> ASí ES MICROBIO, EL NUEVO DISCO DE PELIGROSOS GORRIONES
Parece un título reservado para ser un disco gorrión desde el inicio de los tiempos. Y, como no podía ser de otra manera, Microbio arranca con la guitarra relampagueante de Coda. El tema que da nombre al álbum incluye también protagónicas líneas de teclado del Cuervo y un quiebre sobre su tramo final –a partir de la palabra “sabor”– que trastoca su dirección (“El tiempo está y se detuvo/ Entiendo el espacio que crean/ Tambor, viento y velas”, arranca la letra) y nos lleva directo a una sensación ya vivida: esto, efectivamente, es Peligrosos Gorriones. Pero también otra cosa: Peligrosos Gorriones hoy. Canciones, sin duda, que se nutren de la sensibilidad que ganó Bochatón como solista (la rara y bellamente amorosa “Verónica”, por ejemplo; o la emocionante “Hueco universal”) pero que también se relacionan con la recuperación de cierto sonido gorrión que ya había mostrado Francisco en La vuelta entera, su último disco solista. Son los casos, por ejemplo, de la cortante y afilada “Esto” (que el Cuervo señala como el tema que les hizo ver que había futuro en el grupo) y de “Suena el cable” (con su letra imperativa: “¡Suena un cable/ aquella voz me habla/ embiste y suena!”), que cierra el álbum, un tema gorrión 100%. Pero también de “Penuria”, el corte de difusión con su raro atractivo, sin estribillo, y de “Marosa”, que bien podría ser la continuación, 15 años después, de “Continuo susto” de Fuga. Sin duda los dos últimos son temas claves de esa manera tan gorriona de engancharnos sin que casi nos demos cuenta. A su vez, la marchosa “Kilómetro cero” y la moderna “Puertas adentro”, que conecta con sus coterráneos platenses Virus (una influencia poco abordada antes), los muestran transitando caminos realmente inexplorados, que les quedan bien. El rubro revelación, en tanto, corre por cuenta de Coda, que con dos canciones bellísimas y de mucho estilo como “Práctica” y “Brillantes” (que cruzan el britpop más sutil con el Scott Weiland de ropaje glam), cumple el cometido de airear Microbio; darle una voz distinta que permite volver (como en su momento las composiciones de Mariano Roger dentro de Babasónicos) con más alegría a las cantadas por Bochatón. Un disco corto (apenas 30 minutos), de precisos 11 temas, que sin caer en el retro sale airoso en cuanto a no perder hilo con su personalísimo pasado alternativo y al mismo tiempo sonar actual. “Creo que son todas canciones que mantienen el espíritu y la actitud de la banda. Un disco producido por nosotros mismos y ensayado bastante, pero no tanto, que conserva ese repentismo que siempre nos gustó”, sostiene el Bocha. Y así es.
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