Domingo, 29 de marzo de 2015 | Hoy
MUSICA Después de la separación de Oasis, en 2009, cuando el grupo ya estaba en un franco deterioro personal y creativo, los hermanos Gallagher armaron sus propias bandas. A Liam no le fue muy bien con Beady Eye, pero la suerte de Noel fue otra: aunque no toda la crítica concuerda sobre la calidad de sus discos –más o menos lo que pasaba con Oasis– su grupo Noel Gallagher’s High Flying Birds ya toca en estadios y su oído para la melodía está intacto como lo demuestra Chasing Yesterday, su nuevo y notable trabajo.
Por Sergio Marchi
Para un músico, encontrar un estilo es algo que puede llevar años. Es su tarjeta de identificación frente al mundo o, como sostiene un buen diccionario, un “modo peculiar de actuar, pensar o vivir; un conjunto de rasgos o características que determinan a alguien o algo; una manera peculiar de ejecutar una obra, propia de un artista, un género, una época o un país”. Noel Gallagher ha alcanzado estas metas brillantemente; siempre ha sido un atorrante de Manchester sin pelos en la lengua, que compuso las canciones más brillantes del britpop, un género que define al rock británico de los años ’90. Hay gente que mataría por alcanzar un décimo de sus logros, y muchos de ellos son críticos que insisten en mostrarse defraudados porque Noel Gallagher no ha cambiado. “Una oportunidad desperdiciada”, escribió uno de ellos refiriéndose a Chasing Yesterday, el segundo opus de lo que se ha bautizado Noel Gallagher’s High Flying Birds, nombre que sobrevino una noche en la que lavaba los platos y escuchaba Fleetwood Mac y Jefferson Airplane.
De cualquier manera, la gente razona por oído propio y llevó a Chasing Yesterday al tope de las listas, ratificando el gusto por esta nueva forma adquirida por Gallagher, que junto a su hermano Liam edificó la leyenda de Oasis. Aquella banda supo brillar intensamente pero, como toda buena estrella, fue entrando en un lento colapso que estalló aquel día infame de 2009, en el que durante una de las tantas peleas entre hermanos, Liam rompió la guitarra de Noel. El Gallagher mayor no demoró ni un compás en decidir que Oasis había terminado. Y se fue con la música a otra parte. Liam lo primereó, fundando Beady Eye, con los restos de Oasis, pero Noel esperó hasta 2011 para hacer despegar a sus High Flying Birds.
Definitivamente, algo había cambiado; Oasis se fue transformando en una banda que transportaba un exceso de equipaje musical. Los High Flying Birds de Noel viajaban livianos, con melodías simples, emotivas y al punto, que obligaron al Gallagher arisco a plantarse en el medio del escenario, tarea que solía emprender su hermano Liam. Pero Noel siempre tuvo las canciones y una voz que no es tan mágica como la de Liam, pero su progreso como cantante se muestra notable. Si esto fue una competencia, Noel volvió a ganarla, una vez más, como tantas de esas peleas a castañazo limpio, que cimentaron la reputación de estos británicos peleadores: Beady Eye hizo dos álbumes, no tan malos como la crítica dijo, pero se disolvió sin pena ni gloria.
Pero como dijo la canción, Noel Galla-gher no “mira hacia atrás con rencor”. Para él todo fue una sorpresa: los dos discos de High Flying Birds en la punta de los charts, la inmediata aceptación del público que hizo que la banda pasara de tocar en teatros a acomodarse firmemente en estadios, y una gira de un año y medio que lo depositó en 2013. “¡Un año de mierda!”, lo resumió. No es que no quisiera terminar la gira; su segunda esposa y dos de sus niños lo esperaban en el hogar, mientras que Anaïs, su hija adolescente, fruto de su primer matrimonio, le imponía la adolescencia a través de un contrato con una agencia de modelos, que la está llevando a convertirse en un personaje mediático. Noel Gallagher disfruta el no hacer nada y mirar la televisión. Cuando la esposa quiere activarlo, él se rehúsa y le pregunta si sabe tocar la guitarra. Ese es su trabajo y ha vendido sesenta millones de discos, que pagan las cuentas de todas las casas.
En uno de esos días de ocio fue al médico para un chequeo de rutina y salió hecho polvo: le detectaron fiebre glandular. Luego, en una mala maniobra en la pileta, con uno de sus hijos en brazos, se dañó la espalda y le dieron una medicación que lo hizo sentir horrible. Lo peor: no debía dejarla o cosas espantosas le sucederían a su salud. Hasta que se hartó, dejó de tomar las pastillas y se puso a trabajar en Chasing Yesterday, un disco todavía mejor que el anterior y que refuta a los críticos que lo acusan de repetirse. Si bien el debut de High Flying Birds ya agregaba novedades (¿o acaso alguien escuchó un tema de Oasis con congas como “Broken Arrow”?), Chasing Yesterday (Persiguiendo el ayer) desmiente su nominación nostálgica, e impulsa a su creador a aventurarse en senderos no transitados por sus pisadas. “Sé que voy a ser acusado de acoso ‘saxual’, por el uso intensivo del saxo”, dice hablando de “Riverman”, una sorprendente canción que parece una mezcla de Oasis con Pink Floyd. “Por favor, no piensen en Spandau Ballet cuando la escuchen; mejor piensen en un tipo de Nueva Orleáns en 1963, completamente de la cabeza, e increíblemente cool, porque es hora de reclamar el saxofón.”
Ese es sólo el comienzo de un álbum que atrapa de inmediato, y no suelta al oyente porque después de la psicodelia ligera del inicio ofrece un ritmo disco irresistible en “In The Heat of the Moment”, y varias sorpresas más a lo largo de trece canciones con maravillosas melodías, que es lo que finalmente constituye el rasgo estilístico sobresaliente de Noel Gallagher, que disfruta el momento de la victoria, pero no se engolosina con ella. Se da el gusto de usar saxos, orquestas y hasta la guitarra de Johnny Marr (ex guitarrista de The Smiths y actual solista) en “Ballad Of The Mighty I”, pero no permite que las canciones se tornen densas, como le sucedía a Oasis en sus años finales. Quizás haya sido su mano de productor (estrenada en este álbum) la que haya decidido que el sobrepeso no podía formar parte de este vuelo.
¿Y Oasis? Durante 2014 corrió el rumor de que habría una reunión, alimentado por la bocaza de Noel, que profirió el titular cantado: “Por medio millón de libras, lo haría”. Si se tiene en cuenta que su primer disco solista vendió dos millones y medio de ejemplares, eso quiere decir que sus ventas actuales son sólo el diez por ciento de los veintidós millones de (What’s the story) Morning Glory?, el álbum más exitoso de Oasis. Y si a eso se suma que Liam se encuentra libre, sin grupo... “Yo creo que Liam tendría que hacer su disco solista –lo desafía Noel desde su brillante presente–. Ponerle su nombre, limpiar la cubierta y comenzar todo de nuevo. No sé muy bien lo que terminará haciendo.”
Y como buen hermano mayor, predica con el ejemplo.
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