“Patriotismo gourmet” o “extraña representación de orgullo nacional” son algunos de los ceñidos apelativos que han sido atribuidos a Fat Flag, una curiosa serie de imágenes que se ha vuelto viral las pasadas semanas. No es para menos: las fotografías tomadas por el francés Jonathan Icher giran entre la literalidad y lo sencillamente bizarro y, entre otras expresiones artísticas, incluyen el bodypaint, la cuisine y el retrato. Todo junto y revuelto para comunicar un inexplicable mensaje: qué comida representa a cada uno de los países seleccionados por el fotógrafo residente en París. En colaboración con la maquilladora Anastasia Parquet, la ¿satírica?, ¿repelente?, ¿injustificada? seguidilla vuelve sobre estereotipos culturales de distintos puntos geográficos. Así, mientras el modelo lleva marcada la piel con la bandera de tal o cual nación, también se embucha el icónico plato que identifica las fronteras. A saber: mientras Francia juguetea con un croissant, una chica japonesa come sushi, fideos caen de una boca italiana, un norteamericano se entrega a una hamburguesa y una inglesa es callada por un huevo frito. “Quería hacer una sesión fashion usando símbolos patrióticos. Amo los estereotipos y los signos universales”, ofreció Icher, dejando a todos aún más inquietos. Y hambrientos, eso también hay que decirlo.