HALLAZGOS
Fiebre de sábado por la mañana
Después de la fiebre despertada por la presentación en El Show de Ed Sullivan, la televisión norteamericana no tardó un segundo en reaccionar a la beatlemanía y convertió a Los Beatles en un programa. Pero como el presupuesto no daba para contratarlos, los transformaron en dibujos animados. Así nació The Beatles, la serie de dos cortos y cuatro canciones por programa estrenada en 1965 por la cadena norteamericana ABC, y que con los años se convirtió en una de las grabaciones más pirateadas del grupo. Ahora, sumándose a la celebración por los 40 años del desembarco beatle en EE.UU., ya está casi arreglada la edición oficial, completa y restaurada de aquellos 39 episodios que Radar adelanta en exclusiva.
Por Fernando García
Los Beatles se preparan para dar un recital. Al abrir la puerta del cuarto de hotel, se encuentran con una multitud de jovencitas chillando su histeria en agudos estridentes. Mientras arrancan los primeros acordes de “Can’t Buy Me Love”, los cuatro de Liverpool huyen por la escalera de incendios. Ringo tropieza, lucha con las chicas y, al final, zafa escondiéndose dentro de un tacho de basura. Corte. La muchedumbre hace cola para entrar al teatro donde se llevará a cabo el concierto. Se acerca una ambulancia, frena y bajan tres enfermeros. Cargan en una camilla a un hombre vendado de pies a cabeza y encaran para el interior del teatro. El acomodador toma una punta de la venda y tira de ella hasta dejar al descubierto a Ringo. La acción se dispara vertiginosamente al comprobar que los camilleros son, en realidad, John, Paul y George. Las fans enloquecen, gritan más fuerte que antes y corren detrás de los músicos. En pleno descontrol, Los Beatles llegan al escenario y comienzan a tocar.
Estas son las imágenes que abrirán el próximo DVD de la banda que cambió al mundo. No corresponden a ningún documental sobre sus populosas giras ni a escenas agregadas a algún largometraje remasterizado. Se trata de la secuencia de apertura de la serie de dibujos animados The Beatles, uno de los efectos menos recordados de los primeros años de manía estadounidense. Hoy considerado el abuelo directo del mercado del videoclip, a mediados de la década del ‘60 el programa reformuló la grilla televisiva de los sábados a la mañana, reventando todos los ratings conocidos antes de caer en meteórica desgracia.
Un largo y sinuoso camino
9 de febrero de 1964. Ocho de la noche. Uno de cada dos estadounidenses sigue atentamente la transmisión de CBS. El show de Ed Sullivan, acostumbrado a liderar su franja horaria pasa a ser, gracias a la aparición de cuatro melenudos ingleses, el programa más visto de la historia televisiva norteamericana. Conscientes de estar enfrentando una bisagra cultural, ejecutivos de los otros canales empiezan a evaluar qué hacer frente a la beatlemanía, esa ola de público juvenil que se menea y grita y consume.
En su casa, frente al televisor, un alto directivo de la cadena ABC (cuyo nombre la posteridad no ha registrado) mira y proyecta, mira y hace números, mira y llama por teléfono a su amigo y profesor de literatura clásica en Yale, Al Brodax. Aparte de su cátedra, Brodax se desempeña como productor ejecutivo de la King Features Production, vertiente televisiva del más importante conglomerado distribuidor de historietas para diarios, el King Features Syndicate, que en ese momento mantiene tres programas en el aire: Popeye, Krazy Kat y Beetle Bailey, todos basados en exitosas tiras cómicas de la casa.
“Quiero a esos chicos en ABC –dicen que el productor le dijo a Brodax-. Mejor dicho, quiero la música de esos chicos en ABC. Y como no los puedo contratar, quiero que vos me los dibujes.” Brodax, que era reconocido entre sus pares por realizar lo imposible a precio de ganga, aceptó en el acto. En una semana, arregló los aspectos legales, consiguió el apoyo (y el dinero) de A. C. Gilbert, Quaker Oats y Mars Candy, empresas líderes en los rubros juguetes, alimentos y golosinas. Y para el trabajo de animación, logró alistar a los profesionales de la londinense TVC y de la australiana Astransa.
La premisa de The Beatles era muy sencilla. Cada programa incluiría dos cortos y cada corto una canción. Más que un argumento, el guionista Dennis Marks buscaba una excusa humorística para que Los Beatles comenzaran a tocar sus éxitos. Y como lo fundamental era la música, Brodax decidió incorporar un tercer segmento, netamente musical, donde Los Beatles dibujados se dedicarían a hacer aquello que mejor les salía. Lo denominó Sing-alongs, y su gran acierto fue incorporar la letra del tema enpantalla para que los televidentes pudieran cantar junto a sus ídolos. Si bien se utilizaron las grabaciones originales de Los Beatles, para los diálogos sus voces fueron imitadas por dos grandes actores del doblaje: Paul Frees (John y George) y Lance Percival (Paul y Ringo).
Como esencia, se escogió el ritmo de la comedia de enredos, aunque varios cortos jugaron con géneros de moda como el terror y el espionaje. En ese sentido, el dibujo animado construyó un universo beatle lineal, predecible y repetitivo, conformado por una fama a prueba de balas, viajes alrededor del mundo y el descontrol permanente de las fanáticas. Los cuatro de Liverpool también se vieron reducidos a caricaturas unidimensionales: Paul era el romántico; John, el intelectual; George, el tipo de buen corazón; y Ringo, el tonto que ponía en funcionamiento los mecanismos del humor. “Para diseñar a Los Beatles –recuerda el animador canadiense Richard Jones– miramos un montón de entrevistas. El lenguaje físico de los personajes y sus características psicológicas las tomamos de la película A Hard Day’s Night (1964), especie de Biblia a la hora de hacer los cortos.” Más allá de Los Beatles, los únicos personajes recurrentes de la serie fueron Brian Epstein (manager del grupo) y Alan Watermain (un explorador africano basado en Alan Quatermain, protagonista de Las minas del Rey Salomón).
Finalmente, el primer cartoon basado en personas reales se estrenó el sábado 25 de septiembre de 1965 a las 10.30 (hora de la costa este), una franja horaria dedicada por excelencia a la programación infantil de dibujos animados. El programa fue un éxito rotundo, acaparando más del 80 por ciento del encendido –encendido que, a su vez, prácticamente quintuplicó el de los sábados anteriores–. Para Jeff Lenburg, autor de The Encyclopedia of Animated Cartoons, “parte del éxito se debió al inteligente uso de la tanda comercial, que incluía pequeñas viñetas humorísticas entre los anuncios, como aquella en la Ringo compraba un diario en la calle, era atropellado por un auto y sólo atinaba a quejarse diciendo: ¡No hay una sola palabra aquí (por el periódico) sobre mi accidente!”.
Anochecer de un día agitado
El suceso de esta primera temporada (26 episodios estrenados hasta el 19 de marzo de 1966), sumado al aluvión de merchandising que produjo el dibujo animado, inspiró la producción de cuatro especiales de una hora, pensados por Brodax para difundir en pleno prime time, o sea el competitivísimo horario de las 20 liderado por Ed Sullivan. Pero un hecho imprevisible dio vuelta la tortilla y terminó enterrando a la floreciente gallina de los huevos de oro.
El 12 de enero de 1966, la propia ABC estrenó Batman, la serie protagonizada por Adam West y Burt Ward que capturó el favor de chicos y grandes con su mezcla de humor absurdo y aventuras superheroicas. La fiebre que desató el encapotado fue extremadamente bien capitalizada por los estudios Hanna & Barbera (los mismos de Los Picapiedras y Los Supersónicos), que desarrollaron toda una línea de superhéroes animados para las mañanas de los sábados. Frente a Los Beatles, CBS programó el invencible combo de El Fantasma del Espacio (actual entrevistador en Cartoon Network), Frankenstein Jr. y Los Imposibles (Multihombre, Fluidhombre y Cangurhombre, que en sus identidades secretas eran... ¡¡¡músicos de rock!!!).
Las aventuras estelares del Fantasma del Espacio atrajeron a un 20 por ciento más de espectadores que los hit singles de Liverpool, razón por la cual los anunciantes se mudaron en masa y ABC redujo el presupuesto otorgado al dibujo animado, aunque las repeticiones de The Beatles se ubicaban en un digno segundo puesto del rating. Por el recorte, la segunda temporada contó sólo con siete nuevos episodios, estrenados entre el 10 deseptiembre y el 22 de octubre de 1966. Ni aun el cambio de apertura, que mostraba al cuarteto en plan jamesbondiano mientras sonaba “Help!” (leitmotiv de una de las películas más vistas de 1965), pudo contener la debacle.
Dando luz verde a seis capítulos que habían quedado en etapa de preproducción, ABC apostó sus últimas fichas a una nueva presentación, que mostraba a Los Beatles de carne y hueso transformándose en sus pares animados mientras tocaban “And Your Bird Can Sing”. No hubo caso, luego de esta fugaz tercera temporada (estrenada entre el 16 de septiembre y el 21 de octubre de 1967), la serie fue cancelada. Con los cuatro especiales abortados a mitad de camino, Brodax enlazó a la King Features Production con Universal y Apple Films. Subordinando a los profesionales de TVC bajo la batuta del director George Dunning, el hombre acostumbrado a no perder nunca produjo el desembarco cinematográfico de su psicodélico proyecto animado: Yellow Submarine.
Aprovechando el éxito del largometraje, a mediados de 1968 ABC reprogramó la serie los mediodías del sábado, en un intento de recomposición que no prosperó. A fin de año, The Beatles se mudó a la mañana de los domingos, espacio que mantuvo hasta su última emisión, el 21 de octubre de 1969.
Déjalo ser
Desde el final, la serie de dibujos animados de Los Beatles pasó a ser objeto de culto para los fanáticos de todo el mundo y nuevas generaciones cayeron rendidas ante su encanto naïf gracias a las señales norteamericanas de MTV y Disney Channel, que la emitieron en los ‘80 y ‘90 respectivamente. A pesar de que existen un par de ediciones comerciales legales del programa, su mala calidad de reproducción y las insalvables diferencias que separaban a los distintos dueños sobre el destino de los cortos, terminaron por convertir esta obra en uno de los objetos más pirateados en las convenciones y la autopista informática.
Hasta ahora. Si todo va bien, Apple y EMI (cuyo DVD documental The Beatles First U.S. Visit acaba de salir al mercado) solucionarían el problema editando una caja con todo el material animado de Los Beatles. Otra empresa que estaría más que interesada en el tema es Koch Vision, responsable de la edición en DVD de los clásicos dibujos animados de la King Features (Krazy Kat Kartoon Kollection y Popeye: 75th. Anniversary Collector’s Edition han gozado de una gran aceptación), por lo cual la comunidad beatle se encuentra bastante alborotada. Al final de todo, George Harrison tenía razón: “Esos dibujos eran tan malos y tontos -sentenció en 1999– que te terminaban gustando”.