Domingo, 10 de junio de 2007 | Hoy
FAN
Considerada "la madre de todas las películasevento", la elefantiásica producción de David O. Selznick (la más cara que se había hecho hasta el momento) llevó al cine la novela de Margaret Mitchell para crear la evocación más escandalosamente generosa que haya hecho Hollywood del Viejo Sur. Hasta que estalla la guerra de Secesión, el Sur es universo de caballeros elegantes, mujeres encantadoras y esclavos de dientes grandes, blancos y sonrientes. El espíritu del sur esclavista sobrevive y resiste con fuerza en los personajes de Rhett Butler (Clark Gable) y de la bella y adinerada Scarlett O'Hara (Vivien Leigh, en un papel para el que se consideró a Katharine Hepburn, Joan Crawford, Barbara Stanwyck, Paulette Goddard, entre 1400 actrices que se presentaron al casting), quien vive en una gran mansión hasta que sobreviene el desastre.
El detrás de escena de la película ha generado su propia mitología, casi tan poderosa y desproporcionada como la película misma: Selznick despidió a dos directores (Sam Wood y George Cukor), tuvo infinitas discusiones sobre la falta de carácter que él veía en Leigh para el personaje protagónico, y apuntó a por lo menos una decena de escritores (F. Scott Fitzgerald entre ellos) para trabajar en el guión, que pareció interminable, con sus diálogos modificados hasta el momento mismo del rodaje de cada escena. Pero esa producción tormentosa dio como resultado varias de las frases más citadas de la historia del cine; y esa famosa escena en la que Scarlett jura que "jamás volveré a pasar hambre", para la que Selznick obligó a reparto y equipo a filmar a las 2.30 de la madrugada; una de esas ideas de producción con las que obtuvo de todos ellos la intensidad que caracteriza a este clásico de clásicos.
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