Domingo, 29 de septiembre de 2002 | Hoy
MúSICA 2
Un músico country que nunca en su vida vio un cowboy. Un dúo melódico influenciado por un director de films pornográficos. Una banda punk que combina el uniforme de fajina, Elvis Presley y el Che Guevara. Un ex jardinero que estudió canto lírico y lidera una banda pop claustrofóbica. Directo desde las latitudes árticas, los países que ya nos dieron a ABBA, Björk y Hanoi Rocks, siguen pariendo bandas y solistas que hacen lo mismo que muchos otros en distintas partes del mundo, pero generalmente mejor.
Por Mariana Enriquez
Leaves (Islandia)
En Escandinavia, el death metal y el black metal (los subgéneros más
extremos del heavy metal) fueron furor entre los adolescentes. Entre esos jóvenes
que solían gruñir ataviados de negro estaba Arnar Gudjonsson,
el cantante de Leaves. El dato es anecdótico, porque ahora Arnar, ex
jardinero, gusta del nuevo pop británico (Doves, Coldplay) y, como estudió
canto lírico, es capaz de proezas vocales que hacen pasar vergüenza
a la mayoría de sus contemporáneos. Junto al bajista Hallur Hallson
y el guitarrista Arnar Olaffson, juegan en un equipo de fútbol de tercera
división. Están a punto de mudarse a Gran Bretaña porque
lo máximo que se puede vender en Islandia son 2000 copias, y con
eso allá no se puede comprar ni cerveza. Dijo New Musical Express:
Suenan tan claustrofóbicos, hermosos y míticos como el paisaje
de su tierra natal. Los críticos están en lo cierto.
Disco recomendado: Breathe (2002)
The International Noise
Conspiracy (Suecia)
Prometen ser la próxima banda punk que trascienda el norte de Europa,
después de The Hives. De hecho, grabaron para el mismo sello, Burning
Heart. Pero si The Hives quiereentretener, T.I.N.C. quiere agitar. Musicalmente,
son un híbrido que recuerda tanto a Television como a The Who y los Stooges.
Pero las banderas son cosa seria. Dicen que el mejor uniforme para un rocker
es una combinación de Elvis y el Che Guevara y se llenan
la boca hablando de Guy Debord. Buscamos conflicto. No queremos ser líderes
ni voceros de la revolución, no somos dogmáticos. No tenemos respuestas.
Queremos hacer una banda de sonido para la guerra contra el capitalismo que
se está librando en la calle. Nos influencian los sonidos de las calles
de Seattle, Praga y Génova. En este contexto, nuestro disco es poco importante
y descartable, pero va a durar más que la Organización Internacional
del Comercio. Es solamente un disco. No va a cambiar el mundo. Pero es otro
producto de una lucha que, al final, lo hará. Como toda banda política,
tienen influencias de sus obvios antecedentes (Manic Street Preachers, The Clash,
Crass) y militan apasionadamente: el año pasado hicieron una gira ilegal
por China, con quince shows clandestinos en el país (no aprueban a las
autoridades chinas ni la revolución cultural) y el tour fue una actividad
conmemorativa del aniversario de la masacre de la plaza Tiananmen. Lanzaron
su primer disco el mismo día que la reunión del G7 en Suecia en
1999. A los críticos que señalan que venden la imagen de la rebelión
haciendo canciones tontas sobre la revolución les contestan: La
banda no puede ser encasillada en ninguno de esos géneros que hacen que
la música de hoy sea tan estéril y fácil de definir, y
por lo tanto, inocua. Esta banda no pertenece a ninguna escena. Está
tan cómoda, o incómoda, en una casa ocupada como en MTV.
Disco recomendado: A New Morning Changing Weather (2002)
Röyksoop (Noruega)
Svein Berge y Torbjörn Brundtland forman un dúo nativo de la capital
noruega del heavy metal, Tromso, ciudad donde nunca sale el sol en invierno.
Huyendo de tan cruel clima, hoy están instalados en Bergen, donde tan
sólo llueve 240 de los 365 días del año. Cultores del chill-out
(esa rama de la música electrónica apta para la relajación)
hicieron algo similar a The Avalanches: sorprender a todo el mundo con mezclas
originales y tan heterogéneas como sus influencias (el dúo nombra
tanto a Eric Satie como al director de films pornográficos Francis Lai).
Combinaciones de funk, soul electrónico y raptos de ritmos bailables
junto a algunas composiciones casi folk a las que le presta la voz Erland Oye
(cantante de otro dúo noruego de Bergen, Kings of Convenience), logran
un disco melódico pero para nada empalagoso, accesible pero sin condescendencias.
Rareza obligatoria: Röyksoop es el nombre de un hongo, en noruego.
No me canso de hablar de Noruega, dice Bruntland, pero es
extraño que alguna gente nos haga preguntas que deberían responder
sociólogos. No sabemos qué es lo que tiene el norte: somos gente
sencilla.
Disco recomendado: Melody AM (2002)
St. Thomas
¿Alt.country noruego? Cómo no. Interpretado, además, por
un ex cartero: Thomas Hansen, 26 años, autocanonizado para su otro yo
musical. El tremendo desvarío global de un nativo de Oslo metiéndose
con el country ha ocasionado desvaríos de los críticos que, en
busca de alguna explicación, balbucearon: Los paisajes desérticos
y la oscuridad de su país infectan su sonido melancólico y nostálgico,
de la misma manera que las planicies norteamericanas afectaron a las musas de
Lambchop y Granddady. Como sea, Thomas empezó a escuchar country
muy joven, y cuando editó su segundo EP, The Cornerman, salió
de gira con una banda itinerante que podía tener dos o diez músicos,
según su humor. Después de la gira lanzó Im Coming
Home, un disco que llegó al Top Ten en Noruega y se editó en Estados
Unidos. Recién entonces dejó su trabajo como cartero. Claro está,
grabará el próximo disco en Nashville. Im Coming Home es
casi un homenaje a Harvest de Neil Young (sin tanta orquestación), con
las guitarras acústicas, banjos y armónicas de rigor, y algo de
psicodelia filtrada en los temas más pop. Thomas no es tonto, sabe que
músico country noruego es por lo menos improbable, y en The Cool
Song su respetuoso falsete canta con ironía: Nunca antes
había visto un cowboy.
Disco recomendado: Im Coming Home (2002)
The Soundtrack of Our
Lives (Suecia)
Hubo un momento, entre fines de los 60 y principios de los 70, en que la psicodelia
y el hard rock hicieron simbiosis. Ahí están parados estos suecos,
que en un mundo ideal debieron ser parte de la banda de sonido de Almost Famous.
Liderados por el gigantesco Ebbot Lundberg, un cantante que evita tirarse del
escenario para no matar fans, se formaron en 1995 con la intención de
revisitar aquella época pero no sólo como homenaje retro, sino
como continuidad. Anteriormente, Lundberg había sido parte de bandas
que homenajeaban a Captain Beefheart y Love. Parece que el ayer es el futuro,
y así el quinteto recuerda a MC5, los Rolling Stones en la era Altamont,
escriben canciones bien Beatles como Broken Imaginary Time, conciben
melodías bellísimas pero también riffs dignos de AC/DC
y lucen pelo largo y largas barbas. Soundtrack of our Lives está decidida
a convertirse en la mejor banda en vivo del mundo en vivo y salvar al
rock de tanta mierda. Declaración poco refinada, pero clara en
su principismo.
Disco recomendado: Behind The Music (2002)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.