¿Cualquier publicidad es buena? Pues, al parecer, para Rajesh Shah, la respuesta sería afirmativa. Ni lento ni perezoso, el comerciante no ha tardado en levantar polvareda en Vastrapur, en la provincia de Gujarat, al abrir una tienda de vestimenta masculina llamada Hitler. “El comercio vende ropa, pero por ahora lo que más ha vendido es polémica”, anotan los medios virtuales, a la hora de atender una noticia sin bemoles, que ha despertado la indignación de la comunidad judía en India. “Durante un mes, pusimos un letrero que decía ‘Hitler, apertura inminente’ y nadie objetó”, justifica el copropietario Shah, para rápidamente asegurar que desconocía quién era el ideólogo del nazismo. “Hitler era el apodo que se le puso al abuelo de mi socio, Manish Chandani, porque era un hombre muy estricto. Y la verdad, en el momento de pedir el permiso de marca sólo había oído decir que Hitler era un hombre estricto. Sólo recientemente buscamos y leímos quién era en Internet”, asegura el poco creíble indio. Y es que la “casualidad” no ha dejado satisfecho a nadie; en especial cuando se ha observado que la “i” del cartel de Hitler completa su punto... con una esvástica.

“En el Estado de Mahatma Gandhi y la no violencia, ¿cómo alguien puede celebrar a un personaje conocido por haber matado a millones de civiles desarmados?”, expresó el indignado Niktin Contractor, de la asociación Amigos de Israel. Y remató diciendo: “Los propietarios saben bien lo que significa el nombre, pero les ha hecho funcionar el negocio”. No fue el único en expresar su molestia. También lo hizo la cónsul general de Israel en Bombay, Orna Sagiv, que aseguró estar “horrorizada” por el tema y prometió tratarlo con las autoridades de Guyarat.

Mientras Shah hace oídos sordos a las críticas, no descarta cambiar el nombre de su tienda si –valga la aclaración– recibe una compensación económica. “El problema es que nos hemos gastado muchas rupias en el letrero, en las tarjetas de visitas y actividad de marca. Nos hemos quedado sin dinero por el momento”, ofreció el hombre que apuesta por un marketing con mala conciencia.