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Domingo, 26 de octubre de 2003

MúSICA

En nombre de la madre

El gran fenómeno musical del año en Brasil es la aparición estelar de Maria Rita Mariano, una cantante cuyo flamante debut fue Disco de Oro a la semana de editado. Un fenómeno a contramano de lo que la industria musical brasileña entendió como popular durante los ‘90, más cercana a Norah Jones que al Axé, Maria Rita tiene un arma secreta: es la hija de Elis Regina. Ah, y canta igual que su madre.

Por Martín Pérez

Todos están a sus pies. “La cantante que todos estaban esperando”, asegura la publicidad que acompaña la esperada edición de su álbum debut. Un disco que, a comienzos de año, se disputaron todas las discográficas, grandes o pequeñas. “Todos los músicos quieren tocar con ella, todos los compositores quieren que toque sus canciones”, escribió el periodista Mario Dias en febrero de este año, cuando se supo que finalmente había cerrado contrato con WEA. “Un álbum que ajusta cuentas con el pasado antes que con el futuro”, se pudo leer en el diario Folha do Sao Paulo sobre este disco bautizado sencillamente Maria Rita, y editado el pasado 9 de septiembre, coincidiendo con su cumpleaños número 26. “Como Elis, y como ninguna otra voz hasta ahora, Maria Rita consigue, cantando, reír afinado”, se escribió sobre sus primeros conciertos como solista, realizados a mediados del mes pasado en Río y San Pablo, con Milton Nascimento, Ney Mattogrosso y Lenine entre el público. Presentaciones que apenas sirvieron de prólogo a una gira nacional que comenzó en Río a mediados de este mes, acompañando un álbum que a la semana de editado acusaba una cifra de 100 mil unidades vendidas. Y que será apoyado por la edición de un DVD con una actuación grabada en el Bourbon Street de San Pablo, antes de la salida del disco.
En medio de una expectativa que hacía décadas no se veía en la escena musical brasileña, el mes pasado finalmente hizo su aparición pública Maria Rita Mariano, la única hija mujer de Elis Regina. Polémica e indiscutida a la vez, la muerte prematura de Elis la catapultó a la categoría de mito. A pesar de eso, en un país ciertamente privilegiado por la cantidad y calidad de sus intérpretes femeninas, su estilo no ha tenido seguidoras. “Y eso a pesar de que su técnica, timbre, repertorio y suceso han sido unánimemente celebrados”, apuntó el crítico e investigador José Ramos Tinhorao. De allí la extraordinaria expectativa ante la demorada aparición de Maria Rita, que recién debuta profesionalmente a una edad en la que su madre ya llevaba grabados nada menos que diecisiete discos. “Cuando dicen que canto igual a Elis, tengo ganas de mandarlos a escuchar el disco Elis & Tom. Porque después de escucharlo nadie puede tener el coraje de decir que yo vengo a reemplazarla”, le dijo al semanario Istoé esta estrella que asoma muy bien construida, y que era apenas una niña de cuatro años cuando murió su madre. Pero que, desde el comienzo de su adolescencia, creció escuchándole decir a su padre, el pianista Cesar Camargo Mariano, que tenía la misma voz que mamá Elis.
“A todos los niños los comparan con los padres. A mí me pasaba cada vez que atendía el teléfono”, recordó Maria Rita. “Es innegable que hay una similitud en el timbre vocal”, señaló con sobriedad su padre, en una entrevista realizada el año pasado, mucho antes de la polvareda levantada por la edición del disco de su hija. Pero ya entonces agregaba: “Felizmente, ella no explota eso, sino que sigue su propio camino”. Un jugoso intercambio entre dos respetados críticos musicales brasileños como Arthur Dapieve y Paulo Roberto Pires, publicado por el site No Minimo (nominimo.cibes.com.br), sirve para pasar en limpio las respuestas clásicas ante la aparición de un fenómeno como el de Maria Rita. “La chica es genial y no puede huir de las comparaciones con su madre, ya que en su voz suena un inevitable déjà vu genético”, escribió Dapieve. A lo que Pires contestó: “Es una lástima que esa semejanza inevitable lleve a que algunos la rechacen precisamente por eso. Pero aún peor sería que la abracen como la auténtica sucesora esos chatos fanáticos profesionales de Elis, que son como los beatlemaníacos de la MPB”.
Cuando en la conferencia de prensa realizada en ocasión de la edición del disco –hecha a todo trapo en el Copacabana Palace Hotel de Río– le preguntaron por el slogan de lanzamiento (el que asegura que ella es la cantante que todo el mundo estaba esperando), Maria Rita respondió que cada vez que lo lee le corre un frío por la barriga. “Pero después pienso que es algo que he ido constatando desde hace bastante tiempo”, asegura sin falsas modestias una cantante que un año atrás incluso llegó a asegurar que se retiraría de la profesión como respuesta al increíble fanatismo que despertó su debut profesional en escena. Algo que sucedió, más precisamente, en mayo del 2002, al subir a un escenario en San Pablo para participar como invitada en un recital del violinista Chico Pinheiro. Antes de la aparición de su álbum debut, Maria Rita apenas si había grabado su voz en cuatro temas del disco de Pinheiro, Meia-Noite Meio-Dia. Y también en el tema “Tristesse” –flamante premio al mejor tema brasileño en la última ceremonia de entrega de los Grammys latinos–, del álbum Pietá, de Milton Nascimento. “Cuando la invité a grabar en mi disco, Maria Rita se sorprendió y me preguntó por qué. Yo le respondí que ella era la única que no se había dado cuenta aún de lo bien que cantaba”, declaró Milton, un anfitrión significativo ya que es un artista al que Elis interpretó primero y mejor que nadie allá por los años ‘60. “Durante las pausas de la grabación de mi disco debut escuchábamos a Milton y comíamos chocolate”, dice Maria Rita en la gacetilla oficial que acompañó el lanzamiento. Y no sólo eso: el disco mismo abre con un tema de Milton, “A Festa”, presentado como una especie de extraña adaptación de “La bamba”. “Es un tema que Milton venía tocando en sus shows en vivo, y que yo le pedí que le pusiera letra para mí.”
Decididamente alejada de la escena brasileña durante casi ocho años, durante los que estuvo viviendo en Estados Unidos, cuando Maria Rita regreso a Brasil necesitó rápidamente ponerse al día con la realidad musical local. “Allá escuchaba apenas lo que llegaba como brasileño, Caetano Veloso, Gilberto Gil o Marisa Monte. Pero no sabía qué estaban haciendo grupos que me gustaban antes de irme, como Paralamas o Lulu Santos, ni conocía la existencia de artistas como Lenine, Chico César o toda la escena del mangue-beat”, confesó la cantante, que viajó a Estados Unidos junto a su padre cuando tenía 16 años, y luego se fue a vivir sola a Nueva York, donde estudió Ciencias de la Comunicación y Estudios Latinoamericanos. Recién dos años atrás decidió dejar de escaparle a esa presión familiar y social que parecía no dejarle otra opción que dedicarse al canto, y regresó a su país para cumplir con su destino.
Aunque Maria Rita canta desde muy pequeña, su única experiencia sobre un escenario había sido a los doce años, haciendo coros en uno de los grupos de sus hermanos. De allí que a su regreso lo primero que hizo fue sumarse a proyectos ajenos, como los de Pinheiro o Nascimento. Para luego compartir pequeños shows junto a otra solista, Luciana Alves, antes de decidirse a enfrentar decididamente la expectativa ajena, largarse sola, firmar contrato y grabar su primer disco. Un álbum ecléctico y lleno de versiones, en el que alcanza a brillar aquí y allá con luz propia, permitiéndose incluso cantar un tema en castellano como “Dos Gardenias”, y hacer propio un clásico de Rita Lee como “Agora So Falta Voce”. Con temas de Lenine y Vitor Ramil, entre otros, la puesta al día de Rita con la escena contemporánea brasileña la lanzó decididamente a los brazos de Marcelo Carmelo, el líder del exitoso grupo Los Hermanos, autor de tres de los trece temas del álbum. Que se vende con una cajita doble, como para que el comprador coloque al lado del disco original un CD-R con dos temas extra que se ofrecen a través de Internet. “Cuando mi productor me preguntó qué era lo que quería del disco, le respondí que quería mostrarme como intérprete.” Le salió bien. Porque escucharlo es, efectivamente, conocer a esa cantante experta y principiante al mismo tiempo, y que todo el mundo estaba esperando.

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