”Sostener una larga carrera en el mundo del arte es un reto para el ego. Laurie lo afronta diversificando; yo, en cambio, cavo cada vez más profundo”, dice Carroll Dunham, mirando a su esposa. “Cuando haces arte codo a codo con otro durante tanto tiempo, y además crías hijos, a veces sencillamente no puedes comprender cómo hiciste para no renunciar”, agrega Laurie Simmons. La pareja de artistas está sentada codo a codo frente a la larga y angosta mesa blanca que divide en dos su cocina de campo. Sobre la mesa hay varias fuentes con bananas, cebollas y tomates verdes, además de un candelabro, una cinta de medir, tres jarrones con flores recogidas en el jardín y un ejemplar del New York Times de ayer: 4 de julio de 2010.

“Siempre decimos en broma que somos soldados en perpetua avanzada a pesar del fuego cruzado”, dice Dunham, embistiendo el aire con su puño izquierdo. “Es necesario desarrollar estrategias para superar la resistencia y la negatividad. Uno tiene etapas donde no se siente motivado. Son batallas que hay que librar.”

“También nos gusta la metáfora del artista como agricultor”, dice Simmons, barriendo con la mano los pétalos celestes de la espuela de caballero desparramados sobre la mesa. “Nos levantamos temprano, trabajamos duro todo el día y cosechamos nuestros cultivos.”

“¡El soldado agricultor, el ciudadano romano!”, proclama Dunham, que claramente disfruta del curso que ha tomado la conversación. “Si es necesario, peleamos; pero en líneas generales preferimos cultivar nuestros campos.”

Es raro que marido y mujer tengan el mismo status en los matrimonios de artistas. Muchas parejas de ese tipo se rigen por el acuerdo tácito de que la carrera de uno de los dos es más importante que la del otro, Dunham se muestra enfático: “La marea alta levanta todos los barcos. ¡Fin de la discusión! Si es bueno para ella, es bueno para mí. ¡No hay competencia!”.

Simmons enarca las cejas. “¿Puedo dar una respuesta un poco más sutil?”, pregunta. “Los dos somos muy ambiciosos con nuestro trabajo. La gente ambiciosa es competitiva. Pero, aunque sienta celos de Carroll, nunca le deseo lo peor ni quiero hacerlo pedazos. Competimos entre nosotros pero no envidiamos el éxito del otro.” Dunham asiente y agrega: “Podría matarte con sutileza”.

CARROLL DUNHAM, HERS / DIRT / ONE, 2009.