Hace unos cuantos años, Burt Reynolds entraba a una videoteca de Nueva Zelanda para pedir una copia de Deliverance (1972), uno de sus films más glorificados. De cara a la solicitud, el encargado (des)atinó con un “Demasiado antigua, no la tenemos”. A lo cual, con su característico sentido del desenfado, el actor apenas replicó con una sonrisa y un “Quizá deberías chequear la sección de nostalgia...”. Empero, a pesar de haber vivido mejores tiempos (después de todo, fue la estrella mejor paga de Hollywood entre el ’78 y el ’82), el galancete de bigote retro nunca perdió ni humor ni encanto. Ni siquiera ahora que, en miras de rumores de grandes deudas, decidió subastar buena parte de sus más preciados objetos. Así, en un ¿mítico? evento que acaecerá entre el 11 y el 12 de diciembre en el Palms Casino Resort de Las Vegas, Burt presentará todo tipo de adquisiciones...

Algunas extraordinariamente kitsch, como el carruaje rojo fabricado artesanalmente que le regalara su ex novia Dolly Parton para usar en su rancho, y que él ahora vende por entre 3 mil y 5 mil dólares. O sus trofeos de fútbol del secundario, estimados en 300 billetes. O el Globo de Oro que recibió por su participación en Boogie Nights. O, acaso: un sombrero de construcción, perchas, sus sensuales batas de seda, el jersey que usó para hacer una sesión de fotos en culete o una acuarela hecha por él mismo. Y aunque entre las decenas y decenas de recuerdos está un par de botas rosas inicializadas o accesorios de películas como Smokey And The Bandit y The Longest Yard, etcétera, el verdadero campeón de la velada será su fichero rotativo Rolodex, con teléfonos de amigas y conquistas, contactos laborales y restaurantes favoritos, entre otros. ¿Incluirá los dígitos de Sally Field? Sólo quien ponga los 900 (o más) dólares reclamados tendrá respuesta. En época navideña, ¿se puede pedir mejor regalo?