Parece ser que, en Estados Unidos, el principal mal que está aquejando a la juventud no es el alcohol o el abuso de sustancias sino... la canela. Al menos, en ella han posado sus ojos especialistas de la salud, preocupados por una tendencia que ha prendido cual reguero de pólvora entre los adolescentes norteamericanos. Bajo el nombre “Cinnamon Challenge”, el desafío se volvió viral durante el 2012, con más de 50 mil videos de gente intentando tragar una cucharada sopera de canela en menos de 60 segundos sin la ayuda de agua u otros líquidos bonachones. El resultado, además de multiplicar la imagen de chicos y chicas tosiendo miserablemente, ha sido el de inflamación de los tejidos sensibles en boca, nariz y garganta, ardor y un sinfín de llamados a centros de control de veneno. En algunos casos, incluso fue necesaria urgente atención médica, con adolescentes con pulmones colapsados.

Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Pediatrics se refiere en detalle al “juego” y expresa abiertamente los riesgos que acarrea tamaña tontería viral. Según expresa, una vez ingerida la cucharada, la canela seca la boca y dificulta la ingesta. Además, contiene una sustancia llamada celulosa que se pega en los pulmones y pone en peligro la capacidad de intercambio de oxígeno y dióxido de carbono. Aunque los autores del informe reconocen que los efectos suelen ser temporales, explican que las personas que sufren de asma o tienen pulmones más delicados caen en el riesgo de problemas respiratorios graves, como un enfisema, al intentar el truco.

Dejah Reed, de 16 años, probó el desafío cuatro veces; la última vez fue el pasado febrero, cuando se rió tan fuerte que inhaló canela y afectó sus pulmones. “No podía respirar”, contó la jovenzuela, que se puso azul y tuvo que ser internada durante cuatro días. Después de volver a su hogar, reconoce que se queda sin aire cuando camina muy rápido. “Pensé que era cool probarlo, pero ahora comprendo que no lo es. Es peligroso.” Mala la canela, mala.