Domingo, 1 de febrero de 2009 | Hoy
MUSICA > LO NUEVO DE EMISOR
Cuando despuntó el siglo, Leonardo Ramella, bajo el nombre de Emisor, se puso a la vanguardia de la música electrónica local editando grabaciones en CDR, es decir, en CD grabables: un formato considerado ilegítimo. Entre 2001 y 2004, él mismo hacía las copias y las distribuía. Después, aquellas grabaciones fueron editadas por prestigiosos sellos de música electrónica. Y ahora se reedita una selección de temas en un trabajo llamado CDRecordable, su música se edita en Estados Unidos y Europa, y todo parece indicar que esto recién empieza.
Por Santiago Rial Ungaro
Comparándolo con la gráfica de sus discos anteriores, el último disco de Emisor, CDRecordable, pasa estéticamente inadvertido. Quizás hasta haya algún distraído que piense en grabarlo. Y es que CDRecordable parece en efecto un disco CDR virgen recién comprado. Pero no: basta poner play para entender por qué estas músicas que Leo Ramella editó en distintos CDR entre el 2001 y el 2004 lo convirtieron en una figura emblemática de la música electrónica a nivel local y global.
Y es que, a pesar de haber sido originalmente editados en un formato poco considerado (no olvidemos que ni ahora ni por entonces ningún disco que salga comentado en la prensa está editado en CDR) y de cultivar un estilo de música de “vanguardia”, la hermosura de estos raros objetos musicales nuevos no pasó inadvertida: la economía de la belleza es, por definición, siempre escasa. Estos discos pasaron de ser editados en CDR en pequeñas tiradas de 200 o 300 unidades armados a mano, a ser editados por prestigiosos sellos de música electrónica como Mutek.Bip Hop, Deluxe, Partysan, Worm, Mil Records, Zona de Obras y el legendario y desaparecido Mille Plateaux.
Claro que la demanda de CDR iba agotando a su creador: “Me pedían copias y yo copiaba a la velocidad más baja posible para que los pudiera leer cualquier máquina, pero después capaz que había algún equipo que no lo leía...” Mientras dice esto, su equipo musical se tilda como si estuviera comunicado telepáticamente a su dueño, poniendo en evidencia que el disco que está sonando es también un CDR grabado con unos MP3 de los cientos que escucha incansablemente Ramella. Pero a las increíbles músicas de Leo se le sumaron los también fantásticos diseños gráficos de Wala. Así, en base a diseño en imagen y sonido, aquellos CDR se convirtieron en “objetos de arte”, en un ejemplo de cómo la artesanía en este nuevo siglo se puede diseñar digitalmente y facturar manualmente (las copias llegaron a incluir desde impresiones ink jet para las tapas hasta sellos de goma y cuadraditos pintados con fibra sobre los CD).
Grabaciones piratas
“Era el momento en que los CDR empezaron a usarse: la primera máquina grabadora de CDR que me compré era una máquina externa. Como la industria no me incorporaba dentro de sus posibilidades, lo que hice finalmente fue adquirir un bloque de la industria y ponerme a hacerlo yo mismo.” Otro pequeño detalle: el software, los programas que usó Leonardo Ramella para componer estas músicas, los consiguió “pirateándolos”, bajados de la web.
Volviendo a CDRecordable, fue pensado como un disco nuevo: “Pensé en generar una nueva situación. No es un show, ni lo pensé como un disco con los momentos más destacados de mi música, sino que elegí los temas que mejor quedaban entre sí, y generé con ellos un nuevo clima”. Compilados en tres años de entre setenta temas, los veinte elegidos fueron masterizados por Eduardo Bergallo con tecnología analógica, logrando un sonido que muestra a este artesano digital nutriéndose de lo mejor de ambos mundos: “Es como que en lo analógico los dorados se vuelven medio sepia, hay como una especie de retro-futurismo, porque lo analógico remite al recuerdo, aunque mi música, mi estilo siempre estuvo relacionado con el sci-fi, y cerraba con la idea del recuerdo y de que no sonara igual.” Eso para quienes ya conocen sus discos. Para quienes no conocen a Emisor ésta es una excelente introducción a la materia. Su música sigue sonando nueva:
“Y sí, no es que todo el mundo le cazó la onda y esto quedó en el pasado. Aún se está investigando qué es lo que hago, yo me doy cuenta de eso”. Y lo cierto es que la utopía de usar la electrónica como forma de expandir las posibilidades compositivas desde lo digital alcanza con Emisor un paradigma, ya sea porque la mayoría de los músicos están volcados hacia el pop o hacia la música funcional de las pistas de baile.
Y sin embargo, para Leo (que ya aliviado de tener que pasarse las horas copiando CDR mantuvo el ritmo de producción editando desde el 2004 hasta ahora cuatro discos más para el sello Casa del Puente), hoy por hoy, la música electrónica “está out”. “En este fin de década, la tecnología está out. Y las bandas que no lograron entender la tecnología, que no lograron sacarle belleza a eso, todos los advenedizos, toda la gente que se acercó a la electrónica porque en su momento estaba in, se van retirando. Porque claro, era el 2000 y había que hacer algo nuevo, y en general la gente piensa que lo nuevo es lo tecnológico. Capusotto tiene un personaje, Gary Palermo, que dice algo genial sobre eso: ‘Aceptando todo lo nuevo por ser new y rechazando todo lo viejo por ser old’.”
Inteligencia artificial
A menudo, debido a su originalidad, la música de Emisor ha sido calificada como IDM (“Inteligent Digital Music”), algo que a Leo no le convence. “Yo creo que es una definición poco feliz, que sólo busca poder vender algo. La tecnología siempre se asocia a algo frío y pensante. Sinceramente siento que tengo poco que ver con eso. Yo nunca podría ser piloto de un avión: no es que todas las máquinas me sientan bien. La verdad es que no me las banco. En general la tecnología está ligada a malos pasos de la humanidad. Pero por otro lado yo sé que soy un exponente de la tecnología. Sólo que tengo parte de ese veneno en mí como antídoto. Estamos con la tecnología. Si me tengo que subir a un avión para ir a tocar me subo a un avión. Yo no puedo hacer nada con todo eso, salvo hacer música. Y por otro lado yo puedo hacer música gracias a la tecnología.”
Al momento de iniciar este proyecto individual bajo el nombre de Emisor, Leo Ramella ya había tocado en muchas bandas, la última de las cuales había sido Los Resonantes, en donde tocaba Flavio Etchetto (hoy junto a Gustavo Cerati) y con el ahora artista plástico Wala. Y si por entonces Leo (inicialmente baterista en los primeros ‘80) empezó a volcarse cada vez más a usar la computadora como un instrumento musical, en Emisor la computadora tomó otro sentido que se puede escuchar claramente en este disco: “Con Emisor empezó un crecimiento interior mío, que tuvo que ver con encontrar una estética, un estilo, un lenguaje propio”.
Leo señala que si uno escucha Eventualidad (2001), se va a encontrar con que hay muchas influencias del jazz. Y que, a su vez, en Contumaz (2002), que tiene sampleos de guitarras de Yupanqui y percusiones de Domingo Cura hay cadencias y aires folklóricas. Pero si en Local encontramos elementos de rock, ya en La noche del mundo, y más aún en sus siguientes discos, editados por Casa del Puente, ya todos los elementos aparecen fusionados en algo nuevo. Una música en la que todos los sonidos (bases rítmicas, orquestaciones, teclados, texturas, ambientes) mediante la premisa de Ramella de “excitar el software”, se tornan “espectrales”. Claro que no hay nada que temer: estas orquestas de espectros, obedientes a su también espectral director musical, nos ofrecen una música giratoria, mágica y misteriosa, a veces bailable, a veces melancólica, a veces ambiental, a veces subterránea y otras astral. “Creo que todos mis proyectos se fueron alejando cada vez más de las fuentes y de las influencias. Si analizamos mi discoteca, lo que abundan son discos de jazz... No sé qué relación tiene eso con la electrónica. Por eso digo que lo mío es la música, no la apología de la electrónica. A mí la realidad me hace pomada, y creo que la música es la que nos permite acceder a algo espiritual. Yo vivo la música como algo fantástico.”
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