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Domingo, 20 de noviembre de 2011

Mis ladrillos

 Por Mario Roberto Alvarez

No será ésta una conferencia magistral, sólo una charla sin pretensión. Supongo que para muchos no será una novedad. Dado que soy un viejo, repetiré conceptos.

A los que aún no se recibieron quiero recomendarles la lectura de tres publicaciones que mantienen actualidad a través de los años.

El Choisy es mi libro de cabecera. Editado a fines de 1800, sostiene que las formas arquitectónicas son la resultante de los métodos de construcción. En ese libro están los detalles constructivos de la mayor parte de la historia de la arquitectura, en dibujos simples y claros.

De Ruskin me gustaría que leyeran Las 7 lámparas de la Arquitectura, de las que he rescatado y practicado el no tener pereza.

De El Manantial (The Fountain Head), un libro de hace más de medio siglo, repetiré algunas afirmaciones del protagonista:

1. Yo quiero ser un arquitecto, no un arqueólogo. No veo que haya que hacer casas como en el Renacimiento.

2. Hay que tener dignidad y olvidarse de las extravagancias.

3. Hay que tener atención con el exceso de ornatos. Las reglas exigen simplicidad, como la franqueza de un hombre íntegro.

4. En todos los períodos de la historia, los arquitectos han construido de acuerdo con el espíritu de su época, sin copiar del pasado. Esto es ser fieles a la historia. Es estúpido hacer edificios griegos, góticos o romanos.

5. Los edificios no deben parecerse a los espirales de las pastas dentífricas que se forman cuando alguien pisa el tubo, o a versiones estilizadas del intestino delgado.

6. La antigua máxima “Divide e impera”, en nuestro siglo debería descubrir una fórmula más poderosa: “Une y gobierna”.

7. La corrupción es el camino más antiguo. El hombre que habla de sacrificios habla de esclavos y amos, y él piensa solamente en ser el amo.

8. El hombre rebelde e iniciador está en cada primer capítulo de la leyenda de la humanidad. Prometeo encadenado, devorado por los buitres por haber robado lo que poseían los dioses. Adán condenado al sufrimiento porque comió el fruto del árbol de la ciencia. La humanidad ha sabido que su gloria ha comenzado con uno de esos hombres y que éste pagó cara su valentía. La respuesta inicial que recibieron fue odio. Los creadores, pensadores, artistas, hombres de ciencia e inventores siempre estuvieron solos contra los hombres de su época.

9. El telar mecánico fue considerado un mal, la anestesia un pecado, pero los hombres de visión continuaron, lucharon, sufrieron y vencieron. Todo lo que somos y todo lo que tenemos procede de un solo atributo del hombre: la función de razonar. La mente es el arma de defensa del ser humano.

10. La civilización es un proceso que permite que el hombre esté libre de los hombres.

Estas son algunas de las palabras que Mario Roberto Alvarez pronunció el 21 de septiembre de 2005 como inauguración de la X Bienal de Arquitectura de Buenos Aires. Alvarez, uno de los arquitectos más prestigiosos y reconocidos de la Argentina, murió a principio de mes.

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La fachada del Teatro General San Martin, diseñada por Alvarez.
 
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