Domingo, 13 de febrero de 2005 | Hoy
UN ACTOR ELIGE SU PELíCULA FAVORITA: RODRIGO DE LA SERNA Y EL DEPENDIENTE DE FAVIO
Producida por Leopoldo Torre Nilsson, El dependiente se estrenó el 1º de enero de 1969. Con guión de Jorge Zuhair Jury y Roberto Irigoyen (basada en un cuento del primero), cuenta la historia de Fernández y una vida como dependiente: primero de su patrón, el dueño de una ferretería de un pequeño pueblo que lo nombra su heredero, y más tarde de su mujer, a quien decide envenenar. Además de Graciela Borges y Walter Vidarte, lo protagonizan Fernando Iglesias, Nora Cullen y Martín Andrade. La música es de Vico Berti e incluye obras de Johann Sebastian Bach, Francisco Canaro, Juan de Dios Filiberto, interpretadas por Jacko Zeller.
Tercera película como director de Leonardo Favio, que había debutado en 1964 con Crónica de un niño solo y que en 1966 estrenó Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más..., El dependiente no tuvo éxito entre el público en su momento, pero recibió varios premios. Entre ellos, uno a la mejor actriz (para la Borges) y a la mejor actriz de reparto (Cullen) de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina; el Premio Nuevo Cine y una mención especial en el Festival de San Sebastián y el Premio a la Mejor Película Latinoamericana en el Festival Internacional de Cartagena.
Soy medio fan de Favio: estuve reviendo últimamente sus películas y me gustaron mucho, especialmente El romance del Aniceto y la Francisca y El dependiente. Me parece que Leonardo Favio es un ejemplo de identidad argentina en el cine y eso genera cierto fanatismo en mí como “poblador de estas tierras”. Favio es popular y muy sofisticado a la vez; como Atahualpa Yupanqui, que con una poesía muy sencilla habla de muchas cosas y en muchos niveles a la vez; me parece que es popular, pero de la mano de cierta profundidad.
Vi por primera vez El dependiente hace algunos años, en mi adolescencia. No estoy seguro si éste es el caso, pero varias de las películas de Favio las vi por aquella época en la casa de unos primos mayores míos; Soñar soñar, por ejemplo, la vi con ellos. Pero volví a ver El dependiente hace poco y me fascina. Me gusta cómo está filmada; las actuaciones me parecen notables, creo que Graciela Borges hace un trabajo maravilloso, y me gusta especialmente Walter Vidarte. Es un actor que yo generalmente no tengo muy en cuenta, no sé por qué; es de esos actores que quedan un poco relegados de los medios y de la memoria, y con los cuales uno se topa de vez en cuando con un trabajo maravilloso, y resulta como una sorpresa.
No es que me identifique personalmente con alguno de los roles, pero la atmósfera de esa película me afecta; me modifica cada vez que la veo. El cuentito en sí no es algo que me cale muy hondo –esa historia del cadete de un ferretero que espera que se muera su jefe después de veinticinco años, y cuando finalmente encuentra el amor, supuestamente, la historia tiene un desenlace trágico–: no, no es ese cuento en particular lo que más me engancha. Sí la atmósfera inquietante y lo que se respira en el cine de Favio –tal vez una historia que sí me llegue más sea la de Juan Moreira, por todo lo que tiene que ver con ser argentino y humilde–. Quizás El dependiente sea su película más teatral; uno está a veces tan contaminado por el cine hollywoodense –que es lo que uno más ve, y en el que uno ya sabe de antemano lo que va a pasar– y de golpe una película tan sencilla y con planos tan quietos lo sorprende y lo tiene en vilo durante una hora y media. En ese sentido es notable que sea una película teatral: es decir, con qué poquitos recursos se puede contar tan bien.
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