Domingo, 20 de noviembre de 2011 | Hoy
VALE DECIR
Cuando dos ladrones adolescentes —uno de 19; el otro, menor— entraron a robar a la casa de Kraig Stockard, un hombre de 54, de Delhi, Estados Unidos, difícilmente imaginaron que poco después serían héroes locales. Es que los muchachos irrumpieron y revisaron las pertenencias del californiano; después de meter mano, decidieron que sólo se llevarían unos 50 CDs vírgenes que descansaban en el domicilio. Creyendo que estaban vacíos, serían ideales para grabar música. El problema fue que, una vez en sus casas, revisaron el botín y descubrieron que al menos tres decenas de los discos estaban llenos de pornografía infantil.
Con la moral a flor de piel, el dúo dinámico tomó la decisión menos pensada: acercarse a la policía, avisar del hurto que acaban de cometer (para dar alerta sobre el hallazgo) y denunciar a su víctima (un potencial pederasta). Afortunadamente, los oficiales del Merced County Sheriff’s Department no hicieron oídos sordos a los pequeños maleantes y se apresuraron a pedir una orden de allanamiento. Chequeando tres laptops y tres computadoras hogareñas, hallaron material perturbador y el implicado, que negaba ser dueño de los CDs, terminó por confesar que llevaba siete años descargando porno con menores de edad. Lo detuvieron por posesión y consumo, y estipularon una fianza de 25 mil dólares.
¿Qué ocurrió con los buenos ladronzuelos? “No los encarcelamos; claramente, su delito era el menor de dos males”, explicó el oficial Tom McKenzie a la cadena Fox. Aunque el fiscal del distrito está revisando el caso de los chicos, muchos cruzan los dedos y esperan que sigan en libertad: con granujas así recorriendo el barrio, es inevitable sentirse más seguro.
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