Miren la foto: ahí está todo. A diferencia de tanta comedia romántica que sermonea sobre “lo que ellas quieren” o si los tipos son de Marte o celebran su despedida de solteros en Hooters, When Harry Met Sally ofreció una mirada inteligente y graciosa sobre la amistad entre hombres y mujeres y cómo, tarde o temprano, mutuo o unilateral, interviene el deseo sexual. Miren la foto: acaban de tener sexo por primera vez. Fin del histeriqueo. Pero mientras ella duerme plácidamente, él se ve tenso, preocupado: “¿Qué hice?” Homenajes a Casablanca, encandilantes paseos por Central Park, y esa famosa escena en el mítico restaurante neoyorquino, el Katz’ Deli, en la que ella finge un orgasmo y la señora de al lado (Estella Reiner, la mamá de Rob) le dice al mozo: “Quiero lo mismo que ella”, dejando una cita para la posteridad. Escrita por Nora Ephron, 25 años atrás se convirtió en la gran esperanza blanca de la comedia clásica norteamericana. Y Meg Ryan en la novia de América, pero el podio le duró poco y después el botox y otras malas elecciones la perdieron para siempre, y todo pareció apenas un espejismo.