Domingo, 5 de agosto de 2007 | Hoy
PERSONAJES > SERGIO AISENSTEIN Y SU NAVE JUNGLA
Ocho años después de su cierre, el próximo sábado regresa Nave Jungla, disco emblemática del fin de los ’80 y los ’90, idea de Sergio Aisenstein. Además de ser el fundador del programa de radio El Tren Fantasma y de otro boliche mítico, el Café Einstein, Aisenstein es dueño de una historia que logra su síntesis en la legendaria disco de los enanos, donde Charly García regalaba dinero e Iggy Pop decía presente cada vez que visitaba Buenos Aires.
Por Martín Pérez
“Los enanos los soñé, por eso estaban en Nave Jungla.” Así es como Sergio Aisenstein explica la existencia de lo que terminó siendo la marca de fábrica de su legendaria disco, que funcionó durante una década en la casa de uno de sus socios, en el barrio de Palermo, pero cuando Palermo todavía era apenas un barrio antiguo más de Buenos Aires. “Scalabrini Ortiz era una avenida que parecía hecha sólo para los autos, y la plaza del Festival Buen Día era un lugar gris y olvidable, que correspondía a su nombre oficial, Conquista del Desierto.” Aquel mito que comenzó a fines de los ‘80 y sobrevivió la mayor parte de la década siguiente es el que regresa el próximo viernes, ahora en Niceto Club. “El apoyo de un lugar instalado se me hizo fundamental, porque esto es un trabajo de equipo”, explica Aisenstein; él, que fue cuasi hippie en los ‘70 publicando notas en El Expreso Imaginario y punk iniciático en los ‘80, cuando volvió deportado de Europa e ideó junto a Omar Chabán el Café Einstein, donde debutaron desde Soda Stereo hasta Sumo, la primera encarnación de ese ámbito que después fue Nave Jungla. “No es el regreso de una disco, porque Nave Jungla es un espectáculo”, aclara Sergio, todo un personaje en el que encarna esa búsqueda de la verdad detrás de los decorados de todas las décadas, un Dionisios culto que confiesa que todos sus intereses sólo encuentran un lugar en el espectáculo de la noche eterna, el único ámbito posible para quienes sueñan con abrir la puerta hacia otro lugar.
“Siempre tuve amigos con llaves para abrir mundos”, confiesa Aisenstein, que conoció a Daniel Morano en la secundaria y juntos idearon ese programa fundacional de la FM porteña bautizado como El Tren Fantasma. “Al mismo tiempo, Pistocchi inventaba El Expreso Imaginario”, precisa Sergio, casi un niño entre los creadores de la mítica revista contracultural del rock argentino. El primer ámbito creado por el joven Aisenstein, que no en vano había cubierto las paredes de su cuarto de adolescente con mapas de todo el mundo, pudo tomar forma gracias a que el padre de su compinche Daniel era el director de Radio Rivadavia. “Nos dieron el espacio menos escuchado de la radio, los domingos a la medianoche. Me acuerdo de que después de Muñoz venía un programa dedicado a los colectiveros, y entonces aparecíamos nosotros.” Con el correr de los años, El Tren Fantasma tuvo varias encarnaciones y se convirtió en un mito, y alguna vez Daniel Grinbank confesó que la Rock & Pop no hubiera existido sin él. “Daniel ponía la música y yo ideaba todo lo demás”, explica. A pesar del primer éxito del programa, con la dictadura, Aisenstein cuenta que ya no se pudo vivir en Buenos Aires (“Me acuerdo del hall de entrada de Rivadavia, con las bolsas de arena como si fuese una trinchera de guerra”) y con apenas cien dólares en el bolsillo se fue a Europa. Tres años después volvió deportado de Amsterdam, y se sintió tan fuera de lugar que necesitó crear uno. “Había un bar en Amsterdam que se llamaba No Name, así que quise hacer uno igual.” Se juntó con un viejo compinche de sus épocas teatrales, Omar Chabán, y alquilaron una casa en Córdoba y Pueyrredón. Así nació el Café Einstein. “Lo decoré con todas las cosas que había en la casa de un fotógrafo del Expreso, que había desaparecido. Fue como los náufragos, que construyen su refugio con los restos del barco”, recuerda Sergio, que dice no añorar nada de esas épocas. Salvo la sensación de estar vivo. “No lo cerró la dictadura sino la democracia. Nos clausuró Tróccoli, porque ahí iban sus hijos.”
No es Aisenstein sino una de sus hijas la que recuerda a Charly García tratando de llamar la atención en Nave Jungla, haciendo su aparición una noche tirando billetes a diestra y siniestra. “Es que en Nave Jungla nadie llamaba la atención”, explica Sergio. “Estaban los enanos, estaba toda la puesta en escena, y en una de esas también estaba Iggy Pop, que cada vez que venía de incógnito a la Argentina nos venía a visitar. Así que era un baño de humildad para todos.” Con un decorado como de expresionismo alemán, Nave Jungla fue escenario para alguno de los videos de los Kuryaki, y aparece en canciones de Los Piojos y los Ratones Paranoicos, por ejemplo. “Pero era como el segundo hogar de los rockeros, nadie venía a figurar.” Premiado por su trabajo acercando el tango al rock en el programa de televisión La menesunda y flamante director de cine con la aún inédita película El hombre que baila, protagonizada por el bailarín de tango Héctor Mayoral, Aisenstein asegura que Nave Jungla vuelve porque para él es una materia pendiente. “Es un formato donde todo lo que me interesa se arma como un rompecabezas”, explica, y asegura que los enanos no van a faltar. “Porque es una cosa muy fuerte también para ellos.”
Nave Jungla se presenta este viernes en Niceto Club, Niceto Vega 5510, después de la medianoche.
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