Invisible se radicalizó en trío, así como fue en su despertar.

El trío de lo ultrasensible fue reflejo de sí.

Invitando al gran Lito Epumer en guitarra, se eternizó junto a Tanguito en “Amor de primavera”.

Nada mejor que el humor de nuestros más desafiantes maestros. Buen o mal humor, pero sin la pérdida de tiempo.

Cuando nos quedamos tocando, y nos quisimos acordar, la banda desapareció. Por eso fue posible..., nosotros ni nos dimos cuenta.

Machi es una pared dorada de bajo Fender. Una muralla espiritual que debió combinarse con las estridencias de dos demenciados.

Pomo en su plenitud, removió su pasado urgente y lo arrolló con voluntad admirable y musicalidad increíble.

En la brumosa, perseverante, hasta diría ácida eternidad, lo invisible es muy habitual. En cambio, acá la vida conmueve el frágil pasadizo de la conciencia que nos permite explorar viendo la realidad tal como es, y además, por supuesto, su antiespejo.