radar

Domingo, 9 de noviembre de 2014

CINE. MADRID EN 2018 Y LA CRISIS ESPAñOLA SEGúN LAS GUARRADAS FRANQUISTAS, SEXISTAS Y RASCISTAS DE TORRENTE 5

QUE VIVA ESPAÑA

 Por Mariano Kairuz

A partir del jueves que viene habrá en los cines argentinos dos películas sobre tipos que se tiran pedos en el interior de un auto con las ventanillas cerradas e intoxican a sus acompañantes. Tal vez no sea la tendencia más distinguida del cine reciente, pero tampoco es un accidente: una de las películas es la largamente postergada continuación de un éxito de los ’90, un hito de la comedia escatológica, la ópera prima de los Farrelly, Tonto y retonto. La otra, estrenada esta semana, es la cuarta secuela de una saga iniciada también en los ’90, la del policía racista, sexista y franquista José Luis Torrente. Y no es que ambas películas traten estrictamente sobre pedos, aunque un poco sí. Sobre eso, sobre fluidos corporales, y de algún modo, sobre el fin de la civilización. Para Santiago Segura, creador, director y protagonista de Torrente, se ha convertido, a lo largo de las dos últimas películas, en su personal manera de hablar de su propio fin de la civilización: la crisis española.

En su película anterior, Torrente lloraba frente a la tumba de su ídolo musical José Luis Cantero, El Fary, mientras le contaba afligido cómo el mundo se había ido al garete desde su muerte: “Los maricones ahora se casan. Los socialistas han arruinado al país por completo. Y en la Casa Blanca han puesto a un negro. Pero no para limpiar: ¡de presidente! ¿Qué va a ser lo próximo, una tía? Eso sí, ganamos el Mundial, pero no cuenta: la mayoría del equipo eran del Barça”. Torrente 5: Operación Eurovegas arranca con una puesta al día similar, pero la acción salta a un futuro cercano y postapocalíptico: Madrid, 2018. Y lo primero que hace el agente de Santiago Segura es volver al cementerio a visitar a su bienamado Fary sólo para encontrarse, para su desesperación, con que la estatua ha sido violentamente profanada. Acto seguido, y como Charlton Heston en el final de El planeta de los simios, se postra ante las ruinas del estadio Vicente Calderón, sede de su también querido club Atlético de Madrid, maldiciendo. “Toda una vida dedicada al cumplimento y servicio de la ley, impartiendo justicia con criterio y disciplina espartana con el único afán de engrandecer a nuestra nación, España”, monologa mientras se incorpora y gana fuerzas: “Y tras ser encarcelado vilmente, ahora salgo para presenciar esta podredumbre, esta miseria; ser testigo de esta decadencia moral y ética, esta vergüenza, ¡gente sin Dios! ¡Se acabó! ¡Se acabó lo de ser ciudadano ejemplar, se acabó lo de ser un referente de comportamiento y civismo! Que se vayan preparando, porque a partir de ahora, a partir de este momento pueden empezar a considerarme ¡un fuera de la ley!” Y siguen los créditos a lo James Bond y a continuación el noticiero que nos termina de hundir en el desgraciado porvenir de España: que los han expulsado de la Comunidad Europea, que han vuelto a la peseta, que Rajoy sigue en el gobierno y negocia “una reducción del salario medio interprofesional”, y que Cataluña, independizada, está por jugar la final del Mundial con Argentina. En tren de alistarse para su nueva guarrada, Torrente hace lo de siempre: come como un cerdo, sale de putas (“fundamental para la puesta a punto de las facultades intelectuales: las relaciones humanas”), aspira el borde de un inodoro inmundo en busca de un resto de merca, y le siguen una sucesión de eructos y pedos y exabruptos y luego el desfile habitual de subormales, y discapacitados físicos y mentales, a los que recluta para hacer un “trabajito” a la manera de los Ocean’s Eleven (los de la versión de Frank Sinatra, aclara, “la buena”): asaltar el gran casino Eurovegas, decadente resabio de cuando la península aún formaba parte del Primer Mundo. El encargo se lo hace el villano de turno, interpretado por Alec Baldwin en silla de ruedas y hablando un castellano casi incomprensible. En fin, el patetismo de siempre, potenciado, un poco más internacional pero español a la vez.

Esta vez, Segura –el hijo del empleado de la fábrica de tornillos, nacido y criado en el nada privilegiado barrio de Carabanchel, Madrid, hace 49 años; el ex estudiante de Bellas Artes, videasta y participante compulsivo de concursos televisivos en los ’90– no ha asumido el brutal desafío físico por el que solía jactarse de haber superado a De Niro, “que lo hizo sólo dos veces”: engordar como un cerdo para componer a su policía feo, sucio y malo. “Esto seguro me ha costado unos años de vida”, le decía a Radar tres años atrás, en pleno proceso de desengorde posterior al rodaje de Torrente 4.

Estrenada hace un año en España, Torrente 5 volvió a abrir la taquilla con cifras millonarias, pero ya no está tan reñido con la crítica de su país. No es que los críticos hayan finalmente aceptado sus salvajadas, sino más bien que se dieron por vencidos. Y a Segura, a estas alturas, ya no le importa mucho tampoco el tema. Ya lo explicó, una y otra vez, cuando lo acusaban de fascismo: “Las de Torrente son todas las actitudes que provocan vergüenza ajena, todo lo que en la vida es muy desagradable. Ponerlo en la pantalla es como un exorcismo: cuanto más desagradable es Torrente, más disfruta la gente. Pero después de 17 años ya no preocupo, ya no lo explico más”, dice. En todo caso, esta vez quería ambientarla en el futuro porque “viendo la situación del país, cuando escribía el guión me di cuenta de que era dificil superar el patetismo en que vivimos. (El heredero real) Froilán se ha disparado en el pie; el abuelito ha matado un elefante y ha tenido que pedir disculpas, Bárcenas (el tesorero del PP) reparte sobres. ¿Qué puedo inventar yo que supere eso? Me voy al futuro, que es más divertido porque la gente se puede reír de la España torrentiana que viene. El guión lo escribí hace un año y medio, y preparamos billetes de euro donde aparecían ya Felipe y Letizia como reyes. Pero el futuro se nos adelantó. Es lo que tiene el cine, haces esta parida, juegas con el futuro para hacer un chiste, y te terminan pillando”.

Compartir: 

Twitter

 
RADAR
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.