COMIC
Guerra a la guerra
Antigubernamental, cínica y malhablada, Get your War On es la historieta online del momento en los Estados Unidos. Su autor –un neoyorquino sin trabajo llamado David Rees– la estrenó hace apenas un año y hoy ya es el disidente más aplaudido de EE.UU.: más de 25 millones de visitantes se deleitaron con esos oficinistas histéricos que se mofan sin piedad de los desplantes belicistas de Bush Jr., Kissinger, la bancarrota de Enron y las ayudas “humanitarias” del Tío Sam.
Por Martín Pérez
A las dos de la mañana y con un par de whiskies encima. Así es como David Rees confiesa haber escrito las primeras tiras de Get your War On, el humilde comic online con el que intentó ahuyentar la bronca y los temores que le generaba el comienzo de los bombardeos norteamericanos sobre Afganistán. Aquella primera página de ocho tiras comenzaba con un diálogo telefónico entre dos anónimos oficinistas. “Oh, sí. La operación Libertad Permanente está en marcha”, decía el primero, aludiendo al nombre oficial de la campaña en Afganistán: Enduring Freedom. “Oh, sí. La operación Nuestra Libertad Permanente está marchando de puta madre”, le respondía su interlocutor. “¡¡Sí, la operación Nuestra Libertad Permanente de Bombardearte Hasta Hacerte Mierda está en marcha!!”, se entusiasmaba entonces el que había hablado primero en el último cuadrito. Y eso era todo. O eso, más bien, recién empezaba. Porque, diálogo tras diálogo, los histéricos oficinistas de Rees no hacían más que recorrer y dinamitar todos los tópicos de una guerra demasiado oficial, haciendo gala de un cinismo entusiasta y enfermizo.
“Oh, mi Dios, esta guerra contra el terrorismo va a ser genial. No puedo esperar hasta que termine y ya no haya más terrorismo”, se puede leer en otra de las tiras. “Ya lo sé. Acordate cuando teníamos un problema con las drogas: les declaramos la Guerra a las Drogas y ahora ya no podemos comprar más. Va a ser igual”, es la nada inocente respuesta. “¿Sabés qué es lo que me encanta?”, anuncia uno de los oficinistas al teléfono en otra ocasión. “Me encanta cómo estamos tirando desde el aire paquetes con comida en un país que es todo un campo minado. Eso sí que es bueno.” “Bueno, eso transforma el esfuerzo humanitario en un juego llamado ‘Veamos si te queda algún maldito brazo sano para comer la comida que te mandamos después de pisar una mina tratando de alcanzarla’”, es la feroz respuesta. “La madrugada en que empecé con Get your War On había entrado a la página de Internet de mi primer comic con la idea de actualizarla”, explica Rees a Radar por e-mail. “Pero me pareció que no tenía sentido hacer las cosas que hacía todos los días, y me puse a pensar en hacer una historieta que hablara de lo que estaba pasando. Cuando terminé las tiras, las puse en un apartado de mi página y envié la dirección por mail a una decena de amigos para que le diesen una mirada. Jamás imaginé que la cosa fuera a ir mucho más allá.” Dos semanas más tarde, el site había recibido cinco millones de visitas y se había transformado en uno de los destinos más populares de Internet. “Un amigo me mostró un gráfico y me dijo: ‘Tu página recibe más visitas que la de Citibank’. Creo que recién ahí tomé conciencia de lo que estaba sucediendo.”
Casi un año y medio más tarde, Get your War On ya lleva diecisiete entregas, y por su página han pasado 25 millones de visitantes. “Creo que gran parte del éxito de la tira es el anonimato que le dio el hecho de que está dibujada con imágenes que se pueden conseguir en cualquier lado”, calcula Rees, muy sorprendido por las poquísimas críticas que recibió por e-mail. “Alguno que otro me mandó una carta que decía algo así como: ‘Te odio, y me gustaría que hubieras estado en las Torres el 11 de septiembre’. Pero por lo general he recibido más mails de apoyo que de odio”, explica el historietista, cuyo comic fue recibido como una respuesta directa al “fin de la ironía” proclamado por la revista Vanity Fair luego de aquel primer atentado firmado por Osama bin Laden. “Mis mayores héroes de la cultura pop siempre han sido los humoristas Lenny Bruce y Richard Pryor, y me enorgullece que mi tira pueda ser pensada como una respuesta, dentro de ese género, a una actitud tan snob y antidemocrática como la de todos esos editores”, explicó Rees, que asegura que sólo se ha sentado a escribir sus tiras en un estado de angustia similar al que le generó la primera página. Algo que parece no muy difícil de alcanzar, teniendo en cuenta el estado de la política norteamericana. Por las páginas de Get your War On han desfilado temas como Enron, la política exterior norteamericana de la década del ochenta y, por supuesto, todas las decisiones y comentarios del inefable George Bush Jr. “Cuando ya pensaba que no tenía sentido seguir haciendo el comic, me enteré de la designación de Henry Kissinger para investigar lo sucedido el 11 de septiembre. Ahí me senté y me salió toda una página dedicada a él”, se entusiasma Rees, cuyos personajes opinan que es bueno que el gobierno le haya dado a Kissinger un trabajo dentro de los Estados Unidos, porque si viajara al exterior sería detenido como “el maldito criminal de guerra que es”. “¡Mamá! ¿Quién es ese viejo con un traje horrible que está de pie en el estrado al lado del presidente Bush?”, pregunta un niño frente al televisor. “¿Y por qué hay toda una pila de calaveras y cadáveres a su alrededor?”
Mi nueva técnica de lucha es imbatible es el nombre del primer comic independiente de Rees, y la razón por la que lanzó el site que terminaría siendo mucho más famoso que aquel volumen inicial. Pero lejos de considerarse un historietista, Rees –que además tiene un grupo de rock llamado Skeleton Killers– suele presentarse como un desempleado parcial. Fue justamente en uno de esos empleos temporarios donde descubrió que podía hacer historietas con dibujos que encontraba en los archivos de su computadora. A pesar de la popularidad de Get your War On, Rees no quiere hacer carrera montándose sobre el éxito y ha dicho que no a toda clase de propuestas llegadas desde todas partes, de Hollywood a MTV. Sólo consintió publicar sus tiras en un libro, y usó las ganancias para contratar a un equipo que ayuda a quitar las minas personales del territorio afgano. Las fotos del operativo pueden verse en su site. “Las iba a donar a los programas de caridad vinculados con el atentado del 11 de septiembre, pero no estaba seguro del destino del dinero”, explicó Rees, un idealista a ultranza que, ante el desastre, defiende el nihilismo. “Desde que todo comenzó, decidí hacer de esto un asunto personal. Lo hago para no volverme loco. Me ayuda a sentirme menos solo.”
Get your war on se puede leer en el site www.mnftiu.cc