse de ello. Algunos se dedicaban a pescar en forma irrestricta y otros tiraban sus desechos tóxicos en aguas somalíes, devastando la fauna marina.
Una vez que sacaron sus barcos al mar y recuperaron el control, estos piratas (varios de ellos ex pescadores) le tomaron el gustito y empezaron a secuestrar barcos comerciales para pedir rescate.
Algunos somalíes terminaron presos en Holanda y encantadísimos. La Unión Europea teme que la piratería recrudezca como una manera de conseguir la ciudadanía. Al fin y al cabo, una prisión europea no es nada comparado a lo que es vivir en Somalía.
Los piratas, de todas formas, consiguieron su objetivo. Tal es el miedo que han generado en las aguas más allá del Golfo de Adén, que ningún barco extranjero se anima y los peces volvieron.
La cadena Channel 4 de Inglaterra reporta que los pescadores de Kenia, un país vecino a Somalía, ahora consiguen pescar muchísimo más que antes, lo cual aumentó sus ganancias cuarenta veces o más. ¡Gracias a los piratas!
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