Domingo, 22 de enero de 2006 | Hoy
Por Miguel Rep
Que se vendan dibujos de Simulcop para mí no significa una sorpresa. Yo en los años 60 compré muchísimo Simulcop y es lo que uso a diario para mis dibujos. Mis dibujos de todos los días están sacados de Simulcop. Ya los tengo todos gastados, me envicié tanto que no puedo usar otra cosa. Carezco de inventiva, lo único que se me ocurren son guiones bastante precarios y para poder ilustrarlos lo que necesito son dibujos precarios como los de Simulcop. Ya los gasté a todos.
Ya sería hora, y este es un pedido especial que hago a la empresa que los comercializa: que saquen Simulcop con dibujos de Rafael, Berni y Klimt. Pero por favor: no caigan en la vulgaridad de hacerlos con dibujos de Matt Groening, ya bastante le afanan todos acá.
Por Martin Kovensky
Tengo un recuerdo algo borroneado del Simulcop: básicamente es el de unos cuadernos con dibujos ya hechos, más bien de orden realista, que utilizábamos en la escuela primaria allá por la década –dorada– del ‘60. No estoy seguro si eran para calcar o si al presionarlos con una birome se transferían al papel que recibía el dibujo. Como sea, así como el Letraset, son tecnologías que con el advenimiento digital fueron.
Ahora se vende bajo un halo nostálgico, y me piden que escriba sobre esto. ¿Es que no hay notas en simulcop para poder copiarlas en mi correo electrónico?
Silencio.
No hay y pienso y escribo.
Quizá lo bueno sea que son dibujos, no importa de qué manera, porque lo cierto era que esos dibujos eran la representación de la realidad que después sólo la fotografía pasó a representar mecánicamente de manera omnipresente. Y a mí todo lo que sea recuperación del dibujo me parece una excelente noticia. Porque junto al dibujo se recupera la manualidad, y con la manualidad se pone cierto –relativo– freno a la alienación cultural en curso.
Además suena simpático que el tiempo no se devore todo, o al menos como parece ser este caso, nos devuelva en un eructo sincrónico los huesitos de nuestra memoria. Es un consuelo de postre, en el banquete de la eternidad.
Por Daniel Paz
Cuando estaba en la escuela primaria había un Simulcop en mi casa. Era un Simulcop usado. No sé si lo heredé de mi hermana o de mis primos, pero estaba muy estropeado, los dibujos estaban todos rayados, y se hacía muy difícil usarlo. Por otro lado, también estaba la sugerencia de mi papá de que no lo usara. El quería que yo hiciera mis propios dibujos sin recurrir al Simulcop. Esto, sumado a mi vocación por el dibujo hizo que el Simulcop quedara ahí, sólo para mirarlo.
Desde chico, el dibujo fue mi forma de expresión más eficaz. No era muy buen estudiante, ni muy bueno en deportes, ni tenía muchos amigos. Mi fuerte era el dibujo y me la pasaba dibujando. Los próceres eran los únicos que no se podían dibujar; ahí había que usar figuritas. Me parecía algo casi deshonroso tener que usar el Simulcop.
En aquella época se usaba bastante, pero eran sus últimos tiempos. Hablo de mediados de los ‘60, una época en la que todo estaba cambiando. Y la iconografía del Simulcop tenía más que ver con los años ‘40 y ‘50, con el primer peronismo, formaba parte de una estética que empezaba a quedar obsoleta.
De todos modos, me gustaba mucho sentarme a mirar las imágenes del Simulcop, casi tanto como me gustaba mirar la enciclopedia que había en la biblioteca de casa. Esos dibujos de línea limpia me parecían bellos.
Por Jorh
El Simulcop ocupa una parte de mi corazón, como los muñequitos Jack y Titanes en el ring. Eran cosas que estaban a mi alcance. Mi mamá me compró un Simulcop cuando era chico y también una cosa de plástico para hacer círculos que todavía venden en Florida. Siempre quise el Segelín, una alambre para cortar telgopor y formar figuras, pero era caro como el Cinegraf, una para pasar cine con dibujitos, que tampoco pude tener. Pero el Simulcop era barato, estaba a nuestro alcance. Adoro el Simulcop. Lo usé un montón para dibujar próceres, animales, plantas, tantas cosas. Lo usaba en la escuela primaria pero también en los ratos libres.
La mayoría de los dibujantes empezamos copiando y el Simulcop fue lo primero que llegó a mis manos. Fue la antesala de los kalkitos, que ya eran dibujos a color, más tipo figurita. Pero el Simulcop fue lo primero.
Espero que si hacen algo nuevo no sólo estén la escarapela, la bandera y San Martín. En la sección con las profesiones estaban el bombero y el zapatero. Ahora podrían poner el piquetero y el chico del delivery.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.