Domingo, 21 de octubre de 2012 | Hoy
VALE DECIR
Ya ni en los buenos modos se puede confiar. Según un estudio realizado por la Universidad de California, en Estados Unidos, las personas con mayor jerarquía laboral tienden a sonreírle sólo a aquellos que ocupan un escalafón menor en la pirámide empresarial. “Cuando alguien poderoso ve a un empleado de status social más bajo, realiza el gesto como tirándole un hueso. Es como si pensara: ‘Debo sonreírle porque soy mejor que él’”, explica –desconfiado– Evan Carr, investigador a cargo del tema. Y asegura que, cuanto más baja sea la posición del trabajador, más amplia será la sonrisa del jefe.
El resultado, entonces, indicaría que el status mediría cómo se devuelve la gentileza y hay quienes temen que, cuando un empleador la aplica, lo haría porque, contrario a la creencia popular, no piensa tan bien de las capacidades de su empleado. A la vez, las mediciones arrojan que los altos cargos rara vez hacen la mueca gentil a pares en miras de que podrían representar una amenaza a su puesto. Y explica que los peor posicionados le sonríen a todo el mundo, independientemente de la tarea que desempeñen. El estudio se realizó de manera peculiar: 55 voluntarios miraron videos de diferentes colegas en distintos cargos sonriéndoles a través de la pantalla o, claro, mirándolos con indiferencia. Mientras, el equipo de científicos medía sus reacciones frente a las imágenes, estudiando la actividad de su músculo cigomático mayor, comúnmente conocido como “el sonriente muscular”, que eleva la comisura de la boca; también se tuvo en cuenta el músculo corrugador, que frunce el ceño. Para develar la verdad detrás de las reacciones, no vaya a ser cosa.
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