Domingo, 6 de febrero de 2011 | Hoy
VALE DECIR
Los servicios de seguridad rusos las llaman “viudas negras”. Son suicidas, islamistas y chechenas; se dieron a conocer en la crisis de rehenes de Moscú en 2002. El apodo les viene porque muchas de ellas perdieron a sus maridos en Chechenia a manos de las fuerzas armadas rusas.
El ataque a Domodedovo, el aeropuerto ruso donde hubo 35 víctimas y casi 200 heridos, fue primera plana de todos los diarios; al menos una “viuda negra” participó de esa operación. También se las llama shahidkas y algunas versiones, como la de la periodista rusa Yulia Yuzik, señalan que suelen ser mujeres muy jóvenes, muchas veces vendidas por sus propias familias, secuestradas, engañadas. Lo único cierto es que están dispuestas a morir luego de que han sido abusadas de mil maneras. La noche de Año Nuevo de este 2011, una shahidka tenía que detonar un cinturón de explosivos en plena Plaza Roja de Moscú. Muchas veces –y ésta era una de esas veces– ni siquiera son ellas mismas las que activan el explosivo; en este caso la bomba estallaría al recibir un mensajito de celular.
¿Por qué el atentado nunca llegó a los diarios? Según el Daily Telegraph, esa noche el celular pegado a la bomba recibió un mensaje de su compañía telefónica: “Feliz Año Nuevo”. Obviamente ella no llegó a leerlo ni llegó a la Plaza Roja. El mensajito no solicitado detonó la bomba e hizo volar en pedazos a la mujer rusa que la trasladaba.
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