Domingo, 10 de junio de 2007 | Hoy
MúSICA > VETIVER Y JOSé GONZáLEZ EN BUENOS AIRES
El año pasado, Juana Molina estuvo de gira por Europa con algunos de los representantes de la nueva escena folk norteamericana. Ahora, los invitó a participar de Nuevos Aires Folk 07, el festival curado por ella que se organiza esta semana en Buenos Aires. A días de su presentación, Radar los entrevistó y la misma Juana Molina los presenta.
Por Juana Molina
La anécdota dice que Devendra Banhart se preguntaba cómo definir su música, y como es fanático del tropicalismo, le pareció que podía funcionar “naturalismo”. Pero cuando consultó a su amigo Andy Cabic de Vetiver, recibió una respuesta contundente: “No creo. No queremos ser anti-artificio ni elitistas en ningún sentido”. Así que quedó ahí. Pero si los protagonistas no pueden definirlo, habrá que hacerlo: el milenio trajo una camada internacional de músicos muy talentosos que revisitan el folk de los ‘60 y ‘70, la música popular brasileña y folklore de los Apalaches. La vuelta a la canción despojada, los instrumentos acústicos y a ciertos valores asociados al hippismo (la naturaleza como una especie de Arcadia perdida, por caso) encabezada por artistas como Banhart y Joanna Newsom, les dio pie a los rotuladores para hablar de “nuevo folk” o “freak folk”. El ciclo que marcará el debut de José González —crédito del nuevo folk sueco— y Vetiver —de la escena californiana— en Argentina se llama, precisamente, Nuevos Aires Folk 07. Y es sólo una presentación para una escena ecléctica y de apacible poder.
El factor común entre los que vamos a tocar en el festival es que todos usamos guitarras acústicas. Pero José González es un guitarrista con una polenta impresionante: ése es su fuerte. Es increíble cómo toca: realmente, no hay muchos guitarristas así. Me gustan mucho sus canciones, algunas especialmente. “Lovestain”, por ejemplo, es uno de sus mejores temas. La primera vez que lo escuché fue en Londres, hace tres años. Tenía que abrir un show para mí y, cuando lo vi, me morí. Después pensaba: “¿Yo tengo que salir a tocar después de este pibe? Nooo’”. No lo podía creer, me pareció un animal.
Aunque es hijo de argentinos, José es súper sueco. Tiene la calidez que por ahí no tienen los suecos, que seguramente la debe haber mamado en su casa, porque sus padres son mendocinos. Pero él nació en Suecia, fue al colegio allá, sus amigos son de allá, habla su idioma mejor que el castellano. Esa cosa típica de acá, como cuando decían que el guitarrista de Tears for Fears era argentino. Y el tipo no tenía nada de argentino. José tiene mucho más de argentino, habla perfecto castellano, pero te das cuenta de dónde es.
Lo que me interesa de José es cómo arma las canciones en su guitarra. Tiene un mundo ahí adentro: la percusión, la armonía y la melodía, todo resuelto en la guitarra. Es un excelente instrumentista, y aparte tiene mucho swing, mucho power. A veces lo comparan con Nick Drake, y es cierto que tiene mucho de él. Pero, a pesar de ser muy joven, se nota su propio estilo, aporta una cuota que quizá Drake no tenía. En vivo, lo mismo que en el disco, está sólo con su guitarra y su voz. Por ahí, si tuviera una banda, sería una porquería. Hay muchos artistas que me encanta cómo suenan solos, pero cuando tocan con una banda es como si su personalidad se diluyera, se desdibujara. Si le ponés una banda a Joao Gilberto, lo matás: no queda nada. Parafraseando a Mateo, José solo bien se lame. Tiene una banda entera, pero metida en su guitarra.
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