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Domingo, 20 de abril de 2008

RESCATES > LA PELíCULA DE POWELL & PRESSBURGER QUE CHURCHILL QUISO PROHIBIR

Cuestión de honor

Michael Powell y Emeric Pressburger filmaron juntos películas buenas, grandes y excepcionales (Las zapatillas rojas, Narciso negro, Los cuentos de Hoffman). Entre ellas, una que se convirtió en asunto de Estado inglés durante plena Segunda Guerra por su personaje protagónico: un coronel inglés capaz de entablar amistad íntima con uno alemán. Esta semana, The Life and Death of Colonel Blimp podrá verse por primera vez en su versión completa.

 Por Mariano Kairuz

Película tanto menos vista que mentada a lo largo de las décadas por haber perturbado a Winston Churchill, The Life and Death of Colonel Blimp se originó de una manera tal que solo podía ser una provocación para el establishment británico: con la adaptación de una historieta, de una tira cómica, de una serie de caricaturas. Tal fue la fuente para el retrato del veterano del ejército británico Clive Wynne-Candy, en plena Segunda Guerra. The Life and Death fue estrenada en 1943, y sus directores Michael Powell y Emeric Pressburger (que a lo largo de más de cuarenta años de amistad y sociedad creativa realizaron grandes películas como Narciso negro, Las zapatillas rojas y Los cuentos de Hoffman) sabían que estaban tratando con artillería pesada. La historieta de David Low, un autor de parodias políticas que llevaba largo tiempo publicando a su Colonel Blimp en el Evening Standard, tenía una mirada paródica sobre los sectores más conservadores de la sociedad y sobre las instituciones en general; un espíritu de esos que las autoridades nacionales miraban con desconfianza en épocas críticas como las que estaba atravesando el país. Low definía a su caricaturesco personaje como “un símbolo de la estupidez, teniendo en cuenta que la gente estúpida es bastante simpática”. Powell y Pressburger escribieron un guión que narraba cuarenta años en la vida de este personaje, desde la guerra de los Boers hasta la segunda contienda mundial; y su amistad con un militar alemán, el teniente Theodore Kretschmar-Schuldorff (el actor Anton Walbrook), disidente ante la avanzada del nazismo. La sola idea de construair a un germano capaz de despertar una enorme simpatía en el público, justo en ese momento en que todavía se creía que los nazis podían ganar la guerra, constituía toda una afrenta.

El largo lapso en el que transcurre –en una estructura cronológica desordenada, mediante flashbacks– le permite narrar también el paso de una juventud de pura energía a una vejez no senil pero sí con inequívocos signos de degradación. Y es de eso que trata principalmente la película: de un hombre que se atiene a un rígido pero viejo código de honor, empecinado en mantener los buenos, muy british modales hasta en la guerra, y convencido de que hasta en el fragor de la batalla es necesario respetar la puntualidad con que se ejecuta un ataque sobre el enemigo. Esa misma corrección moral es la que se pone en juego –“algo más de sentido común y malos modales hubieran ahorrado tiempo y vidas humanas”, le espetan–; y la Segunda Guerra termina por decretar el final de toda inocencia para Europa.

The Life and Death of Colonel Blimp no es el film de propaganda patriótica al que Churchill hubiera querido que todos los cineastas se consagraran en aquellos años, y si no lo prohibió fue sencillamente porque no pudo. Lo que sí intentó fue sabotearlo por todos los medios que tuvo a su alcance: primero no permitió licenciar a Laurence Olivier –el primer actor en quien pensaron, antes de acudir a Roger Livesey– que estaba prestando servicio en el ejército; después no les cedió el uso de elementos y locaciones militares; y eventualmente intentó que la Rank, la compañía que producía el film, no lo mostrara fuera del país, y hasta intentó negarles el permiso de exportación necesario para hacerlo. Nada detuvo a P&P, quienes finalmente, según opinan muchos críticos, salieron ganando con Livesey –bajo la opinión de que Olivier lo hubiera caricaturizado demasiado– y que “tomaron prestados” todos los equipos que necesitaron para el rodaje. Pero la película llegó a EE.UU. tarde y recortadísima –y reeditada y reordenada linealmente–, que es como se la vio hasta su rescate en los años ’80. Hoy se la puede apreciar tal como la concibieron sus creadores, con sus 163 minutos completos y esa acidez imparable, que la ubica en un terreno tembloroso, como la obra de dos artistas que no se oponían al “esfuerzo de guerra” pero tampoco estaban dispuestos a abroquelarse sin más detrás del jefe. Dos tipos interesados antes que nada en retratar el absurdo de lo que se estaba viviendo. Y, con humor, con gracia, sin pretensiones de grandeza, hablar de la condición humana.

THE LIFE AND DEATH OF COLONEL BLIMP SE PROYECTARA HOY Y EL PROXIMO SABADO 26 A LAS 14, EN EL MALBA, AV. FIGUEROA ALCORTA 3415. EL RESTO DE LA PROGRAMACION DEL CICLO POWELL & PRESSBURGER:

HOY
14.00 The Life and Death of Colonel Blimp
17.45 Escalera al cielo

JUEVES 24
16.00 Cinco hombres
18.00 Perdido, un avion
23.55 Peeping Tom

VIERNES 25
15.30 Emboscada en la noche
17.30 La batalla del Rio de la Plata
22.00 Escalera al cielo
23.55 Peeping Tom

SABADO 26
14.00 The Life and Death of Colonel Blimp
18.00 Su peor enemigo
20.00 Las zapatillas rojas
22.30 Los cuentos de Hoffmann

DOMINGO 27
14.00 Las zapatillas rojas
18.10 I Know Where I’m Going!
20.00 Narciso negro
22.00 Escalera al cielo

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¡EN GUARDIA!: TRAS INSULTAR AL EJERCITO IMPERIAL PRUSIANO, EL GENERAL CLIVE CANDY, ALIAS BLIMP (ROGER LIVESEY) DEBE BATIRSE A DUELO CON EL TENIENTE THEODORE KRETSCHMAR-SCHULDORFF (ANTON WALBROOK). A PARTIR DE ESTE EPISODIO, AMBOS MILITARES SE HARAN GRANDES AMIGOS.
 
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