Sábado, 30 de abril de 2011 | Hoy
VISITAS >LA SUPERESTRELLA TEEN MILEY CYRUS, PROTAGONISTA DE HANNA MONTANA, DEBUTA EN BUENOS AIRES
Por Violeta Gorodischer
Hay que reconocerlo: Disney tiene una habilidad para generar productos que se reproduzcan en múltiples direcciones. Rizomas de consumo que empiezan con programas de televisión, siguen con películas, terminan en giras mundiales y todo el merchandising. Hannah Montana, por ejemplo. Una jovencísima Miley Cyrus dio vida allá por 2006 a una adolescente con doble cara que era discreta estudiante por las tardes y estrella pop cuando se iba el sol. Un esquema argumental más que suficiente para pre-púberes hambrientos de carne joven. Al éxito de las temporadas en pantalla chica siguieron los discos y las películas y los conciertos y los DVDs de esos conciertos. Voilà: así nace un nuevo icono teen. Tal vez su mejor año fue 2009, no sólo por las repercusiones de Hannah Montana The Movie sino porque al sacar su primer EP (The Time of Our Lives, cautivó a todos con el video de la canción “Party in the USA”, donde se la ve bailar con shorcitos de jean, botas texanas y una bandera enorme de Estados Unidos por detrás. Criada en una granja de Nashville, lo más profundo del árido corazón norteamericano, Miley sabe muy bien por dónde pasa la esencia del ser estadounidense. Comprende que con un pop lavado no alcanza y por eso la castidad a lo Jonas Brothers es entendida como valor. Y reza antes de salir a escena y usa la palabra “oraciones” cada vez que se dirige a su público. Ahora, sin ir más lejos, promueve desde de su página web el “día de servicio joven” para hacer buenas acciones, como donar plata a las víctimas del tsunami de Japón. Ante todo se declara cristiana, célibe y nacionalista. Pura bondad angelical de una chica Disney que –lo sabíamos– no podía durar por siempre. Es que, al cumplir 18, Miley empezó a coquetear con el derrotero de sus antecesoras (Britney Spears, Lindsay Lohan), pero sin cruzar del todo la línea. La última edición de la revista Marie Claire salió con ella en tapa pidiendo disculpas por la filmación que todavía circula en YouTube y la muestra fumando salvia en una pipa de agua. La periodista argumenta que no es para tanto, que al fin y al cabo es una hierba legal en California y casi todos los adolescentes deben haberla probado. Pero Miley pone trompita e insiste en que fue un error, que no es un buen ejemplo para sus fans y nunca debería haberlo hecho. Papá Billy Ray Cyrus –una especie de figuretti frustrado que alguna vez quiso ser actor, tuvo un hit de rock country en los ‘80 llamado “Achy Breaky Heart” y terminó junto a ella en la serie y en la película– no puede hacer silencio. En su cuenta de Twitter, anunció: “Perdón chicos, no tenía idea. Estoy viendo esto por primera vez. Estoy muy triste, hay muchas cosas fuera de mi control”. A los pocos días ya daba una entrevista para GQ y declaraba que no se habla con su hija y que se arrepiente de haber impulsado su carrera al permitirle actuar por primera vez en Doc, el programa que él mismo protagonizaba. Lastimado por la infidelidad de su esposa con Bret Michaels, el cantante de Poison (un capítulo aparte, por supuesto), el hombre llegó a decir que su familia está bajo influencia satánica. En fin.
Disney, por su parte, mantiene la calma ante la sexualización de su princesita casta. Cuando Miley salió en una foto besándose con un productor, minimizaron los hechos como un gesto de cariño. Cuando hizo un baile del caño en los Teen Choice Awards de Los Angeles, nadie se hizo cargo de los reproches. Cuando recibió críticas por posar desnuda para la Vanity Fair, fotografiada por Annie Leibovitz, los voceros de la empresa salieron a decir que se trató de una “manipulación”, ella misma pidió disculpas (“me hicieron creer que estaba pensado de manera artística”) y hasta la fotógrafa emitió un comunicado de prensa, furiosa porque toda la puesta había sido malinterpretada.
Mientras tanto, Cyrus filma la comedia So Undercover junto a Kelly Osbourne, presenta su disco solista (Can’t Be Tamed) y se prepara para sellar con la última temporada de Hannah Montana su paso definitivo a la adultez. A días de su primera visita a Buenos Aires, el próximo 6 de mayo, entorna sus cristalinos ojos celestes y jura que se debe a sus fans. El panorama es alentador: debut en el estadio de River, 20 mil entradas vendidas en la primera semana y un Fans Club Oficial de la Argentina que la respalda en Facebook. En el muro de la red social, las fanáticas porteñas dejan párrafos que aseguran querer verla crecer, apoyar su carrera artística y “cuidar su imagen” ante todas las cosas. Miley puede respirar tranquila. De todas formas, sabe que siempre hay tiempo para pedir perdón.
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