Ya su nombre indica la disonancia entre pez e hidrofobia.

Meteóricamente... Pero esta vez David Lebon pasó a tocar la guitarra, y lo hizo como un maestro... como siempre.

El bajo, entonces, a cargo de Guille Vadalá, quiso estar como parte de la magia que se generó entre todos, y por eso Guille está como bajista memorable de esta remembranza en imágenes.

En cuanto a Black, él fue la perfección en muchas formas diferentes. Es algo que te pasa por el alma.

Sin tener en su haber más que una separación rápida luego de dos discos, Pescado Rabioso reavivó la llama una vez más.

Bocón Frascino, gran violero y bajista, autor de “Mi espíritu se fue”, entre otras canciones bellísimas, se unió en “Me gusta ese tajo” como guitarrista estrella.

Su consistencia está plasmada, y es nuestro más grande y sencillo orgullo.

Carlos Cutaia la rompió con un Hammond original. Otro grande en su esplendor. Hubo una sesión de ensayos en la que no pudimos contar ni con David, ni con Cutaia, ni con Bocón. Así se generó, entonces, un trío: Black Amaya, Guille Vadalá, y Luis.

Fue sencillamente insólito y está entre lo mejor de todos los ensayos.

Pescado Rabioso habló de lo inmediato y también de lo eterno luego de un lapso enorme sin nada.