Domingo, 22 de junio de 2014 | Hoy
PASATIEMPOS. LOS MáS LINDOS, LAS TENDENCIAS Y LOS ADIOSES DE BRASIL 2014
Por Mariana Enriquez
Otra vez el Mundial y otra vez la esforzada y gratificante tarea de ubicar a los más bellos de entre cientos de jóvenes deportistas en su plenitud física. También criticada tarea, tarea marginada y despreciada por los que Saben de Fútbol, por quienes consideran que el hombre o la mujer que disfruta del aspecto estético de los físicos no comprende el aspecto estético del juego –ni el táctico, ni el reglamentario, ni el técnico–. Mentira: se puede decir que un jugador está fuertísimo y al mismo tiempo ser hincha de fútbol. Pensar lo contrario es prejuicio, misoginia, homofobia, ustedes elijan la miseria que corresponda. Además, ¡hay que dejar vivir!
No es menor que la Copa se juegue en el país del pentacampeón, en la potencia emergente, en el destino turístico: éste es un Mundial-pasarela, un gran evento planetario que dicta modas, pases, dineros, estéticas. Este es un Mundial intenso y sorpresivo en lo futbolístico y ya desembozadamente espectacular en el aspecto del show. Hay tendencias marcadas. El pelo: o bien la cresta mohawk impuesta por Mario Balotelli o la cabeza rapada a los costados con jopo en el medio como el Kun Agüero y la casi totalidad de la selección griega, o los afros hispter lucidos por Marcelo, Fellaini –el 8 de Bélgica– o Assou Ekotto, defensor del ya eliminado conjunto de Camerún. Los botines de colores diferentes, antes marca diferencial de los jugadores estrella, ahora calzado de cualquiera. Y la guerra de las camisetas: símil rugby de Nike como la selección de Francia, clásica como la estrecha pero suelta argentina de Adidas o ceñida al cuerpo como la de Puma que usa Uruguay; tan apretada que dejó ver pezones erguidos y marcó la talla de los torsos de una forma tan renacentista que, si a un extraterrestre se le dijese que este juego niega el homoerotismo, el alien moriría de risa.
Y el que está más para darle de todos es Niko Kovac, el entrenador de Croacia, que jugó las copas 2002 y 2006 y es muy amigo de Davor Zuker, gran jugador, máximo goleador de Francia ’98, donde su equipo quedó con el tercer puesto. Niko tiene esa hermosura tensa que suelen ofrecer los Balcanes, algo entre gitano y tártaro, con los ojos rasgados y el traje que no puede ocultar un físico contundente. Este año, Niko Kovac tuvo que soportar el bombeo del árbitro japonés y también que sus jugadores, muy relajados a pesar de las tres pepas brasileñas, se bañaran desnudos bajo la lluvia en la pileta del hotel, apoyando cabezas en hombro y luciendo nalgas trabajadas, pool party que fue descubierta y difundida por los paparazzis. Ay, las concentraciones.
Niko Kovac tiene 42 años: es muy joven para entrenador pero también es una muestra de que muchas de las/los voyeuristas están inclinándose por los técnicos porque en la cancha cunde la juventud más plena y da pudor hablar de la frescura de Neymar o del efebo francés Antoine Griezmann. El mismo síntoma hace inclinar la balanza hacia Rafa Márquez (México) o Didier Drogba (Costa de Marfil), que tienen 35 y 36 años respectivamente. Es el último mundial de Drogba, posiblemente el más principesco jugador africano que haya pisado la competencia, con sus aires de rey león, sus nalgas de modelo de ropa interior –que lo es y no sólo eso: tiene su propia línea de calzones– y los pómulos que parecen diseñados en un laboratorio genético. Y “casi” porque en este Mundial queda más claro que nunca la exhibición y el precio de la piel: estos jugadores van al gimnasio más de lo necesario porque serán modelos de Dolce & Gabbana –como lo es cada año la selección italiana– y de quien lo solicite.
En general, las listas de “más lindos” de rigor que hacen la tele y los medios digitales han derrapado hacia los más aburridos lugares comunes. Insisten con Gerard Piqué, un jugador que no puede cerrar la boca. O con Van Persie, que tampoco –en ese sentido, ¿por qué no gustar de Luis Suárez?–, tampoco puede cerrar la boca y se parece a Darín. Las listas insisten, ya que estamos con La Celeste, con Diego Forlán, que cada vez parece más una flaca rubia nerviosa fumadora. Basta de mentir: el hombre más lindo de Uruguay y uno de los más lindos del fútbol actual es Edinson Cavani, el mejor cuerpo del equipo, el único que puede lucir esa camiseta pintada con justeza y el único que puede permitirse una melena noventosa no objetable. Las listas también insisten por pereza con la selección italiana, que este año está en la lona –ni siquiera se salva el publicitado Claudio Marchisio–: el seleccionado de bellos es Francia, que tiene al fabuloso Olivier Giroud, a Paul Progba, 21 años, 1,91, Juventus, el más lindo de los hijos inmigrantes que pueblan los seleccionados europeos (sus padres son de Guinea) y a Mathieu Debuchy, el defensor de 28 años que juega en Newcastle. Más allá de Francia, los muy hermosos están dispersos pero destacan y cómo: Mats Hummels, el 5 de Alemania, parece el hijo de Johnny Depp y Brandon Boyd, el cantante de Incubus; Thomas Vermaelen, defensor belga que estuvo en el banco, se parece al joven Jude Law pero tiene un toque de exotismo en la boca ancha y los labios carnosos; Daley Blind, de Holanda, es la definición del rubio magnífico.
Mención aparte a la tremenda sobrevaloración de Cristiano Ronaldo: sí, su físico es exquisito pero, bien mirados, el 80 por ciento de los jugadores de esta copa están a esa altura. Todos los jugadores de Camerún tienen mejor cuerpo que Cristiano Ronaldo. Y su expresión es insoportable. Y su perpetuo fastidio es pueril. Y sencillamente elegirlo es mirar mal, si en la misma competencia está Georgios Samaras, el griego con los labios de Angelina Jolie, o el ghanés Michael Essien de rostro perfecto y cuerpo indefinible, o incluso el modesto Asmir Begovic, arquero de Bosnia-Herzegovina, que por su apostura podría ser un protagonista de comedias románticas.
Un minuto de silencio para los ausentes: Radamel Falcao, que hubiese sido top 5 y el maravilloso Roque Santa Cruz, elegido el más lindo del Mundial 2006 con toda justicia y que no pudo sacar a Paraguay de la durísima eliminatoria. Roque ya no tendrá otro Mundial. Esta cronista voyeur probablemente tampoco: en 2018, la diferencia de edad se tornará abismo. Un esfuerzo conjunto: afilemos la puntería con los técnicos. Joachim Low y Juergen Klinsmann (los dos alemanes, uno entrenador de su selección, el otro de Estados Unidos) son guapos, aunque un poco anacrónicos en el look, como suele suceder con los germanos. Pero si el hombre más lindo del Mundial es Niko Kovac, todo es posible. Consejo: verlo mañana, a ver si pierde con México y la Federación de Fútbol croata decide cambiarlo y en cuatro años nos encontramos con otro señor sin atributos y una multitud de pendejos sacándose selfies después de los goles.
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