Domingo, 10 de abril de 2016 | Hoy
CINE > BAFICI
Cumple la mayoría de edad y estrena nuevo director, Javier Porta Fouz, pero el Bafici mantiene sus mañas: ofrecerle al espectador doce días de estimulación cinematográfica constante. Con cerca de 400 títulos (muchos de ellos estrenos mundiales), visitas de renombre como Peter Bogdanovich y Michel Legrand, algunas de las mejores y/o más importantes películas que circularon por los mil y un festivales, lo último de la producción argentina y nuevas sedes que se suman a las ya tradicionales, el festival porteño vuelve a la carga como en cada mes de abril, este año desde el 13 y hasta el 24 inclusive, y con algún brillo extra como la presencia de Graciela Borges en el jurado. En estas páginas, más que recomendaciones, seis puntos de partida para recorrer e investigar el laberinto de su programación.
Por Diego Brodersen
Como ocurre desde hace añares (¿desde su misma concepción?) la música invade el Bafici. Por lo pronto, la película elegida para cerrar los doce días de locura cinematográfica es Miles Ahead, el film dirigido y protagonizado por Don Cheadle acerca de ese gigante del jazz (y de tantas otras miles de cosas), Miles Davis. Esta biopic de título acertadísimo y estilo poco tradicional acaba de estrenarse en los Estados Unidos y no tendrá estreno comercial en nuestro país. Otro director negro, Spike Lee, tiene como protagonista de su nuevo documental a otro músico… ¿blanco y negro? Recién llegada del festival de Sundance, Michael Jackson’s Journey From Motown to Off the Wall registra, como su nombre lo indica, el viaje del niño maravilla de los Jackson 5 que va desde su integración a la maquinaria del estudio Motown a su quinto disco solista, producido en 1979 por Quincy Jones, cuando Jackson tenía apenas 21 años. Un verdadero paso gigante para la humanidad. Lee –a quien últimamente le salen mejor los documentales que los films de ficción– es un fan del Rey del Pop y esta es la segunda película que le dedica a su memoria luego de Bad 25. Quienes esperen datos jugosos sobre su vida privada, excentricidades y excrecencias, olvídenlo: la película está dedicada exclusivamente al mejor legado de Jackson, su arte.
En otro orden de cosas, y para hacerse una maratón de varias horas, se exhibirán completos los varios capítulos que integran American Epic, la serie dirigida por el británico Bernard MacMahon sobre la historia de la música estadounidense del siglo XX. Coronando el cierre, The American Epic Sessions incluye a Jack White juntando a un grupo impecable de músicos (Elton John, Willie Nelson, los Alabama Shakes, el propio White, entre otros) tocando en vivo en un estudio que intenta replicar las tecnologías de grabación de los años 20. Un documental sobre el punk húngaro de los años 80, otro sobre el mítico cantautor country Hank Williams y varios films sobre músicos y bandas locales (Suarez, Perdedores Pop, Adicta) completan un menú sonoramente ecléctico.
Dentro de la sección Rescates, que incluye un buen puñado de films del pasado remoto y cercano, el festival porteño ofrecerá una doble dosis –en copias reciente y rigurosamente restauradas–, del gran maestro del wuxia pian, el cine de artes marciales “de época”, en el cual las espadas, lanzas y saltos físicamente imposibles le hacen un sonoro lero lero a las virtudes físicas de un Bruce Lee. Nacido en Beijing, donde el cine de artes marciales pasaría a estar completamente prohibido por las autoridades comunistas, Hu inició su carrera en la industria de Hong Kong, donde le puso la firma a uno de los films fundantes del género, el clásico de clásicos Come Drink With Me (1966). Independizado del mayor estudio hongkonés de la época (Shaw Brothers, el mismo que homenajea Tarantino en el comienzo de Kill Bill) y radicado en la isla de Taiwán, dará inicio a una serie de films que merecen figurar bien arriba en cualquier antología del cine físico o de aventuras de cualquier época y nacionalidad.
Dragon Inn (1967) y A Touch of Zen (1971) son, indiscutiblemente, sus dos obras maestras, películas donde la obsesión de Hu por el movimiento y la velocidad adquiere, por momentos, cimas de abstracción visual. Claro que sin olvidar nunca el relato. En la primera, una posada perdida en la frontera es el escenario de una lucha de intereses, pactos y traiciones, en la mejor tradición de los westerns de puertas adentro. En la otra, de aliento épico y una duración extremadamente poco habitual para el cine de kung fu, un muchacho algo tímido se ve envuelto en la mayor empresa de su vida junto a una arriesgada espadachina. A Touch of Zen fue el primer film taiwanés en visitar el prestigioso Festival de Cannes y algunas de sus escenas de acción deberían ser materia obligatoria en todas las escuelas de cine.
“No hay nada como un musical sólido para empezar el año con una sonrisa”, escribió Peter Bogdanovich en su libro Movie of the Week antes de dar paso a la primera de sus sugerencias: Un americano en París. Y no hay cineasta norteamericano más cinéfilo (al menos, de su generación) que el director de La última película y ¿Qué pasa, doctor? Junto a la visita del músico francés Michel Legrand, la de Bogdanovich (neoyorquino hasta la médula, nacido en 1939) será la presencia internacional más rutilante de este 18° Bafici, y la sola mención de su nombre hace que la boca de más de un fan se trasforme en un torrente acuífero. El festival le dedicará la edición de un libro con textos sobre sus películas, un retrato sobre John Wayne firmado por el homenajeado (el hombre no sólo filmó, sino que escribió, y mucho, sobre sus realizadores y films favoritos) y una entrevista realizada especialmente para el volumen, que será oficialmente bautizado en una conferencia el domingo 17, con la presencia del realizador. Un día antes, el hombre dará una charla abierta al público. “Bogdanovich es un ser de cine, lo ha vivido como pocos seres humanos en el planeta. Escucharlo es entender las mil y un formas en que el cine nos recorre. Es el testigo de cientos de instantes en los que el cine se convierte, sin dudas, en la más humana de todas las artes”, afirma la introducción de Peter Bogdanovich, el último testigo.
Como no podía ser de otra manera, se exhibirán varias de sus películas más famosas en versiones restauradas, como así también alguna que otra rareza. Entre las primeras, todas ellas realizadas en aquellos irrepetibles comienzos de los 70 –cuando Hollywood parecía reinventarse a cada paso–, figuran en grilla las ya nombradas en el párrafo anterior (la elegía de un polvoriento pueblo del Oeste y un canto de amor a la screwball comedy, respectivamente), la fantástica Míralos morir, thriller meta-cinematográfico con una actuación inolvidable de Boris Karloff, y Luna de papel, el bellísimo drama con Ryan y Tatum O’Neal ubicado durante los años de la Gran Depresión. La gran sorpresa del paquete Bogdanovich es la inclusión de Tom Petty and the Heartbreakers: Runnin’ Down a Dream, enorme, complejo, riquísimo y extenso (exactas cuatro horas) documental sobre la historia de la famosa banda. Una receta perfecta: buen cine y buen rock and roll.
El sexo suele atravesar frontal y transversalmente la programación de todo festival de cine que se precie. Al fin y al cabo, ¿no es esa una de las actividades favoritas del hombre y de la mujer? Más allá de encuentros fugaces y coitos contextuales en decenas de films, el Bafici presenta en esta edición varios largometrajes de ficción, documentales e incluso experimentales que hacen foco sobre el tema en cuestión (y sobre las partes de la anatomía humana correspondientes). El doc italiano Porno e libertà, por caso, registra historiográficamente la evolución paralela de la industria hardcore italiana (primero ilegal, luego santificada por ley) y los diversos movimientos políticos y apolíticos que bregaron por las libertades individuales y colectivas. Dirigido por Carmine Amoroso con amor por el material de archivo (profuso y generoso), cuenta con la participación de leyendas como el pornoautor y pionero Lasse Braun y la mismísima Ilona Staller, más conocida como Cicciolina.
Compañera de ruta, aunque ubicada en otra sección, la argentina Audaz se eleva, de los debutantes Lisandro Leiva y Mariano Torres Negri, intenta dilucidar el enigma acerca de si el porno es un invento argentino (como la birome, como el dulce de leche, como tantas otras cosas), al tiempo que analiza la evolución de la pseudo-industria local con entrevistas a especialistas, cultores y responsables de poner en pantalla y en movimiento la carne argentina. Y si de sexo argento se habla, los corrillos típicos de estos días pre Bafici anticipan la llegada del sexo no simulado al cine de ficción “tradicional” de estos pagos. Se trata de La noche, ópera prima como realizador de Edgardo Castro, uno de los fundadores del grupo de teatro-danza Krapp, quien además se reservó uno de los papeles más importantes del film. Ubicada en el centro del candelero, en la Competencia Oficial Internacional, se dice que La noche será una de las películas más polémicas y comentadas del festival.
El realizador iraní Keywan Karimi fue detenido el 14 de diciembre de 2013 por las fuerzas de seguridad de su país, acusado de difundir propaganda antigubernamental e insultar a las santidades religiosas. Luego de varias apelaciones, fianzas y demás actividades del infierno legal, fue encontrado culpable y sentenciado a seis años de prisión y 223 latigazos. No es el primer caso de un artista perseguido por el régimen revolucionario iraní, por cierto, y el caso más sonado en tiempos recientes es el del famoso cineasta Jafar Panahi, quien a pesar de sufrir un arresto domiciliario durante años se las arregló para filmar no uno sino tres largometrajes. El Bafici exhibirá la película que inició el calvario de Karimi, Writing on the City, documental centrado en el arte del grafiti en Irán desde 1979, año de la Revolución Islámica, hasta las protestas callejeras de 2008.
“Al principio quería hacer una película sobre los grafitis under, pero descubrí que también los había de propaganda, hechos por el mismo gobierno. Y me di cuenta de que se podía seguir la historia de la sociedad a través de su reflejo en los muros”, declaró hace un tiempo el realizador, vía email, a las preguntas del diario español El País. Precisamente, en su película pueden verse desde fugaces elegías a los caídos en la Guerra de Irak a los más recientes gritos silenciosos de “Abajo la dictadura”. El film forma parte de la sección Derechos Humanos, donde además se exhibirá la magnífica Homeland (Iraq Year Zero), del director Abbas Fahdel, un preciso y paciente retrato del Irak pre y post ocupación norteamericana que ya fue elegido por decenas de especialistas de todo el mundo como uno de los documentales indispensables del último año.
Desde su primera edición hace dieciocho años, el Bafici ha sido una de las marquesinas del cine argentino, tanto para el público local como para los programadores extranjeros que lo visitan y andan a la pesca de la novedad y el talento. La cosecha 2016 viene conformada, como un blend a esta altura tradicional, por cepas reconocidas y otras relucientemente nuevas. Dentro del equipo de veteranos de varias guerras, Sergio Wolf vuelve al tema de su primer documental, Yo no sé qué me han hecho tus ojos (codirigido junto a Lorena Muñoz): Viviré con tu recuerdo promete ser una secuela o coda (o tal vez nada de eso) de aquella búsqueda incansable que terminó dando con el paradero de la mítica cantante Ada Falcón. El inagotable Raúl Perrone parece ir aún más hacia atrás que en sus últimas creaciones: en Hierba ya no se trata de recuperar algunos de los recursos del cine mudo sino de poner en movimiento imágenes pictóricas, en lo que parece ser una de sus apuestas más radicales. Otro que vuelve a las salas baficescas es Santiago Giralt, y lo hace con un relato de actores y actrices en Primavera, su sexto largometraje en solitario. Marco Berger, otro favorito del festival, ahora en colaboración con Martín Farina, intenta en Taekwondo otra aliteración sobre el tema del deseo.
Dentro del grupo de los debutantes y de aquellos que están dando sus primeros pasos, Andrea Testa y Francisco Márquez presentarán en la competencia internacional La larga noche de Francisco Sanctis, basada en la novela de Humberto Costantini, al tiempo que Lucas Distéfano hará lo suyo con Crimen de las Salinas, una investigación documental sobre el no tan famoso caso policial que se corre absolutamente de todo lo que el espectador puede esperar de un film con esa clase de temática. En un tono más ligero, Las lindas, de Melisa Liebenthal, se anticipa como un buceo por la femineidad teen a partir de fotografías y videos personales de la misma directora. Habrá, por supuesto, muchas más películas, y de algunas de ellas se seguirá hablando por el resto del año.
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